Hay gente que nace con una estrella negra; hay gente que en este mundo trae una pistola entre las manos y de vez en vez la acciona incluso sin querer. Hay personas que cargan una maldición sobre su espalda: la mía es entrevistar a gente que poco tiempo después se muere.
La tarde del 9 de enero entré a Internet, encendí Spotify y le di play a Blackstar, el nuevo disco de David Bowie. Minutos después encontré en Twitter un lego del artista británico, así que lo descargué y lo elegí como mi foto de perfil en Facebook.
Debo apuntar que no tengo empleo, no tengo novia y no tengo hijos. Quizá por eso puedo entrar a Internet y perder el tiempo de esa forma.
El 11 de Enero, de madrugada, se dio a conocer la muerte de David Bowie. Murió de cáncer, dijeron en las noticias. Murió después de que lo elegí como foto de perfil, pensé yo.
No toda mi vida he sido un desempleado.
No toda mi vida me la he pasado sin novia.
Un día tuve un trabajo.
Y un día tuve una, e incluso dos novias.
Un día entrevisté a Facundo Cabral; trabajaba para un periódico y me dijeron “ve a entrevistar a Facundo Cabral”. “Voy”, contesté yo.
Facundo Cabral me recibió en el jardín de un hotel lujoso. Facundo Cabral contestó la entrevista como todo un caballero.
Meses después, a Facundo Cabral lo mataron en una calle de Guatemala. Sus sicarios lo confundieron con un narcotraficante.
Una vez tuve una novia que dijo que me amaba.
Era mentira.
Una vez entrevisté por teléfono a Johnny Laboriel. Me dijo que le consiguiera tocar en la feria de Morelia, que no cobraba tan caro y que me daba una comisión. Le dije que yo no era ningún promotor de ferias.
Meses después, Johnny Laboriel se murió por un cáncer de próstata.
Una vez la novia que dijo que me amaba me dijo que me había mentido.
Era una novia mala, una mala persona.
Una vez entrevisté por teléfono a Eugenio Toussaint. Me dijo un montón de cosas interesantes.
Pero meses después, Eugenio Toussaint se suicidó en su casa.
Un día le llamé a una chica para decirle que la amaba. Estaba borracho. La chica no dijo nada.
Colgó.
Una vez entrevisté a Jorge Reyes. Acababa de dar un concierto en el Teatro Morelos y peleaba con sus músicos.
Me contestó un poco de mala gana.
Años después, Jorge Reyes se murió de un paro cardiaco en su estudio de grabación.
Una vez tuve otra novia.
Pero luego se murió el amor.