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La cumbre escarlata: no es lo mejor de Del Toro

Con una escenografía y un ambiente dignos de Sleepy hollow, de Tim Burton, la más reciente cinta de Guillermo del Toro, que inaugura el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) 2015, está más cerca de sus últimos trabajos hollywoodenses –Pacifi Rim y Hell Boy 2– que de su brillante debut con Cronos.

Una joven mujer -Edith Cushing, interpretada por Mia Wasikowska- duda entre elegir al joven médico Alan McMichael -Charlie Hunnam-, al que conoce desde la infancia, o si bien optar por un caballero inglés venido a menos, Thomas Sharpe -Tom Hiddleston-, que la alienta en su incipiente carrera de escritora de relatos de fantasmas.

Sharpe, quien se halla en Nueva York por un asunto de negocios, seduce a Edith, al tiempo que fracasa su plan para hacerse de inversiones que puedan ayudar a producir las minas de polvo de ladrillo de su vieja casa en Inglaterra, que en invierno -por la mezcla de la nieve y la piedra- toma un color rojizo, por el que es llamada Crimson Peak -la cumbre escarlata-.

Un padre -interpretado por Jim Beaver- que se opone a cualquier historia de amor con un desconocido y una hermana aún más misteriosa que el propio Thomas Sharpe -Lucille Sharpe, Jessica Chastain-, completan el cuadro de una historia que se parece mucho a Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, pero versión Guillermo del Toro.

Con su novena película, el director mexicano continúa la exploración iniciada con El espinazo del diablo, sobre aquello que pueda ser un fantasma, no ya como un evento condenado a repetirse, sino como una “metáfora del pasado”, entre las paredes de una casa que sangra, se deshace, evoca y, en suma, parece vivir y respirar.

Un domicilio, hay que señalarlo, muy semejante al que dijo encontrar la familia Lutz a finales de 1975 en el 112 de la avenida Ocean, New York, donde seis miembros de la familia DeFeo -padres y cuatro hermanos- habían sido asesinados por el mayor de 23 años, Ronald, quien alegó en el juicio que la casa y voces en su cabeza lo habían obligado a hacerlo.

Desde pronto en el filme Del Toro desvela el juego, cuando la joven autora Edith responde a las damas que le indican que acabará como Emily Brontë si quiere dedicarse a la escritura, que no lo hará como ella sino como Mary Shelley, presagio del final que se avecina.

En síntesis, una cinta para pasar un buen rato en el cine, nada imprescindible.

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