Rogelio Laguna/Guanajuato
En el Auditorio del Estado, el cineasta Park Chan-Wook, homenajeado de la edición de este año del Festival Internacional de Cine de Guanajuato, ofreció, a manera de entrevista, una conferencia magistral en el que compartió con su público sus secretos para hacer cine y algunas experiencias que ha vivido en el séptimo arte.
A pesar de que el evento estuvo marcado por las fallas técnicas —probaron como tres micrófonos y en ninguno se escuchaba— y el “babel” de traducción que acompañó a Wook durante todo el festival, el director compartió a los asistentes algunos datos de su formación artística y su infancia.
Wook, que nació en Corea del Sur en 1963, explicó que creció en un país pobre, bajo una dictadura militar, misma que después se volcó a una fuerte aceleración económica, aunque no avanzó a la democracia. De esos años, dijo, su cine heredó la angustia y el temor hacia la violencia, pues era cosa de todos los días las manifestaciones estudiantiles, los presos y los muertos políticos, e incluso, las inmolaciones de protesta.
Recordó después que, tras su paso por la Facultad de Filosofía, y al darse cuenta de que ninguna de las clases le interesaba realmente, buscó nuevos espacios para encontrar su camino, para ello creó un cineclub. Fue en esa etapa donde conoció el trabajo de muchos directores occidentales, que se sumarían a otros autores orientales que ya lo habían marcado. Entre cineastas y literatos, Wook menciona a Dostoyevski, Sófocles, Polansky, Shakespeare, entre otros, como sus principales influencias.
Cuestionado acerca de por qué uno de los temas principales de sus filmes es la venganza, Chan-Wook expresó que este es un tópico que quiere dejar atrás, y aclaró que en ningún momento buscó justificar la violencia con el arte.
El tema final de la conferencia se centró en la película Stoker, que recientemente filmó en Estados Unidos y que está protagonizado por Nicole Kidman. “En Estados Unidos filman como locos”, bromeó; “en Corea, al cortar cada escena, los actores ven los monitores, platican y hacen correcciones, además de que hacemos la edición juntos, en Estados Unidos los actores no se acercan al monitor. Nicole Kidman no se me acercaba para nada, supongo que por lo ocupada que está”.
Acerca de su estancia en México el cineasta dijo que para él era un sueño estar en Guanajuato desde que vio la película Bring me the head of Alfredo García —en la que unos amigos juran ir a Guanajuato—. Subrayó la belleza de la ciudad, principalmente su “humanidad”. “Los coreanos están muy ocupados y siempre compitiendo, pero en Guanajuato observo que la gente tiene tiempo para sus sentimientos y todos se ven felices. Yo quiero vivir así”, finalizó.