El encuentro de realizadores organizado por el Festival Internacional de Cine de Morelia puso en la mesa de discusión el papel que juega la crítica especializada con un enfoque particular al cine mexicano, para lo cual Fernanda Solórzano fungió como moderadora de cuatro grandes plumas del séptimo arte.
Por Francisco Valenzuela
Nick Roddick, colaborador de Sight & Sound y The Evening Standard; Boyd Van Hoeij, columnista de Hollywood Reporter; Paul Julian Smith, quien escribe para Film Quartely, y Leonardo García Tsao, a quien leemos en La Jornada.
La primera pregunta lanzada por Fernanda Solórzano, quien escribe para Letras Libres, fue si una cinematografía puede representar por completo a su país, pues tanto críticos como espectadores suelen hacer ese tipo de clasificaciones. Leonardo García respondió haciendo un breve recuento en las etapas del cine nacional, donde distinguió que sin duda la época de los 80 representaron el más oscuro de los panoramas, pues solo Arturo Ripstein hacía películas de calidad con cierta constancia, incluso era el único en ser invitado a Cannes. Una década después surgieron otros realizadores como Jorge Fons (El Callejón de los Milagros) y Nicolás Echevarría (Cabeza de Vaca) para luego llegar a la explosión de gente como Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón, Carlos Reygadas, Amat Escalante o Fernando Eimbcke, lo que le dio al cine mexicano una nueva presencia en el extranjero.
Se podría decir, subrayó García Tsao, que el cine mexicano o los cineastas mexicanos están de moda en los festivales internacionales, pero como suele suceder, no siempre los premios van acompañados del éxito en taquilla.
Al respecto, Paul Julian Smith recordó que cuando asistió a una sala en México para ver Post Tenebras Lux, la cinta de Carlos Reygadas que le dio el Premio al Mejor Director en Cannes, ésta se tuvo que cancelar porque no había nadie más para verla, lo que comprueba el divorcio entre los gustos de la crítica y los de las grandes audiencias.
Boyd Van Hoeij subrayó que lo más importante de una película es su calidad, por lo que de inicio hay que quitarle tanta atención al país que la produzca. Sin embargo, hay cintas muy locales, hechas para que las gocen o sufran los habitantes de su país.
Julian Smith puso sobre la mesa otra paradoja; las cintas premiadas no son vistas por las masas, y las películas populares, muy taquilleras en sus países, se desconocen en el extranjero. Así, una cinta como Heli (de Amat Escalante) es referencia en cualquier circuito de especialistas en el mundo, mientras que de Nosotros los Nobles (Gari Alazraki) pocos darían referencias, a pesar de ser la película más vista en la historia del país.
Y es que hablar bien de una película popular se toma como ofensa en ese cerrado mundo de los críticos, de tal modo que Nick Roddick recordó que tras expresarse bien de Sexo, Pudor y Lágrimas (Antonio Serrano), a la cual califica como una comedia deliciosa, sus colegas casi lo matan con la mirada. García Tsao apuntó que las películas mexicanas que viajan y triunfan en el extranjero suelen tener una mirada muy cruda del país, y tal parece que ello es un punto a favor a la hora de las premiaciones en festivales.
Boyd Van Hoeij recordó que el cine de autor o alternativo sabe que tiene un nicho, un circuito limitado, e incluso hay directores que hacen sus películas pensando solo en festivales y descartan por completo los asuntos taquilleros.
Nick Roddick aseguró que el crítico de cine tiene una alta responsabilidad, tiene que ser sincero con lo que escribe o dice, pues hay países donde los columnistas son muy leídos y guían al público para ver o no las películas. En tanto, Van Hoeij recordó que la gente se suele sentir orgullosa de sus cintas exitosas, y puso como ejemplo que en Holanda tuvo un gran éxito la primera historia en 3D, aunque haya sido realmente desastrosa.
Todos los críticos coincidieron en que de ningún modo pueden ser promotores de películas ni caer en trampas de nacionalismo; mucho menos quedar bien con las productoras para que los inviten a festivales o los traten bonito.
Finalmente, Boyd Van Hoeij apuntó que a los verdaderos críticos no se les puede pedir poner una o cinco estrellas a una película, pues lo importante es el análisis a profundidad.
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