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Luciérnagas en el FICM: traspasar las fronteras personales

Como parte de la primera jornada de largometrajes mexicanos en competencia, se presentó Luciérnagas (2018), segundo largometraje que escribe y dirige la cineasta de origen iraní Bani Khoshnoudi, quien se dio a conocer hace unos años con el drama femenino Ziba (2012).

La película, situada en la ciudad de Veracruz, sigue los pasos de Ramin, un joven homosexual iraní, quien huyendo de la discriminación que vive en su país ha terminado accidentalmente en el puerto jarocho. Su desconocimiento del idioma y de las costumbres mexicanas, lo exiguo de sus ingresos producto de empleos temporales, así como el deseo de volver a encontrarse con su antiguo amor, quien permaneció en Irán, impiden a Ramin llevar una vida plena en un entorno que se vuelve cada vez más asfixiante.

Khoshnoudi se define a sí misma como una migrante. Desde que ella tenía dos años su familia tuvo que mudarse a los Estados Unidos debido a la revolución islámica de 1979. Hace diez años, la cineasta se estableció en México, un lugar con una cultura muy compleja y con una gran cantidad de personas que tienen orígenes en distintas partes del orbe. Khoshnoudi afirma que vive muy bien en nuestro país, aunque reconoce que su estatus es privilegiado comparado con las dificultades que deben enfrentar millones de migrantes alrededor del mundo.

En la charla con los medios al término de la función de prensa. La directora habló acerca del origen de la historia. Una pequeña nota periodística en donde se informaba que un joven iraní buscó asilo en Turquía y Grecia, pero debido a que ambos países le negaron la petición, se vio obligado a desembarcar en el bullicioso puerto de Veracruz, en donde permaneció varado por un tiempo indefinido.

Ramin añora volver a su tierra y en el camino establece relaciones con otros migrantes como Guillermo, quien como tantos otros centroamericanos, busca llegar a los Estados Unidos. En cambio, Leti, la dueña de la casa de huéspedes en donde se aloja el iraní, ha decidido quedarse en su ciudad, a pesar de que su ex pareja se ha mudado a Texas, sin importarle el daño que ha hecho a sus sentimientos.

Luis Alberti, Arash Marandi, Bani Khoshnoudi. Imagen cortesía del FICM

 

En ese sentido, Luciérnagas no es una película sobre migración, ni siquiera se puede decir que su tema central sea el romance homosexual. En cambio, la obra de Khoshnoudi es un filme que aborda la cuestión de la superación de las barreras personales, de las represiones que se autoimponen cada uno de sus personajes. Ya sea un amor inalcanzable a miles de kilómetros de distancia, la libertad sexual o el rompimiento definitivo de una relación enfermiza, lo importante para ellos será moverse y seguir adelante.

Con más entusiasmo que solidez narrativa, Luciérnagas, nos cuenta la historia de tres personajes que se entrecruzan en un lugar y momento determinados: el puerto veracruzano y los días previos al carnaval, en donde la alegría se desborda y la vida ofrece nuevas posibilidades. Probablemente no estará entre lo mejor de la sección oficial, pero es un trabajo al que bien vale la pena darle un vistazo.

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