GLOSAS DE CINE
Santiago Ortiz-Monasterio
Espero no matar ilusiones con este título, pero es algo que uno debe de saber muy bien antes de entrar a una producción cinematográfica: el cine no es una democracia. Por más que parezca negativo este comentario, es todo lo contrario, ya que es necesario que solo unos pocos tomen decisiones o de lo contrario el proyecto se convertiría en un circo sin pies ni cabeza.
Recordemos que el cine es igual a una empresa. Uno no llega a una organización siendo el asistente del asistente a proponer el rumbo que se debe tomar. En el cine es lo mismo, están las jerarquías bien marcadas por una razón justificada. La siguiente gráfica muestra el organigrama básico dentro de una producción.
Como podrán ver, el que se encuentra a la cabeza es el equipo de producción a cargo del Productor, el cual aprueba todos los aspectos creativos y financieros. Seguidamente entra en escena el director, quien lleva la batuta en las cuestiones creativas (aprobadas por el productor) pero no necesariamente financieras. Después del director se desenvuelven el departamento de fotografía, el de sonido y el de arte. La columna donde se encuentra el 1er Asistente de Dirección (1st Assistant Director) está ligada directamente al departamento de Producción bajo las ordenes del Director y del Jefe de Producción (Production Manager).
La cabeza de cada departamento es quien tiene mayor ingerencia en su área de acción. Las cabezas de cada departamento vendrían siendo Productor, Director, Director de Fotografía, Sonidista y Director de Arte. Mientras más se acerca el rodaje, se van cerrando más las posibilidades de cambiar el rumbo de la producción. Por esta razón, es muy importante la etapa de Desarrollo y la de Preproducción en un proyecto, ya que son la base que sustentará todo. El día del rodaje todos ya deben de saber lo que se tiene que hacer y, de preferencia, solo se deben de realizar ligeros ajustes a lo ya planeado.
Si el asistente del asistente de carpintería se le ocurre que es mejor un plano medio en vez de uno cerrado, nadie le debe ni le va a hacer caso. Esto no es porque el director sea un desgraciado que no escucha, si no que él tiene una visión uniforme de todos los aspectos que deben conformar el producto final, y por cuestiones de tiempo no puede darse el lujo de explicarle a todos y cada uno de los presentes las decisiones que va tomando. Tenga o no razón, el director es quien tiene las riendas del proyecto, apadrinado y supervisado por el Productor.
En artículos subsecuentes iré explicando cada uno de los puestos que aparecen en la gráfica antes mostrada.
Santiago Ortiz-Monasterio es productor de cine