Luego de un poco más de dos años fuera de los estudios de grabación, Marilyn Manson regresa con The Pale Emperor, noveno disco de estudio del nacido en Ohio y sus muchachos.
Por Francisco Valenzuela
Compuesto por 10 temas, el retorno del Reverendo se puede considerar una potente muestra de rock crudo y oscuro, un afortunado regreso luego de al menos una década con más penas que glorias.
Para la producción de esta placa Manson encontró a varios cómplices, como Tyler Bates, compositor y músico que además trabaja para series de televisión, de ahí que Manson aparezca en cameos de la promiscua Californication y la rodante Sons of Anarchy.
El mismo Manson ha dicho que en el 2000 recibió como regalo de Johnny Deep el libro Heliogabalus, que narra la vida del emperador romano, gracias a lo cual conoció también los andares de Constancio I, a quien se le conoció como El emperador cloro o El emperador pálido. De ahí el título del disco que ya en términos estrictamente musicales es lúgubre y muy bien producido.
Para quienes piensen que Manson es un producto noventero que vive de sus glorias pasadas, será mejor que escuchen el disco completo, lleno de atmósferas envolventes donde no se abusa de guitarras distorsionadas y en cambio deja ver un aire bluesero, advertencia que ya había hecho mientras se adelantaban tracks de este álbum.
Los fanáticos de quien en realidad se llama Brian Warner ya lo califican como la mejor producción desde el Golden Age of Grotesque; lejos del circo y cerca de la madurez de quien ya entra en la liga de los cincuentones. Entre los temas más destacados podemos mencionar The Mephistopheles of Los Angeles, Deep Six y la cadenciosa Third day of a seven day blinge. Por momentos minimalista, otras veces con potencia absoluta y mentadas de madre merecidas, el The Pale Emperor es un afortunado regreso de quien dicen se parece mucho a Nicolas Cage.