Gaspar Noé, cineasta de origen argentino radicado en Francia, país donde ha realizado la mayor parte de sus trabajos, es conocido ante todo por Irreversible (Irréversible, 2002), thriller contado a la inversa, en el que se recuerda aquella escena en donde el personaje interpretado por Monica Bellucci sufre una violación en un sórdido paso subterráneo de París.
Love (2015) trabajo de alto contenido sexual y destinado al formato 3D, es apenas su cuarto largometraje y fue presentado (fuera de competencia) en la pasada edición del Festival de Cannes además de que pudo verse hace un par de meses en el Festival de Cine de Morelia.
Al día siguiente de la fiesta de fin de año, Murphy, un joven estadounidense que comparte un pequeño departamento de París con su esposa e hijo, despierta debido una misteriosa llamada telefónica. La noticia que recibe lo hace recordar a Electra, una chica atractiva e inestable con aspiraciones artísticas con la que sostuvo una intensa relación tiempo atrás. El noviazgo de Electra y Murphy no fue sencillo, estuvo plagado de drogas e infidelidades, además de toda una serie de urgentes encuentros sexuales alrededor de los cuales gira su historia.
La idea de Love estaba presente en la mente de Gaspar Noé desde hace muchos años. Inicialmente Monica Bellucci y Vincent Cassel habían acordado participar en el proyecto, pero después de leer el guion, decidieron que el hecho de practicar sexo real frente a la cámara era demasiado para ellos. Al final, el cineasta tuvo que desecharlo y en cambio rodó Irreversible con los mismos actores. Años después, Noé seguía obsesionado con la idea de filmar una historia de amor desde un punto de vista casi enteramente sexual, por ello retomó la idea y la transcribió en un guion de apenas siete páginas con los resultados que actualmente pueden verse en la pantalla.
Es obvio que a Gaspar Noé le gusta la controversia; semanas antes de su estreno en Cannes, empezaron a circular posters con imágenes explícitas que incomodaron a más de uno. A esto habría que sumarle la decisión de proyectar la película en 3D, formato que no necesariamente hace una contribución importante a la obra y que al final parece más una táctica de lucimiento innecesario.
El protagonista Karl Glusman era el único actor profesional del rodaje. Alter ego del propio Noé, incluso retoma en los diálogos algunas de sus afirmaciones, como aquella en donde menciona su gusto por la obra de Kubrick, 2001 una odisea del espacio (2001: A space odyssey, 1968), una de las favoritas del realizador. En tanto que el talento femenino lo aportan las debutantes Klara Kristin y Aomi Muyock, quienes debieron improvisar cada una de las escenas sexuales del filme: el director únicamente las colocaba en una posición respecto a la cámara y ellas hacían el resto, sin que esto se traduzca en una mejoría en la estética.
Es interesante que Gaspar Noé siga en la búsqueda de la incomodidad de las audiencias, pero curiosamente Love puede que sea uno de sus trabajos menos transgresores. La sucesión de largas tomas de sexo explícito en riguroso 3D barnizadas con pláticas más bien banales, quedan lejos de lo que nos ofrece Lars von Trier en Nymphomaniac (2013), sólo por citar un ejemplo reciente. Y lo que es peor, uno esperaría que en las larguísimas dos horas y quince minutos que dura la película nos brindaran algo más que una colección de escenas muy poco distantes del porno estándar.