Por Alejandra Rosas Armenta
El deleite para el sentido de la vista tomó su lugar en la Calzada Fray Antonio de San Miguel, dentro del Festival de Música de Morelia “Miguel Bernal Jiménez”. Este espacio, que forma parte del Centro Histórico de la ciudad y es uno de los más importantes, se vio lleno en punto de las once horas por el público moreliano, así como de otros lugares, para apreciar la puesta en escena de los tapetes estilo Patamban, Michoacán, que por doce años concurren a este evento.
Para abrir la festividad, tocó el turno al Batallón de San Patricio con su espectáculo de gaitas escocesas, antes del cual pudo verse a varios funcionarios de los tres órdenes de gobierno inaugurando la muestra y cortando el listón, así como a Verónica Bernal, directora del FMM, tras lo que dio inicio el primer recorrido por la calzada Fray Antonio de San Miguel.
A lo largo de la calzada, con una base de aserrín muy fino, se apreció un camino con diseños diversos como flores, árboles de Navidad, niños, edificios, animales como pavorreales, leones, músicos, canastas, mariposas y, no podían faltar, diseños esculturales con formas de instrumentos, tales como trompetas, atriles, corcheas, guitarras, chelos o saxofones. Es de reconocerse el esfuerzo de los artesanos que al utilizar materiales que la madre naturaleza nos ha dado (semillas, diversidad de flores y, por lo mismo, de colores, cáscaras de árbol, piñas, cascarones de avellanas, entre otros) generan con tanta creatividad dicho trabajo.
Entre cada dibujo que se podía observar se encontraban los nombres de diferentes países, al recorrer por la calzada uno se iba dando cuenta de que se trataba de cada país que ha sido invitado al festival durante los veinticinco años que éste celebra este 2013. En algunas ocasiones, la invitación ha sido a un solo país, mientras que en otras se han invitado a dos o más para la misma edición. Desde Turquía, Escocia, Polonia, Bélgica, Letonia, Hungría, Canadá, pasando por Suiza, Irlanda, Israel, Rumania, Portugal, Perú, India, Armenia, Taiwan, Italia, hasta llegar a España, Japón, Brasil, Holanda, Cuba, Chile, la Unión Europea, Suecia, Argentina, Reino Unido, Ucrania, México, Uruguay, Alemania, Dinamarca, los Estados Unidos (éste invitado en dos ocasiones) y, en este último, Austria, la oferta ha sido siempre variada.
La gente recorría la denominada “Calzada de San Diego”, asombrándose por los diseños; unos respetando los límites para evitar estropearlos, otros acercándose demasiado sin el menor empacho. Y no faltaba la persona que, como el guardia de un museo, les indicaba: “atrás del margen de plantas” (este margen delimitado por guinumo, genuinamente acomodado como para formar parte del diseño), la mayoría con cámara en mano, a fin de no dejar el registro sólo en el recuerdo de la memoria.
Todos, tanto los que respetaban el límite como los que no, los que estaban sólo sentados en las bancas a las orillas de la calzada, como los que caminaban, los que tomaban fotos, etcétera, se encontraron bien acompañados auditivamente hablando; pues en el escenario montado al inicio del tapete se podía ver interpretando a Nai’ki acompañada del Ensamble Acústico de Antonio Rodríguez e Iván Cortés, en un concierto de trova y de romance.
Cabe señalar que el trabajo de los 84 tapetes y las diez figuras de instrumentos y notas musicales, además de dos arcos, colocados en casi 200 metros, llevó alrededor de siete horas. Asimismo, es de resaltar que “los habitantes de Patamban celebran con estas creaciones a Cristo Rey el último domingo de octubre, día en que el pueblo se llena de visitantes y el 22 de noviembre en una fiesta más pequeña e íntima”.