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Inconsistencia en cortos mexicanos

 Omar Arriaga Garcés/Guanajuato

Aunque a decir de los conocedores el cine mexicano goza de buena salud, tal como el género del documental evidencia gracias a un festival como Ambulante, el cual puede considerarse un termómetro en este sentido al registrar cada año mayor aceptación entre el público, no puede afirmarse que el cortometraje de ficción comparta la misma suerte, ya que si se mantienen las constantes exhibidas durante el séptimo programa de la Selección Oficial México en el Festival Internacional de Guanajuato 2012 (GIFF, por sus siglas en inglés), los trabajos dejan que desear tanto en contenido como en fondo.

Still de "3 Puntos de cruz"

Así por ejemplo, ha habido cortometrajes sin una historia definida, con tramas desdibujadas y argumentos endebles que dan la apariencia de haber sido improvisados; mientras que, aquellos que los tienen, dejan que sus narraciones se guíen por recursos ya vistos y sumamente explotados, lo que redunda en obras poco propositivas e incluso predecibles, algo que quizá implique dos cosas: primera, que los incipientes cineastas mexicanos no leen sobre cine ni ven cine o, segunda, que conocen y han revisado las cintas de algunos grandes directores, pero no les ha interesado su estudio.

Para poner tan sólo algunos ejemplos, Aquellos ojos verdes, de Joe Rendón, corto protagonizado por Héctor Suárez, es un relato sumamente tradicional que cuenta la vida de un sastre al que todos respetan en el pueblo, cuya esposa lleva tiempo postrada por una severa enfermedad, ante la que el personaje principal sufre en silencio hasta el día en que se decide a tomar la vida de su mujer para, acto seguido, darse muerte él mismo. Un trabajo que bien podría ser el reflejo cinematográfico de algún cuento del siglo XIX.

Sin embargo, no es ésta la única muestra posible. Amar, de Nuria Menchaca, que no es un trabajo figurativo y no cuenta una historia, es la descripción animada (en francés con subtítulos en español) de diferentes maneras en las que el ser humano es capaz de conjugar este verbo: amar como buitre, como orfebre, como artista, etc., en tanto que 3 puntos de cruz, de Sara Cortijo Gordillo, filme negro, y Amnistía, de Raúl López Echeverría, con una narración por completo tradicional en tercera persona, no pueden negar en forma alguna su filiación al melodrama, género omnipresente tanto en el cine, la novela y el cine mexicanos a través de ya muchas décadas.

Si bien es difícil aplicar las generalizaciones hasta aquí planteadas al resto de los cortometrajes, parecen persistir algunos de estos detalles en el resto del programa, integrado por Al ras, de Faride Schroeder; Clarissa, de Víctor Audiffred; No desperdicies tu dinero en complementos alimenticios, ve películas experimentales II, de Johnny Trujillo; Shhh, de Freddy Chávez y Shervin Shoghian, Sueño de Valdivostok, de Ricardo Soto; Daisy dice a las 9, de Luis Cervantes Jurado, y Soldados de juguete, de José Yapur, algunos de los cuales ofrecen aciertos, es verdad, pero que merecen una valoración más profunda para mejorar el nivel de un cine que, tal vez en parte, parecía haber traspuesto estas fronteras hace tiempo.

Aquellos Ojos Verdes Trailer from Joe Rendón on Vimeo.

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