Por Armando Casimiro Guzmán
En el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia se presentó en competencia Fogo, tercer largometraje de la cineasta capitalina Yulene Olaizola. Apenas hace un año, en este mismo foro y vía Skype, la directora nos contaba de este proyecto que se gestaba en una gélida isla de la costa atlántica de Canadá.
Fogo es el nombre de una isla ubicada en la provincia de Newfoundland and Labrador, su posición geográfica, el deterioro ambiental y una economía en problemas han agudizado las de por sí precarias condiciones de vida del lugar. Muchos deciden emigrar en busca de mejores oportunidades, pero otros se resisten y no quieren abandonar el lugar donde han crecido.
Para reactivar la economía de la isla se creó un programa de residencias en donde se invita a toda clase de artistas para hacer algún proyecto inspirado en el lugar. Olaizola estuvo dos meses familiarizándose con el sitio y la forma de vida de los habitantes. Varios de los pobladores locales se prestaron para la realización de la película, la cual, afirma la directora, se rodó sin guión, por lo que buena parte de los diálogos se hicieron sobre la marcha.
En conferencia de prensa Yulene Olaizola habló de sus primeros trabajos y su relación con Fogo: “Es mi tercera película y siento que voy descubriendo el tipo de cine que me gusta hacer, las dos primeras forman parte de un proceso de aprendizaje de diferentes maneras de hacer cine, pero después de eso quise regresar a lo básico, filmando con sólo dos personas y después de verla creo que es mi mejor película, la más compleja”.
Al cuestionársele de lo que ha sucedido con sus primeras producciones, la cineasta respondió: Paraísos artificiales en este momento está en el Foro de la Cineteca, viajando a varios países de Latinoamérica, mientras que Intimidades de Shakespeare y Victor Hugo tuvo el apoyo de una distribuidora pero le fue terrible en taquilla. Fogo por su duración (apenas sesenta minutos), ni siquiera podía solicitar los apoyos que ofrece el gobierno y en Canadá ni siquiera generó interés debido a la marginalidad de la zona. Después de estas experiencias creo que no quiero hacer una película pensando en el público, me gusta hacer las cosas que quiero expresar, ya después veré como resuelvo lo demás”.
Fogo es cine gélido y contemplativo, es producto para festivales. Dura apenas una hora, por lo que no se explica que se tome diez largos minutos para mostrar como un tipo derriba un árbol a hachazos. Yulene Olaizola tiene talento, no cabe duda, lo complicado es conectar con una audiencia más amplia.