La tarde del domingo, una chica que dijo venir de Cinépolis me abordó a las afueras del cine en el centro de Morelia. Me pidió que le enumerara cinco cosas que se pueden hacer en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia edición quince, esto según para un video que hasta ahora no sé dónde encontrarlo. Así fue que respondí: andar por la ciudad, ver películas —eso si tienes gafete de buena categoría o si encuentras boletos en taquilla, lo cual es muy difícil—, conversar con gente, ir a muchas fiestas y conocer al Buki.
Esto último era claramente una broma —o eso intentaba— sino fuera porque ese mismo sábado, horas más tarde, en la noche, tuve el privilegio de conocer la mansión del cantante. El motivo fue la presentación de su hotel boutique, el cual construyó literal, en el patio de su casa. Quedé impresionado de su hogar en la avenida Acueducto, en Morelia. Pensé: qué lejos ha quedado el Marco Antonio Solís viviendo en casas de cartón, como canta en la canción.
Ahí hubo una conferencia de prensa no sólo para decir que su hotel tiene 29 habitaciones, además de una suite presidencial y otra para gobernador, una habitación gris y triste para el cineasta húngaro Béla Tarr, con un establo para pastar su caballo de Turín, también para conversar con ese Cristo michoacano, mundano y millonario, sobre su participación en la película de Walt Disney-Pixar llamada Coco, como la voz del artista héroe del pueblo, figura a la Pedro Infante, que sale en todas las películas y a la vez, es el ejemplo a seguir de Miguel, el niño protagonista de esta historia cuya trama sucede en cualquier pueblo mexicano, en un día de muertos, con la que se inauguró la edición quince de este prestigioso encuentro cinematográfico.
Le pregunté al Buki cuál era su relación con el cine, me dijo que era “poquita”, una película con los Bukis hace muchos años, esa que ahora recuerdo se llama Cómo fui a enamorarme de ti, de 1990, dirigida por el filósofo y cineasta Sergio Olhovich, con la actuación de Luis Felipe Tovar entre otros importantes actores mexicanos. “¿Un documental?” le incluí a mi cuestionamiento, respondió que es algo que se está haciendo muy bien actualmente en México y que hay algunos “apostadores”, pero nada concreto.
La velada continuó, cenamos sopes de conejo y chile relleno en su amplio jardín acompañados de ciertas personalidades de Coco que no vale la pena nombrarlas aquí (son tan grandes).
A la media noche nos fuimos, pero antes me llevo una foto con mi amigo Marco Antonio Solís al terminar la conferencia de prensa y aprovecho para preguntarle en corto sobre ese piano blanco que adorna la gran recepción de su casa. Con esa risa entonada y decente que tiene el maestro, me contesta que tiene unos veinte años en ese sitio de su casa. Imagino que han nacido, tal vez, entrañables melodías en las teclas de ese piano, como aquella que formó parte de la banda sonora de la película de Alfonso Cuarón, del 2001, con el nombre de Y tu mamá también, la cual volvimos a ver al siguiente día con la presencia del mismo Buki, el guionista Carlos Cuarón, el actor Diego Luna y el resto de estrellas que encabezan este festival.
El actor trajo a cuento una historia íntima sobre su glande. Reveló al público presente que tanto él como Gael García tienen “capucha” y que como en el filme uno de los personajes se burla del otro porque no tiene la circuncisión, pues le hicieron uno ficticio. “Gael y yo somos hijos de padres que apenas y llegaron al parto, ya no digamos que les hubiera importado que nos hicieran la circuncisión ni nada de eso y tenemos los dos capucha”, profundizó el rudo-cursi Diego Luna, mientras el Buki soltaba risas nerviosas y se movía inquieto sin dar crédito de lo que estaba escuchando en esa sala con decenas de asistentes, muchos de ellos tal vez seguidores del cantante.
¿Y cómo resolvieron eso de la capucha? Podrían preguntarse Daniela Michel o Alejandro Ramírez presente en esa función, así como una diversidad de espectadores. Diego Luna explicó que le hicieron un “prostético» para ese emblemático momento en que él y Gael posan desnudos en un baño, casi al inicio del filme cuando se dan de toallazos.
El prostético que consistió en un condón con una cabeza encima no funcionó del todo. Advierte Diego Luna: “Yo veo que el Chivo Lubezki tiene la cámara y de repente veo que baja la cámara y está meándose de risa, yo dije qué falta de respeto, estamos haciendo la escena caray, a lo mejor todos me están viendo así como ustedes en este momento”, las risas en la sala no paran pero el charolastra continúa, “volteo y veo que se había llenado de agua el condón y era gigante y fue la tarde más feliz de mi vida”.
Todos rieron desaforadamente con esta ficción prostática fílmica. Luego pusieron a cantar al Buki Si no te hubieras ido, esa melodía que ha hecho tan feliz al michoacano, pues su vida cambió radicalmente después de que el dueño de las Chivas, Jorge Vergara, le presentara a Cuarón, ya que esa rola quedaba perfecta para la escena en la que la actriz Maribel Verdú baila con Diego y Gael.
Por cierto, Alfonso Cuarón ya se anda paseando en Morelia, mientras escribo estas líneas. Ya veremos qué más nos puede decir sobre la capucha de Diego.