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Revelan arreglos para que Pachuca y León llegaran a la final

La llegada de Pachuca y León a la final del Torneo de Clausura 2014 no fue por méritos deportivos, sino por un arreglo de muy alto nivel entre quienes manejan el futbol mexicano.

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Foto: www.puentelibre.mx

Por Francisco Valenzuela

Testigos que por temor a represalias prefieren guardar el anonimato, han confiado que el bicampeonato de los Esmeraldas estaba pactado desde que Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, decidió invertir en esta escuadra y en la de su hermano mayor, el Pachuca, ambos pertenecientes en un 70% a la familia de Jesús Martínez, prominente empresario que ha hecho una fortuna gracias a oscuros pactos con políticos priistas de Hidalgo.

Hace tres años León ni siquiera jugaba en Primera División, estuvo recluido en el circuito de ascenso por una década hasta que Grupo Pachuca compró la franquicia… y los resultados llegaron de inmediato. La llamada fiera ascendió de categoría y no solo eso, sino que rápidamente regresó a los títulos al derrotar al América a finales del año pasado, un auténtico duelo de titanes, pues a nivel negocios se trató de un enfrentamiento entre Televisa y Grupo Carso, los dos gigantes de las telecomunicaciones en México.

Hasta ahí nada parece demasiado raro: un equipo bien reforzado, con jóvenes mexicanos talentosos, extranjeros de valía y un técnico de escuela ofensiva, además de una afición fiel que llena su estadio cada 15 días. Elementos suficientes para hacer una buena liga y después, ya enrachados, llegar a la final y levantar la copa en el estadio Azteca.

Lo raro vino después…

Milagros inesperados

En el siguiente torneo León quería refrendar su título, pero tenía un pequeño problema: jugar al mismo tiempo la Copa Libertadores, un torneo internacional que ningún equipo mexicano ha logrado ganar, pues Cruz Azul y Chivas han llegado hasta la última instancia, pero no les ha alcanzado. De esta forma, los Panzas Verdes desairaron la liga local y se enfocaron en la justa sudamericana en la que México es el invitado incómodo.  La fase de grupos la libraron sin muchos contratiempos, pero llegada la instancia de encuentros definitivos, a la poderosa Fiera se le vio como un equipo del montón, quedando fuera en los octavos de final contra el Bolivar, un cuadro sin mucho prestigio y con muy poco presupuesto.

Con ese fracaso en la frente, los jugadores regresaron a México para enfrentar su último partido de la Liga MX frente a los Xolos de Tijuana, escuadra perteneciente a la familia Hank, una de las más oscuras y poderosas del país, herederas del clan Atlacomulco.

Mientras viajaban en el avión, alguien sacó la calculadora y avisó: si queremos calificar a la liguilla, primero hay que derrotar a Tijuana, y luego esperar un milagro, porque necesitamos que 4 equipos pierdan sus partidos…. Uno solo de ellos que sume, aunque sea un punto, y nos echan fuera.

Y el milagro sucedió…

Efectivamente, León se metió a Tijuana y lo derrotó por un gol, llegando a 22 puntos. Minutos antes, Querétaro era derrotado por Pachuca, con lo que ya tenían una combinación y esperaban otras tres. Y en un par de días la cascada de resultados se fue dando. Atlas fue a jugar al “Volcán” y perdió contra Tigres, que ya estaba eliminado; el domingo, Monarcas jugaba contra el peor equipo del torneo, el Puebla, y perdió por un apabullante 3-1, con errores garrafales de sus defensas y delanteros. Y para completar la buena suerte, las Chivas de La Volpe perdían contra Monterrey, combinación que daba el pase a los Esmeraldas.

El milagro estaba consumado.

Pachuca, 4 goles en 15 minutos

Pese a que los Tuzos del Pachuca han sido una de las escuadras más ganadoras en los torneos cortos del futbol mexicano, la fortuna no les había acompañado en los últimos semestres. Ni la dirección técnica de Hugo Sánchez ni la de su ídolo Gabriel Caballero lograban enderezar la nave, sin contar con las millonarias contrataciones de jugadores que no rendían pese a su fuerte cartel. Cansados de tanto fracaso, los directivos llamaron a uno de sus últimos campeones, el “Ojitos” Meza, que además de una liga les había entregado una Copa Sudamericana.

Meza mejoró al Pachuca, pero nada que ver con aquellos tuzos imbatibles y peligrosos. Se trataba de un equipo irregular que lo mismo hacía un partidazo de visitante que perdía de local. Ante otra mala temporada, los dueños se reunieron con el Chepo de la Torre para ofrecerle la dirección técnica en cuanto se terminara el Clausura 2014. Llegó la última fecha, llegó ese viernes milagroso donde León venció a los Xolos, pero eso fue a las 9:30 pm hora del centro de México. Dos horas antes, Pachuca se metió a la Corregidora de Querétaro para buscar la liguilla, que a diferencia de sus hermanos, la obtendrían con solo ganar el partido.

Tras un primer tiempo de bostezos, los dirigidos por Nacho Ambriz se fueron con la mínima ventaja, pero apenas arrancó la parte complementaria y se lanzaron con todo contra los tuzos, que daban otra exhibición penosa. Cabe apuntar que los Gallos Blancos también tenían probabilidad de liguilla; si ganaban el partido estaban dentro, así de fácil.

Alentados por la afición que casi llenó las tribunas, los de Querétaro clavaron el segundo y ya extasiados encajaron el tercero; era un auténtico baile, una cátedra no de buen futbol, pero sí de actitud y mentalidad ganadora.

Querétaro, desafiliado por culpa del dueño…

Cuando se jugaba este encuentro, mientras los Gallos humillaban a los Tuzos, el Querétaro era un fantasma, pues su propietario, Armando Yáñez, defraudó por una cantidad millonaria al grupo bancario Citibank a través de Oceanografía. Arraigado por la PGR, todas las empresas de Yáñez fueron intervenidas por la Secretaría de Hacienda; todas, incluida la del Club de Futbol Querétaro. Esto derivaría en la inevitable desafiliación del club, pues los códigos y normas de la Federación Mexicana de Futbol indican que ningún empresario en un lío como estos puede ser parte de la Liga MX. En otras palabras, solo era cuestión de que se terminara el torneo para decretar la desaparición de los Gallos Blancos, o al menos, que dejaran de pertenecer a Yáñez.

Y ahí estaba el gran problema: ¿Qué iba a pasar si Querétaro ganaba el partido y por lo tanto calificaba a la liguilla? ¿Quién iba a cobrar las entradas si la empresa estaba congelada por las autoridades? ¿A quién le iba a pagar la televisión (TV Azteca) por los derechos de transmisión de su partido como local? ¿Con quién iban a negociar los encargados de la publicidad estática? ¿Con quién los que venden la cerveza y los chicharrones en las tribunas? Hay que recordar que los equipos suelen hacer contratos anuales o multianuales por todos estos conceptos, pero si se accede a la liguilla todo arranca de cero y se paga conforme van avanzando.

Así que vaya lío si los Gallos calificaban, ¿no?

Regresemos al partido, una disculpa por el paréntesis.

Con la afición eufórica en las gradas y un Ojitos Meza sumido en su área técnica, los Tuzos no atinaban ni a llegar a portería contraria, era domados por unos gallos desenfrenados, con las navajas bien afiladas. Corría el minuto 70 cuando el técnico visitante quemó su último cartucho: hizo ingresar a Enrique Esqueda, delantero despreciado por el América y al que las lesiones lo han castigado en su carrera. Como por arte de magia, como sucede en la lucha libre cuando de la nada reaccionan los técnicos, Pachuca inclinó la cancha y metió el que parecía gol de la honra al minuto 75. Quedaban 15 minutos y a los de Hidalgo les faltaban 3 goles más. Al 80, en lo que parecía un centro de trámite, el portero de los Gallos perdió el balón inocentemente, prácticamente lo entregó al delantero para que firmara el segundo. Había más: a 3 minutos de que se cumplieran los 90, Pachuca cobró un tiro de esquina: todo Querétaro estaba en su área chica, pero nadie estorbó a Esqueda para que éste clavara el del empate, resultado que dejaba fuera a ambos equipos. La gente no lo podía creer, su equipo perdía una ventaja de tres goles en 12 minutos, algo inaudito no solo por semejante diferencia, sino por el nivel de juego donde los locales eran infinitamente superiores a su visita.

Con el tiempo cumplido, los Tuzos se encontraron con una amable avenida por el sector derecho, abrieron el juego, metieron un centro y sin marca empujaron el cuarto gol, que así, con el milagro del Paleta Esqueda y los defensores de Gallos, los metía mágicamente a la liguilla.

La final

Pese a sus respectivos milagros, ni Pachuca ni León eran favoritos en la liguilla. Los Panzas Verdes, al calificar como octavos, estaban condenados a enfrentar a los líderes de la tabla y cerrar como visitantes, pero eso poco importó, pues ya instalados en la “fiesta grande” derrotaron al poderoso y casi imbatible Cruz Azul, para luego borrar a unos desconocidos Diablos Rojos del Toluca, que no metieron ni  las manos en su propia casa.

Por su parte, Pachuca dejó fuera a unos Pumas entregados y fundidos en cuartos de final, para luego en semifinales imponerse a Santos, una de las escuadras más goleadoras de la liga.

De esta forma, luego de un torneo malo y mediocre, los equipos de Carlos Slim y la familia Martínez estaban en la gran final, recordando a esa época en la que el América enfrentaba al Necaxa por el título. Hoy parece que los tiempos han cambiado, hoy la liga no es más de Emilio Azcárraga, que vio eliminadas a sus Águilas de forma abrupta y no solo eso, pues Televisa se quedó fuera de la final por primera vez en muchos, muchos años, ya que el partido de ida fue transmitido por Fox Sports y el de vuelta por TV Azteca, que por cierto, prácticamente desairó el partido, toda vez que Pachuca anunció que a partir del siguiente torneo también se va a Fox.

¿Quién dio la orden para que Querétaro se desfondara en 15 minutos? ¿Cómo sucedió que tres equipos no pudieran ni empatar en sus respectivos encuentros? ¿Por qué Cruz Azul y Toluca olvidaron su estilo jugando como locales? ¿Qué le pasó a Santos que se dejó meter tantos goles? ¿Por qué Oswaldo Sánchez se hizo expulsar de forma tan obvia y cómo fue que su suplente regalara un par de anotaciones?

Las respuestas a estas y otras interrogantes, en la SEGUNDA PARTE.

SEGUNDA PARTEhttp://revesonline.com/?p=19307

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