Malo nació como parte de la ola de rock chicano que supo combinar sonidos como el jazz, el rock y el mambo: un combo de referencias latinas que se reúnen en un disco recopilatorio.
Eran los inicios de la década de los 70, Santana ya había impactado con su disco homónimo, se gestaba Abraxas como parte de esa trilogía que culmina en Santana III.
Contagiadas por ese sonido, muchas bandas tanto de México como de Estados Unidos incorporaron metales, percusiones y sonidos afroantillanos. De esta manera surgieron proyectos verdaderamente interesantes como Bandido y Peace and Love, en México, y El Chicano y Malo en Estados Unidos, específicamente en California. Y justo de esta última, Malo, es que recomiendo un disco, y para no errarle, una recopilación, The best of Malo, de 1991.
Rock y latin jazz muy para bailar, con letras sencillas salpicadas de español, con un sonido influenciado por Carlos Santana sin por ello caer en la imitación, esta compilación inicia con Nena, apenas como preámbulo de lo que escucharemos en los siguientes quince temas: mucho sabor latino ideal para estos días calurosos.
El sonido de la guitarra eléctrica, en conjunción con una deliciosa trompeta, hacen las delicias en Pana, que recuerda lo más chévere de Poncho Sánchez. Y es que este sonido se posicionó de tal forma en el oeste de Estados Unidos, que bandas como Los Lobos no serían lo que son sin ese feelling hispano de Los Ángeles, sonido que no sólo ha impactado en el rock, sino en el jazz e incluso en el rap chicano, específicamente grupos como Cypress Hill o Delinquent Habits.
Una exquisita rumba nos deleita en esa dulzura titulada Everlasting night, rolita cargada de erotismo y sensualidad tropicales, en contraste con un sonido un tanto más psicodélico que me remite a El Chicano, así es Love will survive, que de repente tiene una variación muy a lo Blood, Sweat & Tears.
Un sonido con influencia de Santana es el que se deja escuchar en Café, rumba riquísima donde las percusiones se ponen a la altura de una guitarra eléctrica nada desdeñable.
Contrastando con la fuerza de Oye mama, destaca I’m for real, delicia que inicia a ritmo de bolero pero se da un paseo por la samba para ir creciendo, creciendo hasta llegar a una suerte de clímax bajo el sonido de un extraordinario saxofón que da a este tema una carga erótica característica de este tipo de rock.
De esas rumbas afroantillanas, con Latin woman pasamos a un fantástico funky muy para bailar, muy afro, muy para escucharse a todo volumen. El órgano no tiene pierde, los metales, como en todo el disco, son portentosos, llegando al estruendo que cimbra el pecho.
Así, a lo largo del álbum podemos tener una vista panorámica de lo que esta banda fue y ha sido, cómo su sonido ha sido más latinizado que el de Carlos Santana y no tan psicodélico como El Chicano. Esto se logra al conjugar la rumba, la samba, el rock psicodélico, el funky, que apenas nacía como mezcla del soul, el jazz y el rock, y un sinfín de matices que hacen de Malo una gran banda, como lo podemos escuchar en Moving away, donde el solo de guitarra de su líder está verdaderamente apabullante, por decir lo menos; o cómo el jazz a lo Coltrane se dibuja sobre una hermosa balada titulada Closet to me que, aunque va creciendo en intensidad, nunca se sale de la línea, sino que mantiene esa sensualidad con que inicia.
Retomando los sonidos latinos y de repente recordando a Tito Puente, Dance to my mambo, o el dominicanísimo Merengue, así como la brasileiramente llena de samba Latin bungaloo, forman una amalgama riquísima, una suerte de triada que lleva este disco a la cúspide, dejándolo a uno con un gran sabor de boca. En estas tres piezas puede darse uno cuenta de la enorme calidad de estos músicos, sin olvidar el segundo track del disco pero que dejé al final simple y sencillamente por ser de mis canciones favoritas de todos los tiempos por la carga cultural que lleva: Suavecito, una maravillosa, hermosa y cadenciosa rumba que con una trompeta al inicio lo lleva a uno como en la hamaca.
Ese coro que se ha vuelto un clásico del rock chicano, tanto que esta canción comparte nombre con la mejor pomada para el cabello que puede haber en el mundo mundial así como ciertos afiches chicanos. Suavecito fue la que los catapultó a la fama y los hizo destacar entre las demás bandas de la época, pues si bien es cierto que en ese entonces muchas agrupaciones de México y Estados Unidos querían sonar como Santana, sólo Malo podía presumir de tener a otro Santana como líder, el hermano de Carlos y también excelente guitarrista, Jorge Santana. Salud por ello, brindemos suavecito, simón.