Como en la poesía china, donde se coloca una imagen junto a otra para conformar una metáfora que contiene a ambas pero cuyo sentido es diverso del de las dos, así avanza The Assassin (Nie yin niang, Taiwan, 2015), de Hou Hsiao-Hsien.
La película ganadora de la Palma de Oro a Mejor Director en la última edición del Festival Internacional de Cine de Cannes, propone en un primer instante un juego entre las texturas, los colores, la luz y el encabalgamiento de imágenes oníricas o hiperrealistas, lo que arroja curiosos cuadros en movimiento que atraen al ojo como el fuego a los insectos.
No hay en el chino un término para decir “tristeza”, por lo que para referirse a ella se dibuja el ideograma “corazón” y se lo sitúa afuera de una “puerta” cerrada, con lo que el espectador obtiene un tercer ideograma por completo distinto, pero que no deja de aludir a las dos imágenes previas.
De a poco, junto con las imágenes, se delinea una historia a partir de un simulacro central: el de una muchacha, delgada y melancólica, que luego toma una espada, que después se sabe fue entrenada en un monasterio de artes marciales, por una maestra que le encarga asesinar a ciertos personajes de los círculos políticos.
La aparente fragilidad de Nie Yinniang -interpretada por Qi Shu- contrasta con el poder que tiene con el arma, lo que nos da una aproximación a sus sensaciones más que a su verdadero carácter, que es el de sobreponerse a todas las pruebas que el destino le echa encima, una vez que es tracionada por su familia en La Corte y por la familia real de Weibo.
Un personaje emparentado en espíritu con el Filoctetes de Sófocles, porque es aquél que tiene una herida que supura y no puede cerrarse, el que también posee un arma que nunca falla y es la única capaz de hacer caer los muros de la ciudad durante la guerra de Troya; una especie de sicaria divina.
Lentamente, como un pergamino que se desenvuelve o como las horas del día que avanzan, de manera natural pero sin que a partir de la mañana pueda adivinarse la noche, The Assassin describe el camino de Nie Yinniang, que un espectador habituado al veloz desenvolvimiento de las tramas de Hollywood difícilmente tendrá la paciencia para contemplar, ver crecer y cortarse como un fruto maduro.
Del género “wuxia”, de guerreros hábiles con la espada y los encantamientos, The Assassin es una película llena de influencias del teatro chino, donde lo mismo se mezclan poesía, pintura, caligrafía, baile, esgrima, acrobacia y música.
La diferencia con la ópera de Beijing -y un cierto paralelismo con Crouching Tiger, Hidden Dragon, de Ang Lee- es que el protagonista es mujer y no hombre, y es ella -la mujer enamorada- la que ostenta el poder -uno distinto del poder político-, la que enfrenta las circunstancias y en torno a la que pueden las acciones desarrollarse.
Una propuesta más que interesante que, con seguridad, deleitará a más de alguno y confundirá a más de alguno; algo que hay que ver, de cualquier modo. La asesina pasa en la Sala 4 de Cinépolis las Américas este domingo 25 a las 21:00 horas, lunes 26 a las 13:00 horas, miércoles 28 13:30 horas y en Cinépolis Centro en la Sala 4 el viernes 30 a las 14:30 horas.