La peruna Yma Sumac publicó en 1954 el álbum Mambo!, una verdadera joya latinoamericana que conjuga arreglos orquestales con una voz impresionante, un registro que llena al disco de exquisitas sensaciones.
Por Jorge A. Amaral
Hace algunos años, en mi antigua oficina, estaba tirado en la hamaca en intercambio de recomendaciones musicales con mi amigo don Jesús del Pozo. Recuerdo que yo le puse el video de la participación musical de Emma Shapplin en El quinto elemento, que desde la primera vez que la escuché me dejó casi perplejo por la amplitud de su registro vocal.
Entonces don Jesús, con toda la tranquilidad de sus más de 60 años simplemente se acercó a mi escritorio, tecleó algunos caracteres en la barra de búsqueda de YouTube y sonriendo me dijo: “Eso es bueno, pero no es nada comparado con esto otro”. Han pasado varios años de eso y no, no he encontrado nada que se le parezca a Yma Sumac, cuyo disco Mambo! es mi recomendación para escuchar esta semana.
Nacida en Perú con el nombre de Zoila Augusta Emperatriz Chávarri del Castillo en 1922, inició su carrera musical con el apoyo del Ministerio de Educación de aquel país, gracias a lo cual se integró a la Compañía Peruana de Arte, del compositor y director Moisés Vivanco, con quien finalmente se casó. Con esta agrupación grabó temas del folclor peruano. Su nombre artístico es una variación del quechua ima sumaq, que significa “qué linda”.
Y es que ella era descendiente por la vía materna del Inca Atahualpa y ese mestizaje la acompañó toda su vida fusionando la ópera con la música latinoamericana, de hecho su versión de “El cóndor pasa” es de las más hermosas que he escuchado.
Pero como nadie es profeta en su tierra, su éxito se dio en Estados Unidos con discos como Voice of the Xtabay (1950), Flahooley (1951), Legend of the Sun Virgin (1952) e Inca Taqui (1953), en los que el folclor andino no deja de estar presente. Fue ya en 1954 cuando, con arreglos de Billy May, salió al mercado Mambo!, considerado el más logrado de su carrera tanto por los arreglos de orquesta como todo ese despliegue vocal que a veces parece un acto de acrobacia, pues su amplísimo registro le permite hacer variaciones extraordinarias.
Con un sonido predominantemente afrocubano, Mambo! tiene ese no sé qué que lo hace a ratos catártico y a ratos hipnótico, ello se debe y es que esa gran presencia que constituye la voz de Yma Sumac bien puede ser un arrullo, como en “Indian Carnival”, una deliciosa invitación a bailar con pequeños guiños andinos en las trompetas y unas marimbas que le dan ese toque cadencioso. Pero la voz de esta mujer puede también ser una sacudida a los sentidos en piezas como “Chicken talk”, “Goomba boomba” o “Malambo No. 1”, que incluso llegan a recordar lo que Ella Fitzgerald hacía en el jazz con la improvisación vocal, lo que me lleva imaginar cómo habría sido una colaboración entre Yma Sumac, Tito Puente y Poncho Sánchez; lástima que de ellos sólo el gran Poncho (ya hablaremos de él) sigue vivo, creo. Con la misma fuerza y cadencia suena “Five bottles mambo”, una incitación a allegarse los placeres de Baco a través del ron y el aguardiente.
Pero mis favoritas de este disco, sin dudarlo un segundo, son “Bo mambo”, con la que abre el disco, un lamento negro “que llega al corazón” que de inmediato me remite a la atmósfera de las rumberas de los 50, quienes lo mismo eran cantantes que bailarinas o actrices. Qué decir de “Gopher mambo”, lo primero que escuché de esta cantante; un tema hipnótico, seductor, casi erótico que invita a la concupiscencia. A ritmo de chachachá y flamenco, “Cha cha gitano” es una joya porque en ella tenemos una clara muestra de los alcances vocales de Yma Sumac y su gran versatilidad interpretativa. Aunque todo el disco me gusta, mi otra favorita es la que cierra el álbum, “Carnavalito boliviano”, con ese omnipresente sabor andino que distinguió a quien también fuera conocida en el ambiente hollywoodense como Queen of Exotica.
En fin, una voz portentosa y arreglos de primera calidad dan como resultado este discazo, Mambo!. Salud con un buen ron.