Entre las películas que formaron parte de la decimonovena edición del Tour de Cine Francés, destacó Una nueva amiga (Une nouvelle amie, 2014), largometraje número 16 del prolífico cineasta parisino François Ozon. La obra formó parte de la selección oficial del Festival de Cine de San Sebastián, en donde se llevó el premio Sebastiane, que se otorga a las mejores producciones que abordan temas relacionados con la diversidad sexual.
Basándose en un texto de menos de 20 páginas de la escritora británica Ruth Rendell, incluido en su libro de relatos The new girlfriend, publicado por primera vez en 1985 (está editado en español por Punto de Lectura con el título de Su nueva amiga), François Ozon escribió el guion para lo que sería su más reciente filme.
Laura y Claire son inseparables desde la infancia, cuando la primera de ellas fallece tras una repentina enfermedad, Claire decide hacer valer la promesa que hizo a su gran amiga: cuidar de su esposo David y de su pequeña hija recién nacida. La tarea no será nada sencilla, sobre todo cuando descubra el peculiar secreto del marido…
A pesar del marcado tono de suspenso que se insinúa en los avances, Una nueva amiga es más bien una irregular mezcla de géneros en donde predomina el melodrama. Después de los minutos iniciales en donde Ozon cuenta mediante imágenes la historia de la amistad entre las dos chicas de una manera descriptiva y convencional, la historia nos lleva hasta el reencuentro de Claire con David, en donde la narración empieza a oscilar entre el suspenso y el drama, con algunos apuntes humorísticos (como las escenas el centro comercial y las que muestran el placer inocente del protagonista cuando da rienda suelta a sus impulsos).
La elección de Romain Duris para el doble papel que hace su personaje (David/Virginia), no parecía obvia debido a su físico escasamente femenino. Pero después de que algunos rechazaron el trabajo (se hablaba inicialmente del belga Matthias Shoenaerts, el peleador callejero de Metal y hueso), el entusiasmo de Duris terminó por imponerse. Aunque es la joven Anaïs Demoustier, quien interpreta a Claire, el punto de referencia para el espectador, ya que actúa como protagonista y testigo (casi siempre silenciosa), de la transformación de David y de la suya propia.
El tono melodramático del que hablamos anteriormente puede ser recibido inicialmente con cierta incredulidad por algunos espectadores, pero una segunda mirada nos demuestra que es posiblemente el registro que buscaba Ozon para contar su historia de amor. Y es que a la manera de los cuentos de hadas (con todo y bella durmiente incluida), Una nueva amiga habla acerca de una relación aparentemente imposible, inasible y atemporal, sin una ubicación geográfica específica y el uso de una paleta de colores marcadamente otoñal.
La idea de aceptar las diferencias y comprender la forma en que nos enfrentamos a los prejuicios es el tema alrededor del cual gira el relato. Ozon acierta al agregar la muerte de Laura como el elemento que detona el comportamiento de su esposo y que sirve para establecer una especie de vínculo-justificación con el espectador. Por otra parte, no es la transformación de David la que mueve el relato, sino la de Claire, una mujer que va encontrando su feminidad a partir de la relación clandestina que establecen entre ambos.
Una nueva amiga cuenta con los elementos suficientes para sobresalir entre las películas que tocan temas similares, aunque probablemente no es de los mejores trabajos de su director. Tal vez si Ozon se hubiera decidido por darle un tono más uniforme al filme, elegir el suspenso o el drama, pudiera escalar algunos peldaños. En todo caso es una obra sumamente interesante, un vaivén de emociones llevado con elegancia y sobriedad.