Periodista serio, estudioso y reconocido en varios niveles, Humberto Padgett visitó Morelia para brindar una charla de periodismo e impartir un taller académico. El egresado de la UNAM y laureado con el premio Rey de España gracias al reportaje La República Marihuanera, al alimón con la michoacana Dalia Martínez, tiene claro que este oficio pasa por momentos no calculados, tanto así que “la ciencia ficción no previó el apoderamiento global de la información”.
Reunido con colegas, estudiantes y público en general, el reportero de Reforma se pregunta por qué un país con tanta riqueza es tan pobre, y por qué si tiene una cultura milenaria es tan ignorante. Las respuestas, asegura, no las están dando los periodistas, muchos de ellos ocupados en dar legitimidad al poder, y otros tanto sobreviviendo en un clima de violencia social y pocas garantías hacia la profesión.
No es un panorama sencillo: “Tenemos a reporteros que cubren la guerra contra el narco ganando tres mil pesos al mes, a jefes de redacción sin bases teóricas de periodismo, a dueños con intereses ajenos a los de la profesión”. Padgett se muestra crítico con el gremio, se pregunta por qué la sociedad no se manifiesta en las calles para protestar contra el asesinato de periodistas, pero también cuestiona a esas viejas prácticas de complicidad entre poder y medios, al conocido chayote que data de épocas porfiristas. Entonces encuentra una réplica: “Los periodistas nunca han salido a protestar contra el chayote, a pesar de que es una práctica que atenta contra el bien público… nunca hemos dicho que nosotros también somos corresponsables de la corrupción”.
Y agrega: “Si asumimos que el crimen organizado ya penetró en la política, en la Iglesia, en la empresa y en la policía, ¿por qué no pensar que también pudo haber penetrado ya al periodismo?”
Y es que, sentencia quien también ha colaborado en la revista Eme Equis, los periodistas nunca han salido a las calles a preguntarle a la gente qué opinan de los medios, “somos tan complacientes como la Selección Nacional y los políticos”.
Hay quien piensa, en medio de esta era digital, que el papel ha muerto y cada vez los kioscos y los puestos especializados están más flacos. Contrario a eso, Padgett asegura que hoy se imprimen más periódicos y revistas que hace 10 años, pero “hoy más que nunca tiro más papel sin siquiera leerlo”, esto porque los diarios ponen tantas secciones como nichos de mercado han encontrado sus administradores y sus mercadólogos, profesiones que se han ido apoderando de las redacciones, gerentes que buscan el target antes que la calidad periodística, por eso algunos le dan más importancia a la colonia Roma o Condesa que a los habitantes de Iztapalapa: “En México los pobres solo son noticia cuando matan o cuando los matan”.
Así, este periodista ve a su oficio un tanto entrampado en la injerencia de poderosos anunciantes y el poder político, ambos entes siempre pendientes de que la noticia no afecte a sus intereses. Por tanto, vislumbra tres obstáculos para hacer verdadero periodismo de investigación: incomoda a los anunciantes, pone a prueba los recursos de la redacción y molesta al poder”
Para concluir, Humberto Padgett reconoce que las empresas de comunicación en México han permitido que el lector sea un cliente y la información una mercancía, por lo que el reto para quien desee ejercer un periodismo serio y de compromiso es asumir que estos lectores son inteligentes y complejos.
ENTREVISTA
Un día después de esta charla, pudimos contactar a Padgett para que nos ampliara un poquito más el panorama sobre el periodismo a estas alturas del siglo XXI. Aquí sus respuestas:
¿El periodismo en México tiene más libertades que cuando dominaba el PRI?
Es más difícil hacer periodismo en democracia porque los sistemas hegemónicos mantienen bastante estandarizada a la prensa en su conjunto. En la medida en que se ofrezcan mayores libertades ciudadanas, pero que no se venzan las resistencias del poder público y privado, y que exista la intención de mantener hechos de consecuencias públicas en lo oculto, creo que esto se vuelve más complejo. Durante la época del PRI se mantenían controles sobre lo que la prensa debía y no debía decir; un aspecto era el control del papel, otro el de los voceadores y también el de las pautas comerciales, el “No te pago para que me pegues”.
Debe resultar más sencillo hacer periodismo convencional porque las técnicas lo permiten: tenemos mejores grabadoras, correo electrónico, podemos copiar y pegar, mejores impresoras y corregir de forma más simple. Tenemos más datos que nunca a través de las estadísticas compartidas en Internet, o podemos encontrar contextos más complejos si buscamos bien en Google. Pero también impone hacer un periodismo con mayor profundidad y esto no es susceptible de ser encontrado en las redes. El periodismo de contacto con la gente, ir a las banquetas y preguntarle qué está pasando con sus vidas como consecuencia de las decisiones de los gobiernos.
Tenemos una sociedad más informada y con un mayor grado académico, y eso significa lectores más exigentes que quieren contenidos mejores resueltos. Entonces, el periodismo es más complejo en un sentido y más sencillo en el otro.
¿La democracia amplió las libertades?
Creo que existen avances y siempre habrá tentaciones de retrocesos; el gobierno de Felipe Calderón en un momento trató de modificar la ley de Acceso a la Información Pública, cosa que ahora el PRI, con el bono con el que llega, quizá la primera elección que no se ha robado, llega con la capacidad legislativa suficiente para descabezar al IFAI, y lo están haciendo. Se están incrementando los criterios de confidencialidad y datos con el pretexto de la inseguridad…
¿Crees en el periodismo ciudadano?
Creo en el periodismo ciudadano como una oferta al periodismo elitista; este se acerca a la gente y le pregunta qué le pasa. Lo otro es una acción ciudadana que se sirve de las herramientas tecnológicas para compartir información. Sin embargo, sí hay quien hace periodismo desde Twitter y otras plataformas sociales.
¿Se lee igual por Internet?
Sigue habiendo lectores interesados en hechos complejos, en historias escritas con profundidad. A veces generalizamos y no tomamos en cuenta a la ama de casa que quiere hacer algo respecto a la mala educación que está recibiendo su hijo. Eso lo hace otro tipo de periodismo y existe esa ama de casa interesada en leer.
¿Hacia dónde va el periodismo?
Creo que seguirán surgiendo muchos medios pequeños con diferentes niveles de calidad que van a ofrecer contenidos más específicos para públicos cada vez más especializados, pero suficientes para mantener captada su atención. Lo que no sabemos es si esto será redituable; estamos en un proceso de transformación que no solo implica la transformación tecnológica, sino que coincide con una revolución en la cultura de la información. También tenemos en juego nuevas variables económicas que hacen impredecible el futuro. Quien diga qué va a pasar al respecto en 20 años lo habrá acertado únicamente por casualidad.