Hace unos cuántos días navegaba en Facebook (es decir, perdía mi tiempo) cuando vi que uno de mis contactos compartía una noticia aterradora: decenas de brasileños eran expulsados a golpes por la policía porque la orden es limpiar las favelas antes de que comience el Mundial de futbol.
Intrigado, entré al link y me topé con una serie de fotos de gente reprimida, pero no había más datos: el supuesto reportaje no indica dónde se tomaron las fotografías, cuándo sucedieron los hechos ni bajo qué contexto ocurrió la reprimenda. Eso sí, su cabeza es muy llamativa: “¿Estás Emocionado Por Ver El Mundial 2014? Mira Cómo Desalojan Los Barrios Pobres En Brasil Para Preparar El ‘Evento’”.
La página que publica este reportaje sin datos es el sitio venezolano www.reporte24h.com, (mientras escribo esto aparece como «suspendido») y al final del mismo, invita al usuario a que difunda el contenido para detener las violaciones a los derechos humanos. En Facebook, la nota ha sido compartida casi 3 mil veces; es decir, ese número de personas y muchos de sus amigos respectivos han dado como válido un artículo sin absolutamente nada de datos periodísticos. (Ojo, la represión se está dando, pero en este sitio no hay nada de información seria).
¿Y esto en qué se relaciona con el artículo de futbol que usted estaba leyendo hace unos momentos?
Bueno, pues que se trata de un reportaje ficticio, de un ejercicio ocioso disfrazado de periodismo de investigación. Obviamente los hechos descritos son reales, tanto los resultados como el final de la historia (el León levantando el bicampeonato) pero eso de la conspiración orquestada por Carlos Slim es una vil mentira, algo sin absolutamente nada que le dé sustento. El título del reportaje no se relaciona con su contenido, pues en el cuerpo del texto nunca se dice quién o cómo se reveló el supuesto arreglo.
Cuando se corre la segunda década del nuevo siglo, se dice que vivimos en la más esplendorosa época de la información, pues la televisión ha dejado de manipularnos y tenemos acceso a cientos de medios libres, sin ataduras con el poder. Hoy, insisten los enamorados de Internet, el mismo ciudadano produce contenidos que comparte con sus pares, democratizando el ejercicio de la información.
Entonces, uno no entiende por qué si los cibernautas están tan bien informados y mejor preparados que los habitantes del viejo siglo, es tan fácil que caigan en esta clase de reportajes patito. Volviendo con la nota de la “represión brasileña”, las opiniones de los faeibukeros son elocuentes:
Li Zard Todo para que el pambolero mediocre esté contento viendo 22 sujetos correteando una pelotita!!, que poca madre!!!
Jose Victor Ruiz Cortez Y a cuanto simio panbolero le importa esto, sus cerebros están tan adoctrinados por gritar gol, que poco les importará cuanta gente pobre sufra o cuantos niños sean desaparecidos, este tipo de fútbol es una porquería.
La gente en las redes sociales suele indignarse con las injusticias humanas, e incluso con las injusticias contra los animales. Ya es habitual ver páginas contra el maltrato animal, o esas que se indignan porque alguien abandonó a un perrito a media calle. Qué bueno que las comunidades virtuales sirvan para ello, pero hay un montón de contradicciones: si antes la televisión era la caja idiota, hoy el Internet puede naufragar en el teléfono estúpido. ¿Acaso basta con un like o un RT para hacer activismo social y ser ciudadanos conscientes? Más bien parecemos robots programados para compartir y opinar sobre cosas que ni siquiera nos tomamos la molestia de leer, ya no digamos analizar. El blog Hubspot publicó un estudio donde demuestra que el 16% de un total de 2.7 millones de tuits fueron retuiteados pero nunca hubo un click al enlace, es decir, gente recomendando contenidos que jamás abrió.
Todos los días alguien cae en las notas falsas de ElDeforma, a pesar de que los titulares son la obviedad del sarcasmo, y a diario mucha gente se enoja y patalea en las redes porque vio un titular que, faltaba más, denuncia una corruptela o una inmoralidad. No hace mucho, otro de mis contactos en el Caralibro expresó su ira porque, de acuerdo a un sitio de “noticias”, la ex lideresa magisterial Elba Esther Gordillo acababa de ser liberada. “¡No puede ser, pobre de mi país!”, escribió el chaval, quien desde luego no se tomó la molestia de leer la nota o de verificarla en otros medios, tras lo cual hubiese comprobado que la señora sigue tras las rejas.
Y es que a los mexicanos nos encanta la teoría de la conspiración; claro que no nos faltan motivos, pues políticos y medios de comunicación nos han vendido mitos como el Chupacabras, o los varios asesinos de Colosio, o al martir Paco Stanley y hasta han matado dos veces al mismo narcotraficante. Tal vez por eso basta con ver un titular en algún sitio de Internet para explotar, para decir: “Claro, nos quieren ver la cara de pendejos” y así el Chapo Guzmán no está en la cárcel, Elba Esther ya salió de ella, Salinas es el jefe de Peña Nieto y la final del futbol mexicano estuvo arreglada porque Carlos Slim es el hombre más rico del mundo.
¿La sociedad informada? Uy, qué rimbombante suena eso, qué lejos estamos de semejante cosa.