Al martes 17 de septiembre de 2013 lo vamos a recordar siempre con tristeza porque ha marcado el fallecimiento de Rafa Saavedra, escritor radicado en Tijuana que impregnó un sello único caracterizado por retratar el bajo mundo de una ciudad fronteriza atestada de violencia combinada con fiestas interminables y un movimiento artístico multidisciplinario.
A su oficio en las letras se le sumaron el de locución, podcaster, tuitero constructivo, profesor y alumno de posgrado. Rafa no solo deja un legado de libros, sino de producciones sonoras y de frases inmortales como el famoso Tjuana Makes me happy, que el colectivo Nortec retomaría para construir un beat de culto.
Nos quedan sus publicaciones Esto no es una salida. Postcards de ocio y odio (La Espina Dorsal, 2005 y reeditada en 2012 por Nitro Press), Buten Smileys (Yoremito, 1997; Malaletra y Nortestación, 2011), Lejos del Noise (Moho, 2003), Crossfader 2.0 (Nortestación, 2011), Border Pop (ICBC, 2012) y Beyondeados (Clicka Press, 2011).
En radio produjo el show La Zona Fantasma, un programa transmitido por la UABC Radio que dejaba ver su amplia cultura musical, sobre todo si hablamos de propuestas rarísimas de electrónica, pop y rock.
Rafa no fue de esos creadores que esperaban al mejor postor; sus primeros textos los editó él mismo en fanzines, luego lo descubrieron pequeñas editoriales y pronto se agotaron sus publicaciones. Rafa Saavedra se convirtió pronto en un escritor de culto, en un personaje que narraba de manera muy original lo que pasaba en esas discoteques noventeras atestadas de punketos, o en esos supermercados asaltados por una juventud adicta y sin esperanzas.
Tuvimos la fortuna de conocerlo personalmente cuando accedió a participar en el Encuentro Nacional de Letras Independientes; sencillamente un tipazo, nada de poses ni de actitudes diva que tanto imperan entre los potentados de las letras. Rafa era el amigo más tranquilo, conversador y solidario.
Tras su muerte, muchos lectores y escritores han dejado mensajes de tristeza en las redes sociales, entre otros: Guillermo Fadanelli, Heriberto Yépez, Mauricio Montiel Figueiras, Alejandro Páez Varela, Mauricio Bares, Alberto Chimal, Pepe Mogt, Tryno Maldonado, Eduardo Huchín y Mónica Nepote.
Nosotros nos quedamos con todo su legado creativo, pero sobre todo, con el placer de haberlo tratado y descubrir que detrás de un gran escritor, también puede haber una gran persona.
Hasta siempre, querido Rafa.
Francisco Valenzuela
Septiembre de 2013