Presentada con poco más de treinta copias, cortesía de la distribuidora Interior XIII, hizo su debut en cartelera Te prometo anarquía (2015), tercer trabajo de ficción que firma Julio Hernández Cordón, el cual fue recibido con una sentida ovación tras su presentación en la función de prensa del FICM hace casi un año.
Cabe mencionar que la película venía haciendo ruido desde que formó parte de la selección oficial del Festival de Cine de Locarno y de la sección Horizontes del Festival de San Sebastián. ¿Justifica el entusiasmo la cinta de Julio Hernández?, en realidad sí hay motivos para festejar. Algo que parecía una simple anécdota: la relación homosexual de dos chicos del ambiente skate, que entre sus manías se cuentan las de mantener relaciones sexuales en un tanque abandonado y vender sangre de donantes anónimos para los hospitales, desde los primeros minutos se expande hasta tocar una serie de temas presentes en el día a día de los habitantes de las sobrepobladas ciudades mexicanas.
Ni Diego Calva ni Eduardo Martínez (alias “Pelukaz”), son actores profesionales, pero debieron entrarle con todo a los besos y arrumacos para brindar credibilidad a sus personajes. Y aunque el desempeño es desigual (mucho mejor Diego Calva), no es algo que demerite el trabajo que realizan en conjunto. Julio Hernández no tiene empacho en contar que contactó a sus protagonistas vía Facebook buscando perfiles de chavos adictos a la patineta y al parecer no fue difícil convencerlos.
Aunque suele escribir sus propios guiones, el director aseguró que en este caso fue en el set en donde verdaderamente se empezó a gestar la cinta: la locación, los actores y el ambiente, son los elementos que fueron definiendo lo que se iba a filmar. El guion solo sirvió como una especie de guía a la que se recurrió ocasionalmente. Afortunadamente adoptar dicha medida dotó de frescura y espontaneidad a una narración que por momentos se siente un tanto dispersa y carente de fuerza.
La desaparición forzada de personas es en México es una de las grandes tragedias de los últimos años. Te prometo anarquía toca el tema, de refilón si se quiere, pero ahí están, decenas de personas vendiendo su sangre, arriesgando su salud para sumar algunos pesos a sus menguados ingresos. “No quise hacer una película panfletaria. Pero quería hablar un poco de esta guerra que vivimos en México pero de la que poco se dice. Hablar de las desapariciones es hablar de la impunidad y la desigualdad en la impartición de la justicia en nuestro país”, declaró el cineasta tras su paso por el festival moreliano.
Pero al final, Te prometo anarquía confirma la intención del director de no autodefinirse como un filme de denuncia, en cambio, concentra su atención en la compleja relación que une a los patinetos, con su sexualidad, con sus celos y hasta con sus situaciones humorísticas. Y ahí queda la obra de Julio Hernández, una opción interesante en una cartelera en la que han escaseado los buenos títulos nacionales en lo que va del 2016.