El Tour de Cine Francés ocasionalmente incluye en su repertorio alguna comedia romántica. Para su decimonovena edición la cinta elegida fue Me quiere, no me quiere… (Un peu, beaucoup, aveuglément!, 2015), debut en la silla de director del también actor y guionista Clovis Cornillac. La película tuvo su estreno en mayo de este año en Francia y pronto comenzará su distribución a nivel internacional con el más conciso título de Blind date.
La ópera prima de Clovis Cornillac nos presenta a un hábil pero solitario inventor de juegos y rompecabezas, quien debido a una tragedia pasada decide permanecer aislado y casi en silencio en su pequeña habitación. Las cosas cambian cuando llega una nueva vecina al departamento de al lado. La chica, una joven y tímida, pero hábil pianista resulta demasiado ruidosa para el ermitaño inventor. Pero después de un inicio accidentado logran entablar una peculiar relación amorosa a través de la delgada pared que los separa.
Clovis Cornillac es un reconocido actor de cine y televisión, a quien hemos podido seguir a través de los filmes que han formado parte del Tour de Cine Francés: el drama musical París 36 (Faubourg 36, 2008), el thriller de Claude Chabrol, El inspector Bellamy (Bellamy, 2009), así como el drama alpino El secreto del Malabar Princess (Malabar Princess, 2004). Para su primer trabajo como director, Cornillac decidió coescribir el guion junto a su esposa, la comediante Lilou Fogli. Pero además ambos forman parte del elenco, Lilou, como Charlotte, la coscolina hermana de la coprotagonista, en tanto de Clovis es el galán que hace suspirar a la retraída pianista.
Me quiere, no me quiere… se ajusta sin pena a las convenciones del género. Sigue la clásica fórmula de chico y chica se conocen, después de superar las diferencias iniciales se enamoran, se separan debido a un terrible malentendido y finalmente, el amor que nunca se perdió entre ellos los obliga a reunirse. Tampoco faltan los personajes secundarios, el amigo de él (el bonachón Artus), la amiga de ella (en este caso la hermana), que son incondicionales y confidentes, piezas claves para mantener vivo el amor de la pareja.
La popularidad del género está fuera de toda duda, tal vez sea debido a su carácter superficial y predecible o a su tono alegre y optimista. Está claro que la comedia romántica sigue patrones establecidos de los cuales es muy difícil escapar, por lo que su éxito o fracaso depende de una serie de factores no tan predecibles, entre ellos la credibilidad en el papel que representan, así como de las ligeras variaciones que pueda aportar un guion por demás previsible (en este caso, el hecho de que a toda costa se evita dar a conocer el nombre de los protagonistas).
En un sentido estricto Me quiere, no me quiere… cumple con lo que promete. Después de todo, uno sabe a lo que va, ofrece lo que cualquier comedia romántica estándar, sin evadir cada uno de sus postulados. Sin embargo, hasta los asiduos al género encontrarán su principal falla en la credibilidad de sus personajes, especialmente en el caso del interpretado por Cornillac. En cambio, su contraparte femenina, la joven y atractiva Mélanie Bernier, tiene ciertos destellos, algunos guiños interesantes que no son suficientes para sostener una historia endeble, que cuenta apenas con lo mínimo para satisfacer a una audiencia demasiado dispuesta.