CARTELERA RETROSPECTIVA
Por Armando Casimiro Guzmán
Después de algunas semanas de rodada comercial, llegó a tierras michoacanas Las oscuras primaveras, segundo trabajo de ficción del veracruzano Ernesto Contreras, quien vuelve a las pantallas después del rodaje documental Seguir siendo: Café Tacuba (2010).
La cinta formó parte de la Selección Oficial de la más reciente edición del Festival de Cine de Morelia (FICM), y se distribuyó inicialmente con 80 copias (algunas fuentes mencionan la improbable cifra de 250), para cubrir todo el territorio nacional.
El guion para este trabajo fue obra del hermano del director, Carlos Contreras, quien también hizo lo propio para Párpados azules (2007), ópera prima de Ernesto, la cual tuvo un buen recibimiento en los festivales de Sundance y Cannes.
La historia de dos amantes que se buscan pero no se encuentran, nos remite inmediatamente a esa gran película de Kar Wai Wong, Deseando amar (Fa yeung nin wa, 2000), pero en la cinta que nos ocupa el deseo no es tan oculto y estudiado, aquí lo encarnan Igor, un empleado infelizmente casado, y Pina, una joven madre divorciada. Un encuentro fortuito en el frío invierno de la Ciudad de México genera una atracción incontrolable, situación que origina en ellos sentimientos encontrados de pasión y remordimiento.
Según afirma el propio director, la película busca explorar las relaciones humanas desde una perspectiva diferente, construyendo personajes imperfectos que son dominados por sus instintos, característica que explica el surgimiento de una violenta atracción recíproca entre sus protagonistas.
El camino de la historia avanza con soltura desde la gris y fría atmósfera invernal hasta llegar con sobresaltos a la primavera, la cual es vista no como un receptáculo de mariposas y florecillas, sino como un proceso natural de sobrevivencia y perpetuación de la especie. En ese sentido, la búsqueda de ese único objetivo, al igual que un torrente de agua, buscará sacar de su paso a todo aquello que se le atraviese en su camino.
Resulta curioso que los tres actores adultos que asistieron a la presentación de la película durante el FICM ofrecieran visiones distintas acerca del futuro de estos amantes. Irene Azuela pensaba en las peligrosas consecuencias de la obsesión, mientras que Cecilia Suárez pronosticaba un final infeliz para la pareja, en tanto que José María Yazpik lo veía como un proceso de liberación, el rompimiento de las ataduras sociales que por fin daría un poco de sosiego a su insatisfacción.
No es cosa menor que la cinta se recupere con cierta presteza a los tropiezos que suponen las escenas con una fuerte carga de talento infantil (o carencia del mismo), el cual es con mucho el punto más débil de la obra. Las oscuras primaveras es un retrato finamente bordado de una relación basada casi exclusivamente en el deseo (la fuerte carga sexual de la historia le valió una clasificación C). Mención aparte merece el extraordinario trabajo musical de Meme del Real, quien elaboró (junto a sus hermanos), un score puntual, melancólico y estremecedor, como pocos se ven en el cine nacional. Además ya se escucha el tema promocional No puedo parar, el cual complementa muy bien la parte musical del filme. Una grata sorpresa, sin duda, para iniciar de buena manera la primavera de este agitado 2015.