Hace tiempo, mientras veía videos en mi celular, me apareció de pronto una conversación de Marifer Centeno. Cometí el error de seguir viéndolo y el algoritmo determinó “¡ah, te gusta lo que ves!, entonces ahí te va más de eso”. Así, el resto del día me siguieron apareciendo videos, anuncios y comerciales sobre grafología. Y como resultado de esa manipulación, estoy ahora escribiendo un artículo… sobre todo para compartirles algo de culpa.
Por si no la conocen, Marifer Centeno ha ganado bastante popularidad en los últimos años por aparecer en programas de televisión y videos donde realiza perfiles psicológicos de personajes de la farándula tan solo con ver su firma, o en otros casos con su “lenguaje corporal”.
Los videos son divertidos, pero luego la risa desaparece cuando la fuerza de esos perfiles lleva a otras personas a generar conjeturas irracionales. Si la grafóloga dice que por su letra tal persona es agresiva, intensa o hasta peligrosa, un grupo sigue estas ideas sin advertir que en realidad se trataba tan solo de un juego.
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Los alcances de la grafología se extienden más allá de la pantalla, cuando en las empresas, en el área de recursos humanos los entrevistadores utilizan una dinámica digna del gato con sombrero (a ver fírmame aquí) para determinar si el entrevistado será buen obrero, o si es irresponsable, impuntual, o peor, si viene con ganas de organizar un sindicato.
Conocí a alguien rechazado en un empleo bajo el argumento de que su firma revelaba una personalidad irresponsable. Quienes lo conocíamos no teníamos esa percepción de él, pero quizá no prestamos suficiente atención a su letra. Aquello me pareció más una broma que la realidad de un mundo histérico, pero al parecer casos como este son bastante comunes. Por ejemplo, el director asociado de GIVI, Roberto Espinosa, mencionó para el diario Expansión que la grafología no da pruebas contundentes, pero sí tendencias, por ello es tan utilizada en las empresas, con la finalidad de evitar a empleados “desleales” o fraudulentos.
Es en ese punto donde la grafología se vuelve peligrosa, cuando igual que Cesar Lombrosso con la frenología, consideran que uno (o tres) escritos pueden determinar el perfil psicológico de una persona a quien no se conoce de nada. Ante esto, presento dos argumentos de defensa de la grafología y sus contrapartes, al final, ustedes deciden en qué creer.
1. La grafología es una ciencia
El principal argumento para utilizar la grafología es que esta es en sí una ciencia, nadie quisiera ir con un médico espiritual (excluyo aquí a los seguidores de Pachita) si quiere curarse de verdad. Si las decisiones tomadas por una empresa cambian el rumbo de la misma, entonces lo mejor es asegurarse que se basaron en conocimiento comprobable, replicable y certero, o sea científico, pues.
En una charla del programa Grafos y Gestos de la cadena Grupo Fórmula, la grafóloga Marimar Andrade, del Colegio Mexicano de Grafología, defendió que la grafología era en realidad una ciencia, pues requería de técnica, tiempo, dedicación y, sobre todo, es muy utilizada en otros países, asimismo existen carreras y maestrías en grafología.
1.1 La grafología no es una ciencia
Al escuchar la opinión de Marimar Andrade no pude dejar de imaginar a la grafología materializada en una persona diciendo “¿si no fuera una ciencia podría hacer esto?” para después dar una pirueta triple.
El problema con las declaraciones de la grafóloga es que asigna como criterio para obtener un estatus de ciencia el hecho de qué tanto tiempo se le dedica a una técnica, estoy seguro: alguien ducho en astrología le ha dedicado incontables horas de esfuerzo, pero eso no eleva el estatus de su actividad.
Por otro lado, la existencia de estudios universitarios no convierte una disciplina en una ciencia, giremos un poco la atención a la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía, la cual forma parte de la oferta educativa del Instituto Politécnico Nacional, a pesar de que desde hace un buen tiempo se ha demostrado la inexactitud de la homeopatía (afortunadamente la escuela también da clases de medicina).
Otros grafólogos también lo reconocen, como es el caso del perito argentino Leandro Ruiz, quien en una entrevista para el canal nueve afirmó que la grafología no es una ciencia, sino más bien una técnica.
Pero si no es ciencia, ¿entonces qué es? Quedan otras alternativas. Podría ser una preciencia, es decir, no cuenta con los elementos necesarios para convertirse en una disciplina científica todavía, o bien puede ser una pesudociencia, o sea, se basa en conocimientos opuestos a principios científicos. Yo me inclino a que la grafología es más bien un arte, incluso un arte narrativo.
2. La grafología es certera
En ese mismo programa, Marifer dijo que la grafología es constructiva, te ayuda a ver quién eres, cómo eres y cómo puedes mejorar. Se trata de una declaración constante, pues en la página web del Colegio Mexicano de Grafología, la propia Marifer pide a los usuarios abrir el cerebro (la mente dice ella) y el corazón.
Debo reconocer la importancia de abrir, metafóricamente, estos dos órganos, pues solo así podríamos armonizar ideas tan contrarias en los análisis grafológicos. Pongo como ejemplo la siguiente lectura que hizo Marifer de la firma del creador de contenido Ryan Hoffman en una entrevista:
…Es una escritura muy rápida, el temperamento es nervioso, acelerado, corazón de pollo, protector, impaciente, obsesivo, una persona que además le cuesta trabajo quedarse en un solo tema. Tu cabeza va al mil por hora y está en muchos lados. Tienes un cerebro compulsivo. Optimista por fuera, por dentro puedes estar mal, preocupado, y por fuera andas como si nada.
Muy sensible, cauteloso, aprendes muchísimo de la experiencia. Ha habido un gran trabajo emocional; no duermes con la calidad que te gustaría dormir, pero tampoco disfrutas el momento como te gustaría porque estás pensando en tantas cosas y las sobrepiensas que no disfrutas todo y como viene. Una persona que además se debate entre corazón y razón constantemente.
Crees en el trabajo en equipo, eres un mal subordinado, porque haces las cosas a tu manera y como quieres, a pesar de que quieres seguir instrucciones algo pasa que mueves las cosas a tu manera. Inquieto, no te gusta la rutina, no te gusta la monotonía, tienes una gran capacidad para relacionarte, pero lo que es privado y lo que es íntimo es solamente tuyo.
Queridos lectores, ¿se sintieron identificados? Yo un poco sí, y Ryan también. No importan las evidentes contradicciones como “impaciente-cauteloso”. Desde luego, después de presentar esta lectura, Marifer pidió disculpas por hacerlo tan rápido y también que la entendiesen porque lo hace desde los tres años.
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Lo cierto es que la lectura anterior no es diferente a las presentadas por astrólogos y angelólogos y expertos en adivinación. Esto puede explicarse muy bien por la falacia de validación personal, o efecto Forer para los amigos.
Este sesgo fue identificado por el psicólogo Bertram Forer en 1948 cuando le entregó a 39 de sus alumnos un perfil de personalidad supuestamente basado en los resultados de una serie de pruebas, la realidad era que todos los estudiantes recibieron los mismos perfiles con indicadores como: “Tienes una gran capacidad no utilizada que te cuesta aprovechar”, la mayoría de sus estudiantes estuvieron de acuerdo con su perfil.
La prueba se ha repetido en varias ocasiones obteniendo resultados similares. En este sentido, los alumnos de Forer no se cuestionaban si las características presentadas de su personalidad eran ciertas o no, simplemente las asumían como verdaderas, es decir, las creían porque querían creerlas, a pesar de no ser específicas, sino más bien generalidades que encajarían con muchas personas, muy parecido a los horóscopos: “eres una persona amable, pero a veces severa”. O bien, como lo que para mí es la lectura de personalidad más potente: “yo soy bueno a la buena, y por las malas soy muy malo”.
Para Forer, la credulidad del participante juega un papel indispensable en la reacción del mismo ante el perfil otorgado. Por esto es fácil advertir que, ante las reacciones afirmativas de Ryan cuando le dijo “sobrepiensas las cosas”, la grafóloga continuara con “no duermes con la calidad que te gustaría dormir”, algo común entre los que sobrepiensan las cosas. Como dije unas líneas atrás: “abrir la mente y el corazón”.
Desde mi perspectiva, la grafología no es una ciencia, no es precisa, sino más bien circunstancial (no hablo de la grafología forense o grafoscopía). Su uso debería limitarse tan solo al entretenimiento, y no para juzgar la personalidad (o incluso enfermedades como algunos charlatanes han sugerido) en campos realmente importantes como la justicia, pues de lo contrario la línea fronteriza donde termina el fanatismo y comienza la racionalidad se difuminaría cada vez más… pero no me hagan mucho caso, tan solo soy un típico signo Leo cuya firma es demasiado grande e irregular.
Fuentes:
https://expansion.mx/mi-carrera/2009/08/05/escritura-tu-arma-para-encontrar-empleo