Uno de los aciertos de la pasada edición del FICM fue la presencia de la actriz francesa Juliette Binoche. Entre la serie de actividades que realizó en tierras michoacanas destacó la presentación de Las Nubes de María (Clouds of Sils Maria, 2014).
Por Armando Casimiro Guzmán
Este es el largometraje de ficción número quince (si tomamos en cuenta la mini serie Carlos, que formó parte de la 53 Muestra Internacional de Cine), en la cuenta personal del cineasta Olivier Assayas, de los cuales, apenas un par de ellos ha contado con estreno comercial en México. La cinta fue bien recibida cuando se estrenó en Cannes, certamen donde estuvo nominada a la Palma de Oro, es por estas fechas que inició su recorrido por las salas de cine de nuestro país.
Con guion original del propio Assayas, la historia de Las nubes de María se centra en la vida de Maria Enders, una experimentada y exitosa actriz quien se enfrenta a la disyuntiva de interpretar o no la secuela de una obra de teatro que la lanzó a la fama 20 años atrás. Para la protagonista ésta no es una obra cualquiera, en el camino recordará amores pasados, recibirá la noticia de la muerte de su mentor, además de que pondrá en perspectiva la relación con su asistente personal, además la enfrentará con una joven y atrevida estrella de Hollywood.
Assayas suele considerar la elección del reparto como la parte fundamental de cualquier proyecto cinematográfico. Después de hacer este proceso, el cineasta francés asegura que se siente capaz de conocer la dirección que tomará la película. En este caso, después de haber trabajado juntos en el drama familiar Las horas del verano (L’heure d’été, 2008), la elección de Binoche encajaba perfecto por el tema del filme que es casi un retrato de cómo es la actriz hoy en día. Por otra parte, aunque sorprendió la elección de Kristen Stewart para uno de los papeles más importantes, es justo decir que no lo hace nada mal.
Sería superficial enfocarse en la anécdota principal del filme, si lo hacemos corremos el riesgo de sentir pasa muy poco conforme avanza el metraje. Más allá de ser un retrato vibrante de la vida tras bambalinas de una actriz en el pináculo de su carrera, es más justo ver a Las nubes de María como un historia sobre los diferentes puntos de vista que ofrecen la juventud y la madurez, cuando se les enfrenta a un mismo desafío. Al mismo tiempo, es difícil recordar una película de Assayas que tenga tantas interpretaciones y subtextos, como la que hoy nos ocupa.
Incluso los elementos más flojos de la historia, los que involucran la participación de Chlöe Grace Moretz, pueden verse como parte integral de la cinta, sus antecedentes en el cine de Hollywood, así como su seriedad impostada, van a tono con el personaje que le toca interpretar. Es interesante ver como Assayas toma un curioso fenómeno meteorológico (una ancestral irrupción nubosa en un valle suizo), como fondo para una historia tan compleja y tan íntima, además se da el tiempo para dar algunos apuntes elegantemente incisivos sobre el egocéntrico y petulante mundillo artístico. En suma, es un interesante pasaje de entrada a la extensa filmografía de un director que no suele estar presente en las carteleras mexicanas.