La Semana de la Historieta cumplió su primera edición en Morelia y entre sus invitados tuvo al ilustrador José Quintero, uno de los artistas gráficos más importantes en los últimos años, creador de personajes como Buba y cuyo trabajo ha aparecido en decenas de publicaciones nacionales e internacionales.
Para darnos una idea de su trayectoria, bastará decir que sus trazos han formado parte de diarios como La Jornada, Milenio, El Universal y El Financiero así como las revistas Quo, Mad México, Expansión, Milenio Semanal, Emeequis, Contralinea, La Mosca en la Pared, El Chamuco, Gatopardo, Chilango y Variopinto, al igual que en las editoriales extranjeras Monográfico (España), Beaux Arts Magazine (Francia), Cómic’s Journal (Estados Unidos) y Acme (Colombia).
Fue fundador y colaborador en la revista de culto Gallito Cómics (1992-2000), además de ser parte de la antología de historieta contemporánea Sensacional de Chilangos (2001) y en el compendio de historieta mexicana ConSecuencias (Madrid, 2005). Es autor del fanzine Planeta Dios, Planeta Buba, Planeta Muerte (2002); y los libros Buba Volumen 1 (2000-2014), El Pote, un bohemio ya sin fe (2011), 13 Muertes de Buba (2013) y Buba Volumen 2 (2014), estos últimos editados bajo el sello de Ediciones Mono Barroco, de su propiedad.
Así que no podíamos dejar pasar la oportunidad de conversar con él sobre su trabajo y el estado de salud que guarda la historieta en México.
¿Cuáles han sido las principales motivaciones para que te dediques a la ilustración e historieta?
Siempre fue un motivo personal, es decir, nunca he buscado inventar historias de superhéroes, sino tratar de reflexionar sobre situaciones que me movían en ese momento. Empecé a los 18 años, los míos eran conflictos de identidad: mi encuentro con la Ciudad de México, el encuentro con Rockdrigo y mi ruptura religiosa. Todo eso que me iba sucediendo se reflejaba en mi trabajo, es como un diario de procesos emocionales interiores; si me enamoraba, si se moría mi perro, todo eso se reflejaba. Algo que distingue mi chamba es que es muy íntima y por eso puedo reflejar cosas que me suceden y compartirla con el público.
¿Cómo empezaste a dibujar retratos de músicos? Hoy la colección ya es muy extensa…
Me parece que fue por un encargo editorial, uno de los primeros trabajos de este tipo los hice en La Mosca, ya que su director Hugo García Michel me los solicitaba para ciertas galerías o artículos. Pero también los he hecho por gusto, por la admiración que le tengo a muchos artistas, en este caso rockeros, hacer una especie de homenaje a quienes admiras, aunque digamos que está incompleta porque faltarían muchísimos.
¿Qué tanto ha afectado la crisis de la industria editorial impresa a la ilustración? Hoy cada vez hay menos revistas e incluso suplementos que alberguen este tipo de trabajo…
Sí, es una realidad. Aunque hay datos que confirman que aún se lee más en papel que en pantallas, la tendencia es irreversible y la crisis económica está muy fuerte, vemos que día tras día desaparecen medios impresos o que recortan sus tirajes o número de páginas. Esto es una transición mundial pero la necesidad de comunicar ahí sigue, solo que ahora con otras plataformas como blogs, sitios en línea, redes sociales… Hay quienes comparten todo su trabajo en el muro de Facebook, entonces lo que ha cambiado son los espacios debido a cuestiones económicas pero no creativas.
¿Y tú te adaptaste ya a estas nuevas plataformas?
Sigo en ese proceso, la verdad no soy muy hábil en las redes sociales y necesito serlo, porque como mencionas cada vez hay menos espacios tradicionales. Ahora bien, a mí no me interesa la popularidad, sino que mi propuesta llegue a la gente, por eso no me obsesionan las redes, no me pongo a compartir memes para ganar seguidores. Me interesa comunicarme a mi ritmo, bajo mis condiciones.
¿A qué se debe que en México se hayan perdido los lectores de historietas nacionales?
No nos tocó verlo, pero en su momento, en la década de los 40 y los 50, las historietas mexicanas eran toda una industria y solo pudieron ser desplazadas por la televisión. Yo mismo me formé como lector en parte gracias a muchas de estas historietas, viendo los monitos y leyendo los globos. Sin embargo, después de ser desplazada por la televisión, no se ha podido levantar e incluso ha ido en picada: la industria se acabó. Y era muy fuerte, tanto que por ejemplo Yolanda Vargas pudo hacer una enorme riqueza, era dueña de una cadena de hoteles, una empresaria acaudalada gracias a su trabajo editorial. Eso te habla de que la industria de la historieta daba para generar otros negocios, pero se acabó, porque cambió la economía y la historieta no tuvo la inteligencia o la fortaleza de otras industrias como la europea, que se encargó de formar y cultivar a su público para crecer juntos. Como tal, es inevitable la muerte de la industria editorial impresa, ahí surgirán otras cosas, otro mercado, otro mecanismo para darle voz y retribuir a los autores, pero la industria está tocada de muerte.
Y sin embargo hay siempre un movimiento de quienes quieren seguir haciéndolo, de jóvenes que encuentran en la autopublicación una manera de subsistir…
Sí, hay un mercado, que no es lo mismo que industria, pero está bien. Hay un movimiento de autores que también son distribuidores, impresores, son todo a la vez, están suplantando a los grandes constructos que eran las editoriales. En ese hacer iremos descubriendo qué sigue, cómo vamos a sobrevivir, dónde están los lectores… pero el reto es más global, el reto es superar la crisis de la industria editorial, y claro, otras crisis más graves e importantes como la energética y ambiental.
No eres mucho de cartón político, sin embargo sí tienes algunas ilustraciones que dejan en claro tus posturas ante la realidad…
En este trabajo te toca hacer de todo y es cierto que en el cartón político no me siento tan cómodo, pero en ese hacer vas consolidando cosas, reafirmando tu ideología. Al final se trata de tener un discurso sólido, ya no tan juvenil ni tambaleante; quizá la palabra maduro no sea la más acertada, pero hay que ir en búsqueda de una identidad propia como autor.
¿Qué viene para ti, cuáles son tus próximos proyectos?
Quiero seguir dibujando, cumplir mi vocación, dibujar lo que me parece interesante y trascendente. No había encontrado la manera pero finalmente estoy trabajando en mis propios proyectos: sigue un tercer volumen de Buba, un libro de ilustración, un libro de tiras con la misma Buba… todo tiene que ver con colmar la necesidad de decir lo que yo quiero, satisfacer esta lucha de demonios interna, de poderla comunicar en papel y que lleguen a la gente.