Por Darío Zalapa Solorio
I
Pedro miró de reojo el tren. Sabía que al subirse se alejaría para siempre de dos personas importantes: su abuela Cata y su perro Manolo. Manolo, por su parte, quería irse con Pedro, pero los perros no viajan en trenes. Los perros, como Manolo, no son personas.
II
A Pedro se le rompieron sus lentes una noche antes de partir; eso quizá evitaría el viaje, pero no fue así. A Pedro lo abordaron unas ganas locas por comenzar a empacar. A Pedro le daban ganas de que se lo comiera un lobo.
III
La abuela Cata no quería que Pedro se fuera. Desde siempre lo tuvo consigo. El hecho de que Manolo, el perro, se quedara con ella no la convencía del todo. La compañía de un perro nunca será la misma que la de un nieto. A la abuela Cata le daban ganas de matar a Martín, quizá así ya no buscaría a Pedro para matarlo. La abuela Cata tiene serios problemas con la muerte.
IV
Martín busca a Pedro para matarlo. Martín sabe que él embarazó a su novia Lola y que ella quiere tener ese niño. Martín se siente traicionado y con ganas de darle un tiro en la cabeza a Pedro. Martín le tiene miedo a la abuela Cata, pero lo que ha hecho Pedro no tiene perdón. Martín se siente un lobo.
V
Manolo simplemente no entiende lo que pasa. Ve, en blanco y negro, como Pedro entra corriendo a la casa. Lo escucha gritar y se entristece porque no le ha rascado detrás de las orejas, como lo hace siempre. Manolo ya no es el perro que fue antes. Manolo es viejo y ya no puede correr, sus ladridos cada vez son más apagados y en sus ojos un reflejo brilloso denota su ancianidad. Manolo nunca ha conocido el interior de un tren, no sabe qué es un tren.
VI
Pedro piensa que debe enfrentar a Martín. Aún conserva el viejo rifle del abuelo Paco. Es tan fácil como tomarlo, ir a buscar a Martín y detonarle una rodilla, luego otra, luego un hombro y, finalmente, meterle el cañón en la boca y ver cómo Martín deja de existir. Pedro se arrepiente de pensar eso. A Pedro no lo criaron como un vago. Pedro embarazó a Lola porque es tonto. No la quiere, pero piensa que un bisnieto alegraría mucho a la abuela Cata.
VII
Lola le quitó lo virgen a Pedro. Lo vio un día salir de la panadería. Le gustó. Lo siguió, no lo conocía. Vio a dónde entró. Comenzó a seguirlo al término de las clases. Todos los días. Fue un martes cuando Lola arremetió contra Pedro en el baño de hombres del colegio. Pedro no se resistió. Lola le hizo ver que ya era un hombre. Lola quiere a Pedro, ya no a Martín. Lola detesta a Manolo. Lola se sienta con las piernas abiertas frente a Pedro.
VIII
Martín sale de su casa. Martín no tiene una pistola. Martín va buscado a Pedro en los cafecitos donde le ha visto antes. Martín tiene una navaja en su bolsillo derecho. Pedro está empacando. Martín se detiene frente a la casa de Pedro. La abuela Cata lo ve desde la ventana y sale con el viejo rifle del Abuelo Paco. Martín la mira un par de segundos y se aleja. La abuela Cata entra al cuarto de Pedro y le dice que se tiene que ir al día siguiente. Manolo sigue triste.
IX
Manolo sigue triste. Manolo (que no es una persona, sino un perro), no comprende mucho pero entiende, por alguna rareza de la naturaleza canina, que no verá a Pedro en mucho tiempo. Manolo no sabe que su dueño se llama Pedro. Manolo no sabe que él se llama Manolo. Manolo no ha comido ese día. Manolo permanece echado sobre el viejo sillón rojo. Manolo ve a la abuela Cata llorar. Manolo no sabe qué es el llanto. Manolo es un perro viejo que bien podría morir esa noche. Manolo no entiende a las personas. Manolo quiere que Pedro rasque detrás de sus orejas.
X
Pedro sube al tren ya con cierta tranquilidad, sabe que ese día no morirá, no por mano de Martín. La abuela Cata ve cómo se aleja el tren y piensa en comprar croquetas para Manolo de regreso a su casa. Manolo no entiende a las personas. Martín no sabe que Pedro se ha ido, piensa ir a buscarlo ese día, más tarde, a la salida del colegio. Lola abortará ese feto en dos semanas, no lo sabe aún. El viejo rifle del abuelo Paco permanece bajo la cama de la abuela Cata, cargado y listo para usarse. Cuando el tren ha avanzado varios kilómetros, Pedro recuerda que no se despidió de Manolo. Manolo no sabe lo que es un hola o un adiós.
2.Adioses sin sentido.