El músico se presenta el 2 de septiembre en el Salón Arena de Morelia
Se dice que es un tipo simple, amable, que no solo pasea sino fabrica bicicletas urbanas, que es feliz con lo que tiene y que se obsesiona con las frutas. La revista Noisey lo ve como una mezcla de Jack Johnson, Devendra Banhart, Cat Stevens, Barrington Levy y Bob Marley, todo eso revuelto con gajos de mandarina y rebanadas de papaya.
Se llama Óscar Alfonso pero eso poco importa; es el buen amigo al que todos le dicen Caloncho, tanto que si llamas a su casa y preguntas por Óscar Alfonso te dirán que no conocen a nadie con ese nombre y te van a colgar. ¿Pero, por qué tanta chaviza lo ama y canta entre lágrimas de emoción todos sus temas?
“La fruta es un regalo de la existencia al igual que la música, bien podríamos no tenerla, pero es algo que hace mucho más ameno el hecho de existir”, le dijo a la revista El Descafeinado. Y es precisamente esa filosofía tan chabacana lo que hace de esto sonorense radicado en Guadalajara un nuevo ídolo de la generación milenial, pues sus letras no hablan de ninguna protesta, tampoco se viaja con metáforas forzadas ni se tira al piso con dramas sonoros. Al contrario, las rolas de Caloncho son relajadas, optimistas, hedonistas; son un paseo por los bosques tropicales que caminan entre el reggae y el pop, y un poquito por el folk.
Al diario Milenio le confesó: “No tengo canciones políticas no porque no me guste, sino porque quiero transmitir lo positivo de la vida”. Así, en sus conciertos mujeres y hombres lucen sonrientes, contentos, cantan fuerte rolas como Chupetazos, Mango taco y Los Animales, extraídos del álbum Frutas (Vol II). Ahora cantarán nuevas como los sencillos Optimista y Hedonista, recién subido a plataformas digitales, el adelanto de Bálsamo, el nuevo disco esperado por esa generación indie que también ama a Mon Laferte, a Natalia, a Siddhartha y a Little Jesus.
Como no basta una vez, Caloncho regresará a Morelia este 2 de septiembre en el Salón Arena, con acceso para todas las edades y con el nuevo disco físico de regalo para todos los asistentes. El costo es de 400 pesos en la fase 1 (hasta agotar existencias) y 500 en la fase 2, disponibles en el bar Cactux y a través de Boletia.
Habrá que ir y fingir felicidad por un par de horas.
*Foto superior: Diego Guillén