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Que Tom DeLonge haya decidido dejar Blink 182 en el 2015 es algo que una parte de sus fans, hasta la fecha, no pueden entender. Pero que el músico se mostrara ante el mundo como una persona distinta a la que era a inicios de los 90 y encima lo plasmara en sus proyectos artísticos, para muchos sigue siendo una cosa simplemente imperdonable.
Como si de un defecto de fábrica se tratara, la oleada de punk rockers que creció con los álbumes de Buddha, Cheshire Cat, Dude Ranch, Enema of the state y Take off your pants and jacket se desvivió en críticas hacia el artista. Lo mismo era señalado como un friki que como un traidor y vendido.
Durante los lapsos de descanso que tenía Blink 182 al concluir las giras, Tom DeLonge ya daba señales de querer escapar de la zona de confort. Primero lo intentó con Box Car Racer, agrupación en la que también colaboró el baterista Travis. Sin embargo, fue a mediados del 2005, cuando el guitarrista comenzó a encontrar su camino con Angels & Airwaves, una banda que él mismo calificó como “un proyecto de arte”.
Con su álbum debut, We don´t need to whisper, DeLonge se desnudó ante el mundo. Las canciones están cargadas de sonidos espaciales, temáticas existencialistas y una gran pasión por descubrir qué hay más allá del cielo y del planeta Tierra.
En el documental The Persuit of Tone (2016), el artista ya se presenta sin miedo de mostrar su alma. Por más de noventa minutos, habla del proceso creativo que implicó cada uno de los trabajos discográficos de Blink 182, pero también de sus ataduras.
Al momento de abordar su salida de Blink y la travesía que decidió emprender en solitario, en la que se incluyen investigaciones para descubrir la existencia de OVNIS, Tom se da la oportunidad de reflexionar sobre lo que el punk rock significa en su vida y lo define como un estilo de vida que celebra el hecho de ser un marginado, algo que te hace sentir especial por ello.
El problema, prosigue DeLonge, es cuando esta característica es utilizada de manera equivocada para juzgar a otras personas por no ser lo que tú pretendes. Es entonces cuando se convierte en una pasión totalmente desvirtuada y sin sentido.
Los pensamientos del músico que, desde los inicios de Blink iban y venían como un cohete espacial, tomaron forma cuando en Australia conoció al exvocalista de The Clash, Joe Strummer. Tras una breve conversación, el músico británico le dio un solo consejo: “No cierres tu mente, no cierres tu mente”.
Dos días después, DeLonge viajó a Detroit para tocar con Blink 182 y en el mismo show coincidieron con Oasis. “Recuerdo que se abrieron las puertas y veo venir a estos tipos con chaquetas largas y peinados como The Beatles. Mi primera reacción fue “mierda, se ven jodidamente geniales”, no eran punk, pero pensé en lo que me había dicho Joe Strummer”.
Desde aquel día, Tom DeLonge se convirtió en un aferrado seguidor de la banda británica, pero también se apropió de la filosofía de “dejar escuchar punk rock para escucharlo todo”. La graduación, dijo, fue el entender que el punk en el fondo no se trataba de la música, sino de la capacidad de transformación que tenemos como individuos.
La irreverencia ya no está solamente en la furia de los tres acordes. En un mundo tan sistematizado, se trata de tener la valentía de ser y hacer lo que quieres. Lo más punk, pues, es ser TÚ MISMO en donde no te permiten serlo.