Por Maricela Proud
Londres, Inglaterra./ Con una humildad sorprendente, las manos llenas de arte y el corazón rebosante de pulsiones, de pasión que plasma en cada una de sus obras, hablamos con el pintor Mexicano Jair Leal en su estudio de Madrid, España. Aquí sus impresiones:
Establecido en la capital Española desde 2003, Jair Leal es originario de Morelia, en el estado mexicano de Michoacán. Desde muy pequeño mostró su amor por el dibujo y la pintura. Primordialmente autodidacta, Leal ha realizado estudios con artistas tales como Octavio Vázquez, Jesús Galdámez y Antonio López. Personas a quienes considera han marcado indudablemente su vida profesional, «La obra de Octavio Vázquez me fascinaba, la veía y me hipnotizaba. Y mucha gente en Morelia me conoce como “el alumno de” o “el protegido” de Octavio Vázquez porque él me impulsó mucho, me recomendaba –no que me enchufara- pero sí me recomendaba, eso sí, me metía muchísima cana. Y eso definitivamente me sirvió mucho. Eso en cuanto a ejemplo a seguir, ya quisiera yo llegar a pintar como él.»
Añade: «Durante mi época en el taller del diseñador Jesús Galdámez, el aprendizaje sobre teoría del color y de diseño fue brutal. Y cuando vine a España con una beca para la Universidad Complutense de Madrid con Antonio Vázquez, descubrí el realismo en vivo, porque había escuchado hablar de ello y tal, pero antes era algo más figurativo que realista. Con Antonio conocí lo que es el realismo y me revolucionó la cabeza.»
Al cuestionarle sobre su primer encuentro con la pintura y la necesidad de plasmar sus ideas en un lienzo, un poco sonrojado y entre risas nerviosas contesta, «Sí recuerdo, pero es un poco vergonzoso». ¿Por qué?, se le pregunta, «¿Tú te acuerdas del pintor Bob Ross, del de la tele con el afro? Pues una vez estaba viendo la televisión en la casa de mi abuela y vi que estaba haciendo nubes felices y dije: yo quiero hacer eso, tengo que hacer eso. Y fui tan afortunado que la madre de un amigo que había comprado el kit de Bob Ross no lo utilizaba y yo quería pintar y me dijo, pues toma pa’ ti. Y me hizo el hombre más feliz del mundo».
«La pintura se goza, claro que a veces se sufre cuando tienes que estar pintando y echando ostias para venderlo porque tienes que pagar el alquiler, ahí se sufre. Pero la mayor parte del tiempo se goza, claro, es uno de los mejores placeres que tengo en mi vida», comenta acerca de su relación con la pintura.
Leal apunta que con el paso de los años su trabajo ha ido mejorando tanto en calidad como en técnica y como artista busca impresionarse a sí mismo día con día, aunque admite que aún le falta mucho camino por recorrer; «cuando conocí el realismo decidí intentarlo y cuando llego a conseguir un cierto grado de realismo –porque, te digo, me falta muchísimo- hay veces que me aburro y digo ¿ahora qué? ¿Ahora pa’ dónde voy? ¿Qué sigue? Pero después regreso y trabajo en otro cuadro, por ejemplo, una mano, ya que me apasiona pintarlas. Y al ver que lo que pinto se parece muchísimo a lo real, eso es lo que me hace querer más, querer pintar más, mantenerme con la pasión y en estado de éxtasis en el que me apasione la pintura».
El joven pintor comenta que al principio, como cualquier otro autodidacta, su trabajo era un reflejo de las dolencias y las tragedias, de su día a día. Pero al paso de los años y con una comprensión más amplia del quehacer creativo, ha conseguido enfocarse en lo que más le apasiona, que es el realismo pictórico.
Después de 7 años de estar fuera del país azteca, el pintor michoacano revela que sigue al pendiente del movimiento artístico mexicano y considera que su país natal se encuentra muy por encima de España en cuanto a vanguardia plástica y artes visuales: «El arte español lo percibo como si tuviera dos caras; una que es muy tradicionalista, muy basada en su historia, lo cual me parece maravilloso. Sobre todo su historia pictórica es sumamente rica. Pero luego, por otro lado, tiene la intención de ser vanguardista, que por supuesto no lo es, pero tiene esa intención (pero) la gente siempre intenta estar a la vanguardia. El arte Mexicano actual yo creo que está dando pasos mucho más grandes hacia la vanguardia que España. En música, por ejemplo, México está produciendo una brutalidad, hay un boom ahora mismo cultural-creativo en México espantosamente bonito».
Al mismo tiempo, resalta lo que para él significa la característica más aparente del arte mexicano: «Tenemos como ese menester de juglaría, no sé cómo se llamaría en la época Prehispánica en México, pero tenemos eso en el inconsciente colectivo. Queremos todavía contar historias, vamos a contarnos nuestra propia historia a nosotros mismos y punto. Pero me parece interesantísimo el boom creativo mexicano, creo que dentro de una década va a ser uno de los más ricos del mundo porque somos un chingo de mexicanos».
«Ahora mismo he tenido una crisis creativa gorda-, pero me encuentro otra vez con el hambre de participar en concursos, lo cual hace años que no hago» admite sin reservas y añade: «Siento la necesidad de enfrentarme a muchos más talentos, sobre todo porque me hace evaluarme a mí mismo, ya que a lo mejor veo lo que pinto y digo, joder, es que soy un crack. Y pues a lo mejor no sabes, me enfrento a un concurso y digo: Madre mía, qué confundido estaba».
Al finalizar la plática, se le pregunta sobre sus planes a corto plazo: «Esto me lo planteo todos los años, pero nunca lo consigo… sigue crear una verdadera obra de arte, una obra maestra. Pero esto implica muchas cosas, implica la capacidad de saber cómo la vas a crear exactamente. Que a lo mejor es una metáfora, es decir, que el crear una obra maestra tiene que ver con todo un proyecto de vida. Creo que plantearme un objetivo así es como mi faro al final de todos los mares», concluye.