Clausuró la XVV edición del FMM un funcionario de nombre Daniel Trujillo Mesina, que dijo ir en representación de Enrique Peña Nieto. Resultó ser delegado federal de la SEP para Michoacán, e hizo bien su encomienda, porque no duró mucho sobre el escenario. Poco antes había pasado la directora del evento durante los últimos once años, Verónica Bernal Vargas, de cuyo discurso destacó el comparar la música a los colores (la palabra no, porque la palabra pasa primero por el tamiz de la razón), además de afirmar que el de Morelia es el mejor festival de concierto de México y uno de los mejores de América Latina: convertir a la capital michoacana en la Salzburgo de América, el objetivo, trazado desde el comienzo por Miguel Bernal Jiménez.
Asimismo, la directora resaltó las aportaciones de los distintos directores artísticos que ha tenido el FMM en un cuarto de siglo para dar el paso a Carlos Felipe de Habsburgo, presidente del patronato del festival, quien dio algún dato interesante, como que acudieron más de 95 mil personas a esta edición del evento, así como cerca de 800 músicos de 14 países (sólo 30 mil personas se dieron cita al concierto de campanas, en el que participaron más de 140 jóvenes, 20 edificios del Centro Histórico y 108 campanas).
No obstante, Revés también tuvo acceso a otros tantos datos igual de importantes.
1. En el concierto de inauguración a cargo de la Johann Strauss Orchestra de Viena en el Teatro Morelos, fueron más de 25 los músicos improvisados entre el público que participaron en una intervención sinfónica de tos y estornudos en D menor.
2. En el monumental concierto de campanas, al final, se soltó desde las torres de la Catedral de Morelia gran cantidad de papeles de colores. La corresponsalía de Revés pudo contar que más de 500 personas esperaban que esos papeles fueran boletos para los conciertos.
3. En el concierto de la Plaza Valladolid el sábado 16 de noviembre, más de mil personas no podían creer que el músico invitado midiera menos de un metro y 50 centímetros.
4. En el concierto del Coro de Oxford en Palacio de Gobierno, el público no sabía porqué Benjamin Britten le había dedicado un himno a Santa Cecilia, pero lo entendieron cuando salieron del recinto y vieron la Madero llena de soldados.
5. Los asistentes al concierto de H3A, la banda de jazz, supieron esa tarde que si juntas barroco y jazz, como el agua y el aceite, no se mezclan.
6. En el concierto de la Sinfónica de Puebla más de 500 personas se dieron cuenta de que dios podía equivocarse el día del juicio final; aunque las otras 300 nunca lo supieron. Sin embargo, las 800 aplaudieron una vez concluido el Requiem.
7. Los 20 invitados al CMMAS que alcanzaron boleto entendieron que la música nueva es música académica, aunque igual de incomprensible que la música contemporánea.
8. Un funcionario estatal fue visto con su esposa en el concierto del Cuarteto Latinoamericano. Pudo poner atención durante casi medio recital a pesar del frío, hasta que se aburrió y volteó a mirar el techo, el piso, a otro lado. Su marido se enojó con ella y dejó de abrazarla.
9. Más de cinco personas pensaron en ese momento, con la interpretación del Cuarteto Latinoamericano, que así como un grupo de músicos tocó cuando se hundía el Titanic, estos dos violinistas, violista y chelista podrían haber tocado en un viaje intergaláctico, justo cuando la nave espacial fuera a estrellarse.
10. La concurrencia que escuchó el concierto del Cuarteto de Jazz de Helen Sung se dio cuenta que Juan Alzate, pero sobre todo Rodrigo Nefthalí, con “Los jardines de Menara”, se llevaron la noche.
11. Tres personas disfrutaron de la música contemporánea de los Ensambles TM y Tambuco; de esas tres, dos nunca habían ido a un concierto.
12. Lo mejor del festival fue la proyección de Drácula, de Tod Browning, con ejecución musical del Cuarteto Kronos y Philip Glass, dirigidos por Michael Riesman.
13. Dos espectadores que fueron al recital de Philip Glass al día siguiente, comentaron que Drácula le chupó la energía por la noche al compositor gringo y que por eso había tocado tan mal, dejándole su sitio a la pianista Maki Namekawa, que le birló la cartera.
14. Al finalizar “¿Conoces a Wolfi?”, en la cerrada de San Agustín, más de 25 niños se fueron a su casa sin saber quién era Wolfi. Y fueron a buscarlo a la siguiente mañana.
15. El concierto del Trío de piano de Viena también fue una intervención postmoderna: uno de los dos sindicatos del Ayuntamiento capitalino tomó Palacio Municipal para que trasladaran el recital a la Catedral de Morelia.
16. Ya en la Catedral, una misa de 8 y el concierto se empalmaron. El concierto fue de 9, no de 8. Sergio Vela tuvo dolores de panza en la noche por el estrés. El violinista se pegó con el micrófono en la cabeza durante la ejecución de la obra de Mozart y al chelista se le rompieron dos cuerdas del arco. La intervención concluyó bien, aunque sin buena acústica.
17. En el concierto de clausura, a la mitad del público le gustaron las lucecitas que pasaban por la pantalla durante La consagración de la primavera; la otra mitad, prefirió la música.
18. Indra-Swara, música tradicional de Indonesia, se presentó en el estacionamiento de Clavijero el domingo a partir de las 13:00 horas; fueron más de 200 asistentes los que ignoraron al grupo.
19. Las 32 personas que compraron comida thai se percataron de que era comida china.
20. De los mil ciento veinte concurrentes que estuvieron en la muestra gastronómica a lo largo del día, mil dos compraron quesadillas, tostadas y tacos de carnitas, e ignoraron la comida española, la cubana, armenia y tailandesa.
21. Más de 300 personas que acudieron al concierto del Trío de piano de Viena en la Catedral se dieron cuenta que las bancas son más incómodas que las de un guajolotero que va de la TAPO a Oaxaca. Gracias Wilfrido.
He dicho.