Decía Borges que «sin emoción no hay poesía, así que uno escribe por la emoción». Juan Carlos Garzón, escritor activo radicado en el DF, nos entrega un poema sobre deseos y buenos propósitos…
La buena causa
En total
son ciento ochenta y seis cincuenta y el Señor
no querrá donar sus centavitos
hay fuerzas bienhechoras y las máquinas registradoras
formulan esta clase de preguntas, divina
formulan esta clase de preguntas.exe
y extienden con tintín de níqueles su hocico
como un delfín que supo hacer su truco y quiere
ciento ochenta y siete pesos netos
antes de volver a perderse en las profundidades
bóvedas de canto grave y son negros del todo los lugares
en que los titanes se menean amodorrados y en total
es con la gracia de un dios que trazo un arco con la mano
y tiro cincuenta centavos en el cauce de las causas
(es por una buena causa) y causan gentilmente
onditas concéntricas en el hiato de las mareas
y la suma total de las fuerzas se tabula y las tareas
que restan por hacer son infinitas
y en total
es por una buena causa y el meñique de un coloso
deposita buena parte de sus fichas en el rojo
y deja que las fuerzas se pongan de acuerdo ellas solas
(él no sabe)
deja que las causas se equilibren, den sus tumbos
y arreglen sus diferencias a la mala
es decir, vamos con todo pero quién sabe hacia dónde
[Cfr. con Newton pero no con Aristóteles]
y al final tiene que dar con un total bastante simple
la Gran Causa
la causa de todas las causas
la que es la verdadera buena causa
pues no hay causa que cause mejormente
no hay causa alguna que sea tan eficiente
que la que hambrea a millones y causa
la buena causa de alimentarlos, divina
y enferma a millones y causa
la buena causa de medicarlos, divina
y masacra a millones y causa
la buena causa de justificarlos, divina
y esclaviza a millones y causa
el coltán para likearlos con smartphones
e invierte billones y causa
una contraoferta de centavos
y en total
tiro mis centavos en la fuente y el pozo y el río
tiro mis centavos y formulo mi deseo
alzo los brazos en plegaria y los dioses silvestres
verán que estas austeras migajitas de materia
recorran las corrientes pertinentes, divina
y vayan a parar hasta su sitio natural
el que les fue destinado el primer día
todo sea por una buena causa y esto me pone en el pecho
algo que es tibio y que es trivial y fácil y que sí
sí quiero donar mis centavitos
qué más da.
Juan Carlos Garzón (Distrito Federal, 1986) es licenciado en Filosofía por la UNAM, donde actualmente estudia la maestría. Trabaja como guionista y traductor. Publica poesía periódicamente en Revista Síncope, Dixo y Letras Explícitas. Ha publicado también en Etcétera, Punto de Partida, Círculo de poesía, Letralia, Mentidero, Río Arriba, Mil Mesetas, Radiador, Garuyo, Y los rinocerontes bostezan y Replicante.