Los inicios
Hace no mucho los miércoles morelianos eran para beber, los bares se pusieron de acuerdo y todos tenían las mejores promociones: cervezas al dos por uno, botellas con descuento, rock en vivo sin costo, antros con ladys free y muchas otras ofertas tentadoras. ¿Quién iba a poder contrarrestar eso? La respuesta, por contradictoria que parezca, fue el deporte.
De pronto, muchos de esos bares y de esos antros vieron disminuir su clientela y literalmente solo la veían pasar. Las calles y avenidas de la capital michoacana comenzaron a pintarse de ciclistas; al principio eran pocos, no más de 50, pero el poder de las redes sociales y sobre todo la infalible invitación de boca en boca se desbordó y sin que nadie lo hubiera imaginado aquellos miércoles se vieron invadidos por más de 3 mil personas a bordo de sus bicis. “Esto ya es demasiado, obstaculizan el tráfico y son un dolor de cabeza”, exclamaron algunos comunicadores que al parecer no congenian con el transporte que no implica gasolina y sí una buena condición física.
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