Por Armando Casimiro Guzmán
Dieron inicio las actividades de la décima edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). En una tarde pasada por agua en donde el tema del día (por supuesto además de la inauguración oficial en Teatro Morelos), es la develación de una placa conmemorativa en donde participaron actores y cineastas, entre los que se destacó la presencia del realizador iraní Abbas Kiarostami, la directora británica Sally Potter, ambos invitados especiales del festival michoacano.
Aprovechando la gran cantidad de visitantes por el fin de semana de asueto, en este primer día del FICM se proyectaron algunos de los estrenos internacionales más esperados, entre otros: Siete psicópatas (Seven psychopats), comedia de Martin McDonagh y The master del siempre cumplidor Paul Thomas Anderson. Aunque por su capacidad de convocatoria sobresalieron dos largometrajes que pronto veremos en la cartelera comercial: Argo de Ben Affleck y Anna Karenina de Joe Wright.
El londinense Joe Wright es un cineasta cumplidor, su correcta adaptación de otra obra clásica del siglo XIX Orgullo y prejuicio (Pride & prejudice, 2005), de la novelista Jane Austen, daba esperanzas de encontrar un trabajo interesante cuando se anunció que adaptaría para la pantalla grande la monumental obra de Lev Tolstoi, Anna Karenina.
Dada la complejidad de la historia era lógico que se eliminaran varias de las subtramas presentes en la novela (que en su versión completa sobrepasa las 1100 páginas), además de que centrara su atención en las desventuras de su protagonista, interpretada por Keira Knightley, en su tercera colaboración con el director británico.
En aras de aligerar un poco la voluminosa trama, la producción recurrió a una peculiar presentación estilo teatral y la revistió de un tono cómico que prevalece en casi toda la película. Aunque la mayor parte de los personajes están muy bien interpretados, es Matthew Macfadyen, en su interpretación de Esteban Arkadievich, quien por momentos se roba la atención del público.
Esta nueva versión de Anna Karenina adolece de su propia simplificación, la condensación de situaciones y el tono de comedia ligera no le hacen justicia a una historia muy conocida entre los lectores asiduos. Hubiera sido mucho más interesante si la hubieran presentado en forma convencional, con escenarios al aire libre. Resulta ilógico que en una cinta contada en formato teatral destaquen únicamente las escenas en exteriores. Sería interesante conocer la opinión de algún espectador que no conozca a fondo la obra del novelista ruso, el filme se estrena en dos semanas en nuestro país, pero seguramente encontraremos mejores opciones en la pantalla.
Otro de los estrenos internacionales más esperados fue Argo (2012), tercer largometraje del actor y director norteamericano Ben Affleck. Thriller ambientado en el convulso Irán de principios de los años ochenta. Tras la caída del Sha, un tirano apoyado por el gobierno de Washington, las multitudes enfurecidas invaden la embajada de Estados Unidos en Teherán, tomando como rehenes a todos los empleados y funcionarios de la delegación, excepto a seis de ellos que huyen a tiempo para refugiarse en la embajada canadiense. La CIA decide emprender un peligroso rescate de los seis ciudadanos norteamericanos, planeando la producción de una falsa película de ciencia ficción ambientada en tierras iraníes.
Mucho se ha criticado a Ben Affleck por la selección de sus proyectos como actor, sin embargo, algo muy distinto sucede en su faceta de director, ya que sus dos primeros proyectos han resultado en películas de buena factura: el cumplidor thriller Gone baby gone (2007) y la sorpresiva The town (2010).
A pesar de las fallas que pudieran encontrarse en este proyecto, como el desenlace demasiado apresurado (persecución incluida) en el último cuarto hora de la película y la parquedad en la actuación del propio Affleck, lo cierto es que la cinta funciona, es un trabajo serio, bien cuidado y en ella se demuestra el oficio y la solvencia que ha adquirido con la experiencia el actor norteamericano.
A pesar de su aire de final feliz y del tono sobradamente victorioso que acostumbran este tipo de filmes norteamericanos, Argo es un producto comercial de calidad que tiene lo suficiente para que valga la pena verla en la pantalla grande, se estrena la siguiente semana en la cartelera nacional y podrá verse nuevamente durante el FICM, el martes a las 12:00 PM en el Cinépolis Centro.