La primera jornada doble de Largometrajes Mexicanos en competencia del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), abrió este lunes con Los herederos (2015), segundo filme de Jorge Hernández Aldana.
Su debut fue hace ya algunos años con El búfalo de la noche (2007), adaptación de la novela homónima de Guillermo Arriaga, con Diego Luna en el papel principal. La coproducción de Lucía Films e Ítaca inició de esta manera su periplo festivalero en la capital michoacana.
El guión coescrito por el propio Hernández Aldana sigue un episodio en la vida de Coyo, un adolescente privilegiado que en una noche de diversión con los amigos, sale en su camioneta de lujo a amenazar con un arma a todo el que se le ponga enfrente. Como era de esperarse, las cosas pronto se salen de control y el despreocupado adolescente deberá enfrentar las consecuencias de sus actos ¿o no?
En su charla con la prensa, Hernández Aldana narró que el origen de la historia se remonta a recuerdos y anécdotas de conocidos de la infancia. El director nacido en Venezuela aseguró que el tipo de situaciones que se plantean en la cinta suceden en todos los países de Latinoamérica: “Vivimos una corrupción rampante, vemos que las edades de quienes cometen los delitos bajan cada día más… vivimos una fingida inocencia y una doble moral en nuestras sociedades”.
Michel Franco, coproductor de Los herederos, afirma que no fue solo la amistad que lo une con Hernández Aldana lo que lo llevó a involucrarse en el proyecto: “Tratamos de contar de la manera más honesta la forma en que viven estas nuevas generaciones, estos chicos que crecen sin padecer las consecuencias de sus actos”. Y es que, como asegura el venezolano: “Mientras más jóvenes son quienes cometen estos hechos, menos herramientas éticas y morales hay para enfrentar la vida”.
El peso de la película recae sobre el joven Máximo Hollander, quien no siempre sale bien librado del difícil cometido y que debuta de esta manera en el mundo del cine. Lo acompañan en este viaje un pequeño grupo de actores de experiencia como Úrsula Pruneda (en el papel de la permisiva madre), así como Sebastián Aguirre, quien apenas hace unos días presentó también en el FICM el más reciente trabajo de Rodrigo Plá.
Y a todo esto, ¿la cinta funciona? Desafortunadamente no. Su tono descriptivo, sus personajes antipáticos y sus diálogos vacíos, la alejan de la reflexión para situarla más en la órbita de lo chocante, lo cual justifica el desgano con el que fue recibida tras su exhibición en la función de prensa. Una pena para Lucía Films que venía presentando trabajos interesantes.