Alejandra Quintero
Silencio, es lo que llena la sala al final de la función. En los pasillos hay comentarios confundidos en su mayoría, varios esperan a que el director les ayude a terminar de comprender los cabos que quedaron sueltos. Con esa premisa fue que comenzó la charla con Carlos Reygadas y el elenco de su más reciente película, Post Tenebras Lux, en el décimo Festival Internacional de Cine de Morelia. Filme que causó grandes expectativas después de su presentación en el Festival de Cannes, aún más por el premio del que fue merecedora, nada más y nada menos que Mejor Director.
Reygadas ha sido muy cuestionado desde su primer largometraje Japón (2002), a la que le siguió Batalla en el cielo (2005), una de sus películas más vendidas, y por supuesto Luz silenciosa (2007), la cual fue la mejor recibida por el público y la prensa. Con Post Tenebras Lux, no podía ser la excepción.
Definitivamente está plasmado en pantalla el ya estilo característico de este cineasta, los planos largos, los ritmos pausados, la iluminación, la constante de utilizar como actores personas que no tengan ninguna experiencia en la actuación, esa congruencia de la estética que va de lo que nuestros sentidos perciben a lo que interpretamos.
Una historia simple, realista como Reygadas dice que es su cine, una familia adinerada que vive en el campo en México, que tiene resuelta la vida y a lo único que se enfrenta es a no dejar que la monotonía termine con todo. El director afirmó que nunca buscó una reacción polémica con los elementos y las técnicas que utilizó para su filmación, al respecto dice que no construye sus filmes como acertijos que reten a la audiencia, si no con la intención de crear una cinta en donde lo único que quiere mostrar son las cosas que siente, sus emociones, sus propios sueños recurrentes, enmarcados en ese mundo ilimitado de creatividad que es el séptimo arte.
Un filme con excelente fotografía, de pocos diálogos y nada de música, acerca de esto, explica que finalmente esta última es un efecto que busca embellecer artificialmente al cine, y que él encuentra esa belleza en los sonidos ambientales, naturales. El uso de doble lente es una de las técnicas que utilizó para provocar visualmente al espectador, en el sentido de la contemplación, de que vean más allá de lo que siempre se ve.
Reygadas afirma que su cine es comercial, respecto a que todas las películas lo son, sin importar el tema, en el sentido de que buscan que se retribuya lo invertido, y por supuesto percibir ganancias. Situación que parece tan difícil actualmente en México, en la que la distribución es muy limitada, a lo que apunta que la distribución a baja escala de los filmes es lo que acerca a la gente al cine, ya sea proyectando entre amigos o en algún lugar alternativo, cosa que sucede mucho a últimas fechas en la ciudad de Morelia, en donde incluso se proyecta cine en algunos bares. Esto sin contar la piratería “que es un mal necesario”, afirmó, “las fallas del sistema se subsanan con mecanismos automáticos que la gente busca”, al menos mientras la gente no encuentre canales más sencillos para acercarse a la cultura en general.
Esta cinta que ya se ha vendido a 25 países al menos, a través de su productora Mantarraya, nos deja con las ganas de escucharnos a nosotros mismos sin demasiadas pretensiones, pensando quizá en los recuerdos familiares de un futuro que no sabemos si llegará, de los deseos que quizá no se cumplan, con esa sensación de estar al límite como seres humanos, enfrentarse a la culpa, la soledad, la impotencia que nos carcome, que provoca desear arrancarnos la cabeza y desaparecer, que quizá no nos deje encontrar la luz al final de la oscuridad.