Aunque tiene un peso mediático menor que el resto de los invitados especiales del 20 FICM, Laurent Cantet es un cineasta cuya obra, caracterizada por su elegante sobriedad, merece ser apreciada en una sala de cine.
El cineasta francés ha ido forjando en los últimos años una relación estrecha con el festival moreliano. Ya en dos ocasiones acudió a la capital michoacana como invitado especial. En la primera de ellas se presentó una amplia retrospectiva de su trabajo, nada menos que siete largometrajes, es decir toda la filmografía que había rodado hasta ese entonces.
Mientras que en el 15 FICM, fue invitado nuevamente para presentar El taller de escritura (L’atelier, 2017), en donde nos muestra la intensa relación que se teje entre una escritora que imparte un taller literario para jóvenes, con un discípulo problemático y violento. En esa ocasión, Cantet estuvo acompañado por Robin Campillo, su coguionista de cabecera y quien también es director de cine.
Siguiendo con su filmografía, debemos mencionar dos de sus primeras películas, ambas relacionadas con el mundo laboral. La primera de ellas, Recursos humanos (Ressources humaines, 1999), una mesurada exploración sobre las políticas laborales de las grandes empresas y la manera en la que influyen en una relación filial.
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Mientras que en Tiempo de mentir (L’emploi du temps, 2001), Cantet sigue los pasos de un alto ejecutivo que ha perdido su empleo, y que, incapaz de encarar la situación su familia, decide continuar con su rutina como si nada hubiera pasado, mientras se hunde cada vez más.
Mención aparte merece su obra más conocida, La clase (Entre les murs, 2008). Una historia que sucede al interior de un salón de clases, en donde un maestro de liceo intenta salirse del guion que marca el sistema, para atender un grupo que es todo un microcosmos cultural. La película ganó la Palma de Oro en Cannes y aún hoy se sigue viendo en algunas escuelas formadoras de docentes, eso sí, con aspirantes menos animosos que el profesor de la película.
Lo más reciente del cineasta francés, Arthur Rambo (2021), se estrenó en el 20 FICM, justo en la función previa a Buen trabajo (Beau travail, 1999), de Claire Denis, quien estuvo entre el público. Arthur Rambo es el seudónimo que utilizaba un joven habitante de los suburbios parisinos. Sin tomárselo muy en serio, publicaba una serie de tuits homofóbicos y antisemitas. Mientras más agresivo era su lenguaje, más seguidores cosechaba.
Tiempo después, bajo el nombre de Karim D. se vuelve un escritor exitoso y el elegante mundo de la capital francesa recibe su ascenso meteórico con los brazos abiertos. Sin embargo, el pasado pronto lo alcanza y su caída será estrepitosa.
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Al inicio de su éxito, Karim se da cuenta de que no pertenece a ese lugar, pero decide emprender su vuelo de Ícaro, dejándose llevar por la emoción del momento. Pero al final, no hay disculpas que valgan y hasta sus antiguos amigos, en gesto hipócrita, ahora reniegan de él. Pero Cantet no juzga a su personaje, solo lo enfrenta con la responsabilidad de sus palabras.
Y es que en el mundo de las redes sociales, en donde hay tan poco espacio para matizar, las palabras pueden jugar en nuestra contra, porque después de todo, el internet no olvida y su memoria parece infinita.