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Han Solo disparó primero

Por Armando Casimiro Guzmán

Como parte de la sección Dedazo, de la gira de documentales Ambulante se presentó el divertido trabajo La gente contra George Lucas (The people vs. George Lucas, 2010), del norteamericano Alexandre O. Philippe, que cuenta en tono de humor la compleja relación que lleva el creador de la saga Star Wars con sus inquisitivos seguidores.

No cabe duda de que Star Wars es una de las franquicias más exitosas que han surgido en la historia del cine. Sus primeras tres películas La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977), El imperio contraataca (The empire strikes back,1980) y El regreso del Jedi (Return of the Jedi, 1983), son parte importante en la vida de miles de personas alrededor del mundo: los juguetes relacionados con la serie se siguen vendiendo al por mayor y montones de geeks siguen vistiéndose de Darth Vader en las convenciones de cómics.

La saga no solo ha servido para entretener a millones de personas que la vieron en cine o en su televisión, sino que también ha generado una horda de fanáticos que veneran a su creador, George Lucas: «cuando Dios vio Star Wars, debió quedar avergonzado de no haber creado algo tan bueno como lo que hizo Lucas», asegura uno de sus numerosos fans. Montones de personas siguen comprando toda clase de chucherías con los personajes: calzones de Luke Skywalker, el vaso de R2-D2, la pijama de la princesa Leia… y los juguetes, que como suele suceder en estos casos, aumentan su valor si no se sacan del empaque, haciendo cada vez más millonario al empresario californiano.

Pero no todo es miel sobre hojuelas. El primer asomo que algo no andaba bien surgió en 1997, con la remasterización de las películas originales, en las que no solo se restauraron las cintas que empezaban a deteriorarse, sino que se agregaron algunas ligeras modificaciones, con el argumento de que así era como lo había concebido originalmente su creador. Uno de esos pequeños cambios fue la famosa escena del bar: en ella vemos cómo el personaje interpretado por Harrison Ford dispara por debajo de la mesa para evitar el pago de una deuda, matando a su acreedor a sangre fría. En la nueva versión vemos que el cobrador dispara primero y falla (algo inconcebible si tomamos en cuenta que está a menos de medio metro de distancia), segundos después Han Solo responde a la agresión y mata a su contrincante. Un pequeño detalle que resultó aberrante para los fanáticos y peor aún porque el cambio resultó irreversible: es decir, nunca más se verá la escena como se filmó originalmente.

A esto debemos sumar la gran decepción que significó para los seguidores el lanzamiento de los Episodios I, II y III: La amenaza fantasma (The phantom menace, 1999), La guerra de los clones (Attack of the clones, 2002) y La venganza del Sith (Revenge of the Sith, 2003). «Claro que lo compraría, no me importa que me vendan el paquete con las seis películas, yo solo guardaría las tres primeras y el resto que se vayan a la mierda», dice un fan al enterarse del lanzamiento de otra «edición limitada» de la saga. Hay que mencionar que gran parte de la frustración de los seguidores se volcó en contra del inefable Jar Jar Binks, una especie de Tribilín (Goofy o como quieran llamarle), que es sin dudarlo, el peor personaje de la serie.

La gente contra George Lucas no es un documental profundo ni reflexivo, pero es muy entretenido y consigue mantener la atención de los espectadores. Definitivamente fue uno de los grandes aciertos de Ambulante. ¿Cuánto durará la euforia por las películas de George Lucas?, la mayoría de los fanáticos tienen ahora entre 30 y 45 años. Además, las nuevas películas no parecieron generar una buena cantidad de seguidores. Personalmente no me considero fan de Star Wars, en mi infancia disfruté mucho de las tres primeras, pero nunca vi completa ninguna de las nuevas películas (abandoné a media función La amenaza fantasma y nunca quise ver las dos restantes). Sin embargo, al igual que los fanáticos intransigentes, yo también creo que hay cosas que no deben cambiar: Han Solo debió disparar primero.

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