Indudablemente una de las películas más esperadas de la 69 edición del Festival de Cannes era Julieta (2016), el más reciente trabajo de Pedro Almodóvar.
Éste es el quinto largometraje que ha presentado en la sección oficial del certamen francés, de donde se fue nuevamente con las manos vacías, ya que la Palma de Oro es uno de los pocos premios que hasta ahora se le han negado al cineasta manchego. La cinta pasó de puntillas por la cartelera española (algunos medios ibéricos la califican incluso como un rotundo fracaso), en buena medida por las consecuencias derivadas de la implicación de Pedro Almodóvar y su hermano Agustín en el escándalo financiero Panama papers. Pero a un par de meses de la filtración de los documentos, la cinta busca recuperar el terreno perdido en México, uno de los países en donde el realizador cuenta con una buena cantidad de seguidores.
El guion, del propio Almodóvar, está inspirado en tres relatos de Escapada, compendio de cuentos de la escritora canadiense, ganadora del Premio Nobel, Alice Munro (el libro, publicado por primera vez en 2005, está editado en español por RBA). El cineasta decidió unificar las historias completando los huecos que faltaban y trasladar las acciones desde Vancouver hasta España, debido a su reticencia a filmar en inglés y en una geografía que no reconoce como propia. Esta es la tercera ocasión en que Almodóvar adapta un texto ajeno, después de Carne trémula (1997) y La piel que habito (2011).
Julieta Arcos es una mujer madura que ha dejado atrás su pasado para iniciar una nueva vida fuera de España con su pareja. Pero la víspera de su partida recibe misteriosas noticias de su única hija Antía, quien se apartó abruptamente doce años atrás y decidió cortar de tajo toda comunicación con su angustiada madre. La sola mención de su nombre trastoca la vida de Julieta, quien empieza a recordar cada uno de los sucesos del pasado que desembocaron en la muerte de su primer amor y el posterior desencuentro con su hija.
Aunque el filme contiene varias de las características propias del autor: las mujeres que sufren como ejes del relato, el drama familiar, un entorno colorido y un buen trabajo musical. En esta ocasión encontramos a un Almodóvar más contenido, en tono frugal y sin pizca de humor, que sufre con los enormes saltos en el tiempo (transcurre entre los años ochenta y la actualidad), cuando intenta dar forma a un relato que en ocasiones ve afectada su continuidad debido a que el envejecimiento de los personajes demanda la intervención de varios actores para representarlos.
Es claro que la culpa es el detonante de las principales acciones de las protagonistas: las relaciones sexuales más intensas ocurren después de una muerte trágica, el alejamiento y la incomunicación después de un retiro espiritual, así como la postergación de la felicidad cuando se reciben noticias de la hija distante. Pero paradójicamente esa misma culpa obliga a los personajes a olvidarse por completo de sus seres queridos como un impulso imprescindible para seguir adelante.
Silencio es el título que originalmente tendría la película, pero debió cambiarse debido a que coincidía con el nombre del nuevo proyecto de Martin Scorsese. La palabra describe muy bien el tono del filme, sobrio y formal, que no carece de diálogos pero que ejemplifica el mutismo y el olvido que emplean los personajes femeninos ante los sentimientos culpables de su pasado. Julieta podría ser una obra menor de Almodóvar, pero en cambio se fortalece con un enfoque diferente, menos festivo y más serio, detalle notable en una filmografía que ya abarca veinte largometrajes. No es una reinvención plena y total, pero demuestra que el cineasta manchego aun tiene mucho que ofrecer.