Aunque todavía el domingo 23 se llevó a cabo el concierto del Dúo Atlántico en Allende 637, además de la tradicional Muestra Gastronómica, la clausura formal de la edición 37 del Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez (FMM) se hizo la noche del sábado en el Teatro Matamoros con un concierto de sabor colombiano: la Orquesta Filarmónica Joven de Colombia (OFJC), dirigida por Juan Felipe Molano y Santiago Cañón como violonchelista invitado.
En la rueda de prensa previa al recital, el violonchelista Santiago Cañón, el director Juan Felipe Molano y Juan Andrés Rojas, director de la OFJC, hablaron de la importancia de promover la música de compositores y compositoras latinoamericanos, así como de su experiencia con la orquesta, la cual se fundó hace quince años con el propio Molano como director. Mientras que Rojas habló con soltura y claridad de la labor que se hace en Colombia para la promoción de la música clásica, en la parte académica con los conservatorios y en la vinculación social que tienen las instituciones con habitantes de zonas desfavorecidas. Un proyecto que bien vale la pena analizar.
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La OFJC, también conocida como La Joven, se fundó en 2010 como un proyecto de la Fundación Bolívar Davivienda, que busca apoyar desde la iniciativa privada, los proyectos de vida de miles de jóvenes colombianos a través de la música. Desde entonces la orquesta había viajado constantemente a Brasil y Estados Unidos. En este 2025 realizaron sus primeras presentaciones en México: en Morelia en el marco del FMM y posteriormente viajaron a Mérida.

La noche de clausura, se realizó el estreno mundial del Concierto para violonchelo op. 44 de la compositora colombiana Amparo Ángel, quien estuvo presente en el teatro. Una pieza muy fina en su concepción que permitió el lucimiento de los jóvenes músicos y del violonchelista invitado. Santiago Cañón se permitió un bis, interpretando una composición propia: Ad noctem, la cual formó parte del programa que presentó en su concierto solista en el Teatro Ocampo.
El cierre fue una apoteósica acometida de la Sinfonía no. 5 del célebre compositor soviético Dmitri Shostakovich, acompañada de una coreografía creada por el húngaro-eslovaco Martin Buczko y la argentina Soraya Bruno, la cual incluye movimiento de luces, velas, uso de telas, desplazamientos corporales y gestos. El principal desafío es realizar todo este performance sin descuidar la calidad técnica de la ejecución musical.
Y así, entre discursos iniciales, intermedio y buena música, nos dieron las 10:30 de la noche. A diferencia de lo que ha sucedido a lo largo del FMM, en esta ocasión el público no pidió encore. Es muy probable que la OFJC dirigida por Molano, tuviera preparada alguna sorpresa, pero eso ya no lo sabremos.


