Por Armando Casimiro Guzmán
La función de clausura del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), con la que cierra actividades el certamen moreliano, corrió a cargo de Un reino bajo la luna (Moonrise Kingdom, 2012) del estadounidense Wes Anderson, quien desde sus inicios se especializa en el tema de las familias disfuncionales.
Moonrise Kingdom fue estrenada en la más reciente edición del Festival de Cannes, desde ese momento ha generado buenos comentarios y a pesar de contar con una distribución limitada en su país de origen, logró llevar una buena cantidad de espectadores a las pantallas de cine. En nuestro país, su estreno se aplazó hasta el mes de Diciembre, aunque ya desde hace más de un mes puede conseguirse en todas las tiendas de videos.
Fiel a su estilo, Wes Anderson presenta una gran cantidad de personajes secundarios, (todos ellos interpretados por actores reconocidos), en ese gran conjunto de caracterizaciones encontramos al padre indolente y engañado, el policía solitario, la madre infiel y el jefe de campamento menospreciado por sus superiores. Éstas son las cuestionables figuras de autoridad para Sam, un huérfano desertor de los niños exploradores y Suzy, una seria adolescente con tendencias suicidas, juntos hacen un pacto secreto, se juran amor eterno y huyen a los bosques de la isla que habitan. Familiares y autoridades emprenden una búsqueda desesperada sin percatarse que se acerca una gran tormenta que cambiará para siempre el orden de las cosas.
Moonrise Kingdom tiene un estilo visual muy difícil de clasificar, varias tomas fijas, colores intensos y situaciones absurdas, se intercalan con inmensas escenas coreográficas, en donde lo que sucede al frente de la pantalla no evita percatarse del sinnúmero de situaciones que tienen lugar en el fondo de la misma.
Wes Anderson es capaz de darle voz a los antisociales y los inadaptados, quizás por eso nunca, hasta esta película, había sido un director muy popular entre el público masivo. Ni sus grandes obras como Viaje a Darjeeling (The Darjeeling limited, 2007) ni la cinta de animación El fantástico señor zorro (Fantastic Mr. Fox, 2009), fueron apreciadas fuera de los círculos de arte alrededor del mundo. Moonrise Kingdom no es el mejor de sus trabajos, pero cuenta con la fuerza suficiente para considerar al joven Anderson como uno de los directores norteamericanos que se han forjado un prestigio al margen de las costosas producciones de Hollywood. No le pierdan la pista, se estrena en México el 8 de Diciembre.
Uno de los estrenos más esperados de la décima edición del Festival Internacional de Cine de Morelia fue The master (2012), la nueva producción del norteamericano Paul Thomas Anderson, quien con apenas media docena de filmes se ha posicionado como uno de los cineastas más interesantes de los Estados Unidos.
Ambientado en la década de los años cincuenta, The master cuenta la peculiar relación que surge entre Lancaster Dodd, dirigente de un poco original culto metafísico y Freddie Quell, un ex combatiente de la Segunda Guerra Mundial, un joven alcohólico y violento que se ve arrastrado por el carismático líder de la organización, en quien terminará confiando ciegamente.
Contada con la grandilocuencia habitual de Anderson, The master desnuda las obsesiones, las ambiciones y el cretinismo que predominan al interior del culto: la esposa controladora, el hijo indolente, el secretario hipócrita, la fanática adinerada… todos ellos actúan a veces sin proponérselo, a favor de una ideología patética y confusa.
Aunque The master no cuenta con la fuerza dramática de Petróleo sangriento (There will be blood, 2007), ni funciona como una gran película coral al estilo de Magnolia (1999), si logra un poco del desparpajo disfuncional de esa joya que es Boogie nights (1997), lo cual es suficiente para lograr ubicarla entre las obras más importantes de este año, gracias sobre todo al desempeño de Philip Seymour Hoffman, quien da vida al contradictorio “maestro” de la cinta.
Después de su exitoso paso por los Festivales de Cine de Toronto y Venecia, el nuevo trabajo de Paul Thomas Anderson generó expectativas tan altas que es difícil que las cumpla todas. Por ahora no hay fecha de estreno en nuestro país, tal vez ni siquiera llegue a cartelera, así que podemos considerar un gran acierto que haya formado parte de la programación del FICM en el rubro de los estrenos internacionales.