Parecía la boda en una quinta, con comida, bebida y niños jugando; solo que en vez de cualquier grupo músico vocal, en el escenario aparecieron grandes bandas de la nueva escena jazzística y bluesera en México.
Por Francisco Valenzuela
Se trató del Segundo Festival Jazz y Blues organizado por Amati, uno de los mejores foros en Morelia para escuchar esta clase de propuestas que se destacan por su calidad y originalidad. Ignoro la razón por la que el encuentro se haya realizado en un lugar un tanto apartado, cercano a la Tenencia Morelos, sin posibilidades de llegar a él en transporte público; tal vez así se estila, irse a un terreno fuera de la muchedumbre y simplemente escuchar música.
Lo malo es que no acudió mucha gente, pues la mayoría de los presentes eran organizadores, los mismo músicos y vendedores de comida y cervezas. Lástima, porque cada una de las bandas invitadas traen un nivel que ya quisieran un montón de grupitos indie de chavos que sienten que están descubriendo el hilo negro.
Jazz Tense es una acoplado de excelentes músicos, con una propuesta que va por el jazz y el bop, lo que demostraron durante su breve actuación. Chris Sánchez Blues es la feliz reunión de padre y dos hijos que tocan como si fueran de Chicago, una banda poderosa que no puedes ignorar mientras tocan en vivo. JC Cortés Band tiene a puro músico experimentado, así que no hay forma de hagan algo mal, de que duden. Letras inteligentes, historias dignas de un buen blues. Flavio Meneses también tomó parte del festival con su propuesta de trío, y como se trata de uno de los músicos más respetados de estos terrenos, nadie podía darle otra cosa más que aplausos y reverencias.
Por su parte, los tapatíos de Smoke Rings Quartet ofrecieron un más que delicioso swing y gipsy jazz o jazz manouche, con ese toque tan de los 30 del siglo pasado, notas suaves, en su punto, ideal para meternos a la máquina del tiempo. A ellos le siguió el blues duro y directo de Radio Blues, chilangos que con una guitarra, bajo y batería, más la clásica armónica, quitaron el ya intenso frío que se sentía en la quinta. Todo terminó con Kingsmith, encabezados por Omar Ramírez, propuesta jalisciense de la que ya hemos reseñado en estas mismas páginas electrónicas, una fusión que adquiere niveles de elegancia suprema gracias al órgano Hammond y su impecable ejecución a manos de Omar.
La conjunción de estas bandas se antojaba para que mucho más público las disfrutara, pero no todo puede ser perfecto, menos cuando al mismo tiempo más de cinco mil personas brincaban en el Palacio del Arte con Café Tacvba.
Éramos pocos, el frío pegaba fuerte, pero el blues y el jazz hicieron que todo fuera mejor.