Como ya es una tradición, la película ganadora de la Palma de Oro, máximo galardón que otorga el Festival de Cannes, se presentó como parte de la sección de estrenos internacionales del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). Comercializada en español con el título Un asunto de familia (Manbiki kazoku, 2018), la cinta generó buenos comentarios tras su primera aparición en el quisquilloso certamen francés. Éste es el decimotercer largometraje de ficción que escribe y dirige el prolífico cineasta japonés Hirokazu Koreeda.
Koreeda sigue los pasos de una peculiar familia de criminales de poca monta. Padre e hijo practican el robo hormiga en toda clase de comercios, la madre hurta pequeños objetos en la lavandería donde trabaja, la abuela extorsiona a los hijos de la amante de su ex esposo y la nieta trabaja en unas cabinas donde exhibe su cuerpo a cambio de dinero. El de por sí inestable equilibrio familiar se trastoca con la llegada de una nueva integrante, la pequeña Yuri, a quien un tanto por casualidad, rescatan del maltrato a que es sometida por sus irresponsables padres.
Después de la novedad que representó para el cineasta japonés su reciente incursión en el thriller con El tercer asesinato (Sandome no satsujin, 2017), Koreeda vuelve a terrenos conocidos. Es decir, nos traslada nuevamente al drama intimista y cotidiano de una familia con ciertas reminiscencias de dos de sus trabajos anteriores: la extraordinaria Nuestra pequeña hermana (Umimachi diary, 2015), al igual que Nadie sabe (Dare mo shiranai, 2004), probablemente dos de las cintas que mejor representan el estilo del director.
Los lazos de sangre son importantes en la familia japonesa tradicional, pero Koreeda acostumbra explorar modelos alternativos que manifiestan que no necesariamente la consanguineidad es indispensable para hacer florecer el amor filial. En este caso en particular, la familia no está unida por vínculos genéticos, sino por el crimen de baja escala.
Al igual que en el resto del mundo, la sociedad japonesa también ha ido cambiando. La transformación de los valores morales ha tocado a todos los estratos sociales. Sin embargo, la desaceleración de la economía japonesa en los últimos años ha provocado el aumento en el número de personas que viven en la pobreza y que viven en condiciones similares a las que se muestran en el filme.
De todas las relaciones que explora la cinta sobresale la relación entre padre e hijo. Es Shota, el avispado pubescente quien gracias a su experiencia y el sentido de protección que va creando hacia su nueva “hermana”, decide poner fin a la clandestinidad de su clan. Sin embargo, eso no impide que entre ambos personajes se vaya formando un apego muy superior al que surge del contacto cotidiano.
Es tan amplia e interesante la filmografía del cineasta japonés que resulta difícil comprender como es que hasta ahora se llevó a casa la Palma de Oro. Pero eso no quiere decir que Un asunto de familia sea una película que se encuentre por debajo del nivel habitual de Koreeda. Es un drama familiar serio y complejo, muy alejado del sentimentalismo vulgar que exhiben otras aproximaciones al tema, ofrece una mirada libre de prejuicios sobre los marginales de una de las principales potencias económicas del mundo y es una gran película.