El actor californiano Aaron Eckhart presentó en la capital michoacana la película Sully: La hazaña en el Hudson (Sully, 2016), en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). Eckhart ha hecho prácticamente toda su carrera en Hollywood como actor de reparto con algunos protagónicos notables como el drama Al otro lado del corazón (Rabbit hole, 2010) dirigido por John Cameron Mitchell o la comedia tabaquera Gracias por fumar (Thank you for smoking, 2005), de Jason Reitman.
Cuando en la sala 4 de Cinépolis Centro fue develada una butaca con su nombre, el actor se mostró agradecido de presentar la película en nombre de su director Clint Eastwood. Eckhart interpreta al copiloto Jeff Skiles y habló de lo sencillo que es trabajar con un director de esa talla al igual que de la importancia del hecho narrado en la pantalla, en un momento en que la seguridad aérea de los Estados Unidos sigue siendo un tema muy sensible para sus ciudadanos.
Clint Eastwood ha dirigido treinta y cinco películas y a sus ochenta y seis años de edad aun no piensa en el retiro. Sully: La hazaña en el Hudson se estrenó en Estados Unidos durante el estratégico fin de semana previo al 11 de septiembre y desde entonces lleva recaudados más de ciento veinte millones de dólares, el doble de sus costos de producción. En México se estrenará el dos de diciembre de este año.
La película es un drama basado en hechos reales, tomando como referencia el libro Highest duty coescrito por Chesley Sullenberger y Jeffrey Zaslow que fue publicado originalmente en 2009 (en español está editado por Harper Collins por con el título Sully: La hazaña en el Hudson). El guion escrito por Todd Komarnicki cuenta el incidente del vuelo 1549 de US Airways que el quince de enero de 2009 tuvo que hacer un amarizaje de emergencia en el río Hudson de Nueva York, debido al fallo de sus dos motores a causa de un choque con aves. Gracias a la pericia del piloto y a una buena dosis de suerte los ciento cincuenta pasajeros y cinco miembros de la tripulación salieron con vida del incidente.
El relato, visto desde el punto de vista de Sullenberger (“Sully” para los amigos), cuenta el acoso de los medios pero especialmente de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB por sus siglas en inglés), quienes lo acusan de haber puesto en peligro la vida de varias personas de manera innecesaria.
Los seis minutos que duró el avión de US Airways en el aire son insuficientes para hacer una película, al menos una buena, es por ello que el guion recurre a constantes saltos en el tiempo: se incluyen viejos recuerdos del capitán Sully, constantes llamadas familiares y la investigación del accidente, la cual pone a los miembros de la NTSB como los malos de la historia y hace lucir el carácter mesurado y la notable capacidad de réplica del personaje interpretado por Tom Hanks (actuando casi como él mismo, pero con el cabello enteramente cano).
El incidente del vuelo 1549 ocurrió poco tiempo después de que iniciara la crisis económica desatada por la especulación inmobiliaria en los Estados Unidos. Por lo que el exitoso desenlace de un hecho que pudo convertirse en tragedia convirtió al capitán Sullenberger en un héroe inmediato. Recordemos que los estadounidenses habían recibido pocas noticias buenas en los últimos años, especialmente en el tema de los aviones y la ciudad de Nueva York.
A pesar de que ha sido muy bien recibida en la Unión Americana, la película generó cierta controversia por parte de los miembros del NTSB quienes se quejaron de la manera en la que son representados (el propio Clint Eastwood afirmaba en un video promocional de la cinta que ellos habían inculpado injustamente al piloto). Los investigadores de la NTSB aseguran que en ningún momento quisieron acusar a nadie y que únicamente se siguió el protocolo común a todos los casos de accidentes aéreos.
El talento de Clint Eastwood está fuera de toda duda, cintas como el western Los imperdonables (Unforgiven, 1992), o el drama maternal en El sustituto (Changeling, 2008), son prueba de ello. Pero su más reciente película es demasiado correcta y monótona, sin duda tiene su público y muy probablemente estará en los premios Oscar, pero es más inofensiva que un sándwich vegetariano.