El festival de cine de terror, fantasía y ciencia ficción FERATUM llegó a su tercera edición en medio de una lluvia que hizo ver más fantasmal al pueblo de Tlalpujahua, cuyos moradores se muestran entusiastas con el baño de sangre que se proyecta a lo largo de cuatro días en el remodelado teatro Cenobio Paniagua y otras sedes alternas.
Por Francisco Valenzuela
Para parte de la prensa michoacana el terror inició desde Morelia, pues el transporte para llevarnos a la tierra de las esferas tuvo un retraso de cuatro horas, solo un pequeño detalle que para los organizadores quizá carezca de relevancia.
Pero regresando a lo que nos interesa, ya en la noche del jueves el show inició con la alfombra negra, recorrida por realizadores, actores e invitados especiales como Mick Garris, Juan Mora, Gary Pullin y otros no tan conocidos pero igual de vitoreados. Dedicado a los muñecos, el festival se ha encargado de sembrar el miedo con una serie de carteles y hasta “chuckies” que intentan hacer migas con los niños tlalpujahuenses.
La ceremonia de inauguración fue el pretexto ideal para que el alcalde presumiera la remodelación del teatro Cenobio Paniagua, que entre otros detalles cuenta con butacas nuevas, paneles de audio envolvente, alfombra y varias linduras más. También agradeció el apoyo del gobernador del estado, pero nos quedamos con la duda si se refería a Fausto Vallejo, Jesús Reyna o Salvador Jara.
Tras el rollo político se apagaron las luces para disfrutar de Der Samurai, del alemán Till Kleiner, un raro thriller campirano que resultó muy exitoso a su paso por el Tribeca Film Festival.
Luego, sin que la lluvia cesara, nos trasladamos a una iglesia en desuso que sirvió para escuchar a una banda de blues, comer gorditas de picadillo y tomar vino tinto de no muy buena calidad. Todo en medio de cuadros de la Virgen de Guadalupe que, con terror, nos observaba un poco ebrios y un poco cansados.
Así comenzó el FERATUM.