Cuenta la leyenda que la ciudad de Valladolid, hoy Morelia, fue fundada el miércoles 18 de mayo de 1541 en el valle de Guayangareo por disposición del Virrey Don Antonio de Mendoza y a instancia de varios españoles avecindados en Michoacán.
Hoy en día, la capital de Michoacán se caracteriza por cosas tan hermosas como patéticas, la queremos y la detestamos, como a esas parejas sin las cuales no podríamos vivir, pese a todo.
Así que para celebrar el cumpleaños 475, les dejamos 10 cosas que amamos y otras 10 que odiamos de este terruño.
Amamos…
- Su centro histórico, es sencillamente espectacular.
- Los gazpachos, nadie puede visitar esta ciudad sin probar esa delicia.
- El Jardín de las Rosas. Sobre todo en verano, sobre todo con sus cervezas al 2×1.
- Su vida nocturna: a Morelia también se le podría llamar “la ciudad que nunca duerme”.
- Sus distancias: si te lo propones, puedes llegar de un extremo a otro en menos de media hora. ¡Tomen eso, chilangos!
- Su comida: aquí puedes encontrar desde comida tradicional hasta internacional, y no tan caro como en otras ciudades.
- Sus mercados: ya sea los establecidos o los ambulantes.
- Su vida cultural: festivales de cine, música, teatro, literatura y un montón de espacios alternativos para hacer un poco más feliz la vida cotidiana.
- La vida estudiantil: las ciudades llenas de escuelas siempre tendrán un toque de armonía y juventud.
- Sus bicis: cada día más personas eligen a la bici como medio de transporte. Ojalá siga creciendo.
Odiamos…
- Sus eternos plantones, sus marchas, los bloqueos de sus calles.
- A sus gobernantes: da lo mismo si son de un partido político o “independientes”; todos han sido un desastre.
- Las calles llenas de baches e inundadas con cualquier lluvia.
- La mala planeación urbana sobre todo para transitar en el Centro Histórico.
- Que proyectos particulares estén arrasando con las áreas verdes de la ciudad.
- Su transporte público, donde abundan choferes que se sienten el Checo Pérez, pero a bordo de unidades viejas.
- La inseguridad: ya no es posible caminar de noche con la tranquilidad de otros tiempos.
- El clima: hace algunos años teníamos una temperatura perfecta, pero cada vez se pone más extrema.
- Sus bares de covers: neta, ¿algún día dejarán de cantar las mismas rolas de Los Fabulosos Cadillacs y Enrique Búnbury?
- Su doble moral: Cada vez que vemos marchas “a favor de la familia” nos preguntamos por qué ciertos sectores de esta ciudad siguen viviendo en el siglo XIX.
