ERA DOMINGO
Ileana Garma
I
En racimos cotidianos crece el calor, dijiste
en perlas diminutas, en la voz de los vendedores ambulantes
de los vendedores de pan, dijiste
en el asiento trasero de un domingo y era temprano
Yo no conocía los abrazos largos ni el maquillaje
ni la culpa ni la seriedad ni tenía memoria
Íbamos camino a la playa y tú hablabas
del calor
igual que mi sombra totalmente
Aquello se quedó en un camino en otra ciudad en otro cielo
El calor crece tarde en animales domésticos, dijiste
en tazas para el té
en escaleras y se enreda, largo es el viaje, en el
transbordo donde tú vuelves a morder esta tibia fruta
Ven, no tardes ya, el calor crece en la provincia
en los charquitos
en las buenas noches
Y mañana atraviesa este camino
el calor crece en el aire, en la carne
crece blanco
poco
a poco
Ven, no tardes ya
II
Yo también creí que te amaba
quizá por capricho quizá porque en la tarde
las campanas son más profundas y el cielo
solo invita a caminar de la mano de alguien y tú
estabas cerca, yo también creí, era fácil
participar contigo de las estaciones
Descubro, solo a tientas descubro, lo divertido
que era jugar a querernos sin querernos
odiándonos incluso por nuestras maneras
tu tos, tus dedos sobre la comida y aquel vicio
de prender la televisión como música de fondo
Yo también creí que te odiaba
quizá por óxido quizá por cansancio
porque caen las frutas de los árboles llenas de moscas
y bajito la lluvia nos adormece
Tú venías a contar historias que me perdían
mientras mi cuerpo te llevaba a sitios oscuros para perderte
Yo también creí en el amor, era fácil
quizá por el verde, quizá los relámpagos a lo lejos
quizá la música de fondo, era fácil
III
Era domingo y aunque llovió
tu familia y mi familia nos vieron bailando
tus amigos y mis amigos nos vieron tomados de la mano
Fue domingo y aunque llovió
tú llevabas aquella guayabera blanca, recién comprada
que no volverás a usar y yo llevaba aquel vestido
de pliegues que no he vuelto a usar
La gente no quería marcharse y demoraron
en la pista de baile, en los jardines
con aquellas ropas blancas y los paraguas
pero al final nos dieron la mano, lo mismo que los meseros
y el músico, lo mismo que los jazmines,
los verdes menos verdes y menos profundos
que la angustia, donde solo una niñita
quedó dando vueltas, descalza, sobre el jardín
mientras tú y yo callábamos
los jazmines
los paraguas
el domingo
IV
Hago el mismo dibujo desde hace años
y desde hace años me has visto callada
encinta, parlanchina, delgada, pero no has visto
el atardecer de este rojo que he puesto sobre una montaña
ni conoces el trabajo que me costó encender esta luz
Hago cosas simples como arreglar botones y llenar de agua
recipientes vacíos o llamar por teléfono y me has visto
vestida de verde bajo el paraguas verde
me has visto con un bebé en brazos al amanecer de octubre
pero no conoces el azul del laguito donde pájaros blancos
inamovibles, están envejeciendo
Pórtate bien, amado mío
reza por esta mujer vieja cada noche, reza por los hijos y por
los milanos, los colibríes, los ladrones.
mañana voy a ser el cuadro que tú no has visto, voy a ser lago,
montaña y pájaros blancos y despertaré esta sangre, gota a gota
Pórtate bien amado mío, arregla tus camisas, llena los recipientes vacíos,
olvídate ya de los pequeños, olvídate ya, olvida
V
Bien, si he de decirte cosas que
podrás reprocharme con la boca cerrada
he de decirte que confío en mis hermanos
en el murmullo, en el canto saludable
de las puertas de madera y los cerrojos
No podrás evitar querido mío
que confíe en las ciudades que no conozco
en las mariposas de papel y en los hombres delgados
en el desencantamiento de las rodajas del sol que duermen
en los caminos blancos de la memoria y de la tarde
ni, por más lejos que estés, podrás mirar la selva completa
mis contornos, mis nubes tautológicas
El cuerpo tiembla a veces como el alma y yo confío en el jardín
en el agua que tiembla en las fuentes, en las fuentes que tiemblan
de verano en verano, el firme jamás que nunca diré me hace confiar
en el viento, en las margaritas muertas, en las hojas que brotan de un agosto
crédulo, equidistante, fugaz
Yo confío
VI
Mamá, prende este tartamudeo
prende fuego a estas paredes semidormidas
prende este apellido de pétalos tardíos
Si mi lengua es nocturna y se inflama
a cada instante, prende fuego a mi boca
No permitas que ande por ahí sin amarrarme
antes las manos, los siglos de infancia que tengo
entre los ojos. Mamá, envuélveme en una orden y oblígame
a cumplirla, repíteme una y mil veces aquello del amor
que nunca pude comprender, no pierdas la paciencia conmigo
Mamá, date prisa porque yo solo sé de fugas brillantes bajo la oscuridad
y de la noche donde tuve fiebre y tú no estabas conmigo y del
aeropuerto donde yo siempre partía con maletas diminutas y del amanecer
visto desde una montaña azul que tú no conoces, lejos, muy lejos de aquí
Vamos mamá, prende fuego
VII
He intentado
crecer como los árboles
cambiar de hojas con las estaciones
y he visto mi piel sobre la terraza
sobre los sillones, colgando en los relojes
vespertinos, he intentado también ser como un ángel
presente, pasado, invisible a manos llenas
pero no sé hablar y soy nieve
obscena y lamentable cayendo de una cuesta
He meditado sin entender el peligro de
mi hambre, mi búsqueda de hiena hambrienta
Cuán elemental, después de todo
resultan los claveles y la suavidad
en la casa en las albarradas infalibles
Cuán elemental, después de nada
la península temblorosa de una flor
arreglarme la indolencia
sonreír con el pan de cada día y con el chaleco rojo
sin buscar más en los nidos altos
sino en mi pajarito que llora y llora cada día
tan bajito, porque no quiere asustarme
VIII
Casi como las palomas
lo que estoy sugiriendo
lo que quiero darte
Casi como un mendrugo de pan
que no es mendrugo pero es
paloma
Te propongo un diluvio y una paz
te propongo salir del sombrero de un mago
catedral y plaza casi como un árbol
este breve destino
donde las verdades se elevan blancas
hasta perderse
Casi como las palomas
tantas verdades
Lo que estoy sugiriendo
lo que quiero darte
IX
Yo tengo ese temor, como tú también
antiquísimo, conversacional
de que los teléfonos, el sol y los pantanos
se apaguen poco a poco y estemos solos
De que el follaje, los gusanos y la plaza
se apaguen
y estemos solos
De que el restaurante argentino y la pupila de los cerdos
los espirales violeta del calor a las tres de la tarde
en el centro y los plátanos sin manchas se apaguen
poco a poco y estemos así
como ahora
un poco menos quizá
pero solos
hablando solos
mirando solos
tanta blancura
TERNURA
Hela aquí, temerosa, recargada sobre un arbolillo
mezclada con piedritas que han escuchado
mar y rojo y príncipes que no volverán
Hela aquí, como un pequeño pájaro triste
me ha dicho quédate callada
me ha dicho, estúpida quédate callada
Otras noches, por los pedacitos de pan, se acerca despacio
Hela aquí, una tonadita de polvo que me dice
no seas tonta quédate callada
queridita mía quédate callada
corazón, pequeña mía, quédate callada