Mientras la prisión exista (2015) abrió la quinta jornada de la sección de Largometrajes Mexicanos en competencia en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). La ópera prima de Nicolás Gutiérrez Wenhammar fue recibida con frialdad en la función de prensa del miércoles. La película que dura poco más de una hora (sesenta y ocho minutos para ser exactos), inicia en la capital michoacana su recorrido por el circuito de festivales.
Con guion del propio Nicolás Gutiérrez, la obra sigue los pasos de Jan, un joven inmigrante rumano que se asocia con un grupo de timadores y comete pequeños hurtos en la ciudad de Barcelona. Atrapado por su condición migratoria y desesperado por un problema de salud planea en conjunto con su nueva novia, un escape de la ciudad que ambos ven como una prisión.
Es muy notoria la utilización de planos dorsales en casi toda la película, la cámara se sitúa prácticamente en todo momento detrás de los personajes. El director explicaba la necesidad de ocultar los rostros de los protagonistas, restringir sus impresiones para dar una imagen de encierro, “si tuviera que hacer un plano carcelario es el que mejor se presta”, aseguró.
Otro detalle llamativo fue la utilización de insertos de entrevistas a personajes que sirven para apuntalar la narrativa del filme (que por sí misma es bastante limitada), de esta manera desfilan una prostituta rusa, un comandante de policía, un médico y una empleada de farmacia.
Mientras la prisión exista no es un trabajo del todo desdeñable, tiene algunos aciertos como una bien cuidada fotografía nocturna y una musicalización muy acorde con su desarrollo. Respecto a lo primero, el director comentó que debido a lo limitado del presupuesto debieron utilizar la iluminación de la ciudad, particularmente de la zona de La Rambla, en donde transcurre buena parte del metraje. En cuanto al aspecto musical, Nicolás Gutiérrez apuntó que el ritmo lento de la pieza musical (el extraordinario Adagio in G, atribuido a Tomaso Albinoni), está a tono con el de la película, además de que “nos hace pensar en otro lugar es un escape, como si la música estuviera dentro de los personajes”, señaló.
Otro aspecto a destacar es el desempeño aceptable de su protagonista Joan Florescu, un inmigrante rumano que nunca había actuado y que se dedicaba a repartir volantes de discotecas justamente en La Rambla. Aunque hay que decir que fue ayudado por las características del filme: una corta duración, escasos diálogos y la ya mencionada abundancia de planos dorsales que impiden ver sus expresiones.
No hay ninguna duda de las buenas intenciones de Nicolás Gutiérrez y su equipo de producción, existen elementos para rescatar pero aún hay mucho camino por recorrer. No se trata únicamente de exponer nuestras ideas sino de lograr que los demás conecten con ellas, es un trabajo con el que es muy difícil engancharse… pero al menos dura muy poco.
Mientras la Prisión Exista: Trailer 01 from Cauce Cine on Vimeo.