Jonah Hill está claramente identificado con el mundo de la comedia. A su primer éxito con la farsa adolescente Súper cool (Superbad, 2007), siguieron una serie de películas intrascendentes en donde hacía gala de su evidente obesidad. Sin embargo, el actor californiano decidió no estancarse y comenzó un tratamiento para controlar su peso con la idea de obtener otro tipo de papeles. Moneyball (2011), El lobo de Wall Street (The wolf of Wall Street, 2013), No te preocupes, no irá lejos (Don’t worry, he won’t get far on foot, 2018), fueron resultado de esos esfuerzos. A la par de su carrera actoral, Hill comenzó a escribir guiones para cine y televisión, antes de convencer a la prestigiosa productora independiente A24 para financiar su primer largometraje.
En los 90 (Mid90s, 2018), escrita y dirigida por Jonah Hill, fue presentada en el Festival de Cine de Toronto y meses después en la sección Panorama de la Berlinale. Contó con una distribución limitada en los Estados Unidos cuando se estrenó en octubre del año pasado y recién ahora llega al circuito de arte nacional de la mano de la distribuidora Diamond Films.
Como indica el título, la historia se desarrolla a mediados de los años noventa en la urbe más poblada de California. Stevie es un adolescente de trece años que comparte hogar con una madre promiscua y un hermano golpeador. El tedioso ambiente familiar lo obliga a buscar cobijo con un grupo de adolescentes aficionados a las patinetas. Con ellos, Stevie (pronto rebautizado con el apodo de “Sunburn”), formará parte de la cultura alternativa de la ciudad, además de adentrarse en el mundo del hip hop, las drogas, el alcohol, el sexo y por supuesto, la camaradería que impera en el grupo.
Aunque durante su adolescencia, la cual transcurrió en un barrio de clase media alta en Los Angeles, el director fue muy aficionado a la cultura del hip hop y del skate, asegura que de ninguna manera podría considerarse que éste es un filme autobiográfico. Claramente, Hill fue influenciado por películas que retratan las pandillas adolescentes como Los amos de Dogtown (Lords of Dogtown, 2005), This is England (2006), al igual que Kids (1995), ya que incluso el propio Harmony Korine hace una breve aparición en la pantalla.
No es propiamente una comedia, aunque muchas de las conversaciones de sus protagonistas recuerdan el talento de su novel director para soltar pinceladas humorísticas. Con naturalidad los jóvenes intercambian una serie de insultos y muletillas que resultan impropios para la doble moral que exhibe el Hollywood actual. Como sea, el cineasta se cuida demasiado de no caer en excesos y eso puede obrar a favor o en contra según se vea.
Con un gran trabajo de ambientación, apoyado por un formato pequeño (16mm), así como un gran repertorio musical (sin contar que la banda sonora es de Trent Reznor), la película nos transporta fácilmente a los noventa, en una época ajena a los teléfonos celulares y al internet. Es una película que apuesta por la sencillez, sin caer en rebuscamientos innecesarios. La búsqueda de identidad de un adolescente que sufre carencias materiales y afectivas, encuentra sentido cuando se incorporan a su vida un grupo de jóvenes tan desamparados como él. Es un muy buen debut, tal vez ha llegado el momento de tomar en serio a Jonah Hill.
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