Dentro del panóptico de las artes visuales de Michoacán, se encuentra aposentado Pablo Querea (1987), artista michoacano que ha desplegado un estilo muy peculiar en el arte y sus vertientes. Con reconocimientos mundiales, Pablo ha expuesto su obra en Estados Unidos, Rusia, España, Australia, Alemania, Polonia, Bielorrusia, Rumania, Japón, entre otros.
¿Cómo te llamas, dónde naciste y a qué te dedicas?
Soy Pablo Querea, crecí en Uruapan, pero mi familia y yo somos de diferentes pueblos de la Meseta Purépecha donde también pasé parte de mi infancia y juventud. Incluso, mi registro es de San Juan Parangaricutiro, donde vivieron mis abuelos después del éxodo a causa del volcán Paricutín; antes vivían en San Juan, que se quemó. Desde el 2010 me dedico de manera profesional a las artes visuales, específicamente al dibujo y la estampa.
¿Cómo fue tu primer acercamiento a la pintura?
Pues en realidad mi acercamiento a la pintura es muy reciente, si te refieres a la pintura en la totalidad de las artes visuales. Empecé a pintar de manera seria en el 2017, 2016, que empecé a trabajar con pigmentos. El acercamiento se dio porque tenía la necesidad de explorar con otros materiales; siempre estoy tratando de buscar nuevos materiales con los cuales abordar mi trabajo y decidí tomar la pintura. En realidad, ha sido bastante difícil porque yo soy un artista de la gráfica y al final el lenguaje gráfico es monocromo y eso crea una limitante visual al momento de querer pintar.
¿Y con las artes visuales?
Mi acercamiento a las artes en realidad no fue temprano como muchos otros artistas, que cuentan que se encontraron con clases de dibujo desde que eran niños y dibujan desde que eran niños. Yo siempre estuve interesado más con las humanidades ya cuando estaba en preparatoria, pero nunca estaba interesado por el arte, ni siquiera lo veía como una opción. Todavía entré a la universidad y no tenía idea de que podía incluso estudiar artes, ni siquiera sabía que existía la carrera.
Me fui a estudiar historia, en la Facultad de Historia de la Universidad Michoacana; estuve dos años. En ese transcurso fue que me empecé a acercar a la Casa de la Cultura, en Zamora tomé un curso de dibujo y fue que decidí comenzar a dedicarme a las artes, a la par de estudiar historia, pero llegó un momento en el que opté por dedicarme por completo a esto y entré a la Facultad de Bellas Artes, ya cuando yo tenía 21 años
¿Te consideras más un artista visual o un artista plástico? ¿Qué diferencias encuentras?
El concepto de artes visuales es un poco más general, parte de la disciplina de la creación visual. Me siento un poco más orillado o más identificado con las artes visuales porque no sólo soy un artista de la plástica, o de la pintura, en realidad la característica de la pintura tiene que ver con la plasticidad; característica importante de la pintura. Y en las artes visuales, las artes gráficas, que es mi especialidad, el dibujo, la estampa, las características son gráficas, que tienen que ver con la línea y el punto.
Yo trabajo con eso tipo de características más que con la plasticidad, que tiene que ver con la mancha, la textura. Aunque la gráfica podría tener algunas de esas características. Las artes plásticas se cierran un poco a la pintura.
Soy más artista visual, porque de pronto hago dibujo, grabado, puedo pintar, en algún momento he hecho algo de fotografía, también hice instalación para escenografía de obras de danza contemporánea y utilicé otros medios. Hubo colaboraciones con otros artistas de otras disciplinas como el sonido. Siento que las artes visuales engloban; es una forma de llamar a esto que hacemos más amplio que las artes plásticas.
Si te vieras en la imperiosa necesidad de definir tu estilo, ¿cuál sería y como fue el camino?
Es complicado definir un estilo, definirme a mí mismo como un estilo, sin embargo, creo que mucha gente llega a identificar mis trabajos solamente viéndolos, dicen ‘ah, este es de este fulano’, la gente que me conoce. Supongo que eso define un estilo. Tal vez dentro de ese estilo viene la técnica; casi todo lo que hago es monocromo y tiene que ver con el retrato. Ese retrato no es sobre personas específicas, más bien son retratos de la psique, que es como yo quisiera nombrarlos, porque son construcciones mentales mías, van cargados de un montón de cosas, tal vez es eso lo que los hace reconocibles. Pero nombrarle un estilo no, como tal. La técnica que siempre utilizo es el dibujo.
Llegué a ese camino con la exploración de los materiales, empecé a explorar con la gráfica: lenguaje monocromático. Comencé a trabajar con materiales monocromáticos como el lápiz y la tinta, es la forma en que reflexiono las imágenes, desde la monocromía.
Pablo Querea en su taller.
George Bataille apunta que ‘los hombres fabricaron herramientas y que las utilizaron a fin de proveer a su subsistencia’. ¿Como creador, has maniobrado e incorporado nuevos elementos?
En el arte es muy importante incorporar nuevos elementos al lenguaje artístico. Veo cada creación, cada creador, como constructor de un lenguaje. Pienso en esos creadores que son importantes en la historia de la humanidad y por qué las obras de arte son obras de arte. Lo he pensado, no sé si lo leí, o dónde lo leí, que ‘las obras de arte eran obras de arte porque incorporaban nuevos elementos en el lenguaje’. Lo leí, lo escuché o lo conversé, no estoy seguro. Las obras de arte, las verdaderas obras de arte, las grandes obras maestras, lo son porque incorporaron nuevos elementos al lenguaje, descubrieron nuevas herramientas para construir lo visual.
En ese sentido, a lo mejor estoy en esa búsqueda, pero no creo que aún lo haya logrado, o tal vez no lo puedo vislumbrar; tendría que verlo desde la perspectiva, saber si los elementos que fui descubriendo, los elementos que fui incorporando, dentro de mi propio lenguaje, le sirven a los demás en este mundo del arte. Lo que sí sé es que, para mí, el dibujo es lo más parecido, del ejemplo que doy, de cómo reflexiono las imágenes; lo más parecido es el ensayo literario, porque lo veo como un ejercicio mental.
Cada encuentro con el dibujo, en sí, por la inmediatez del mismo, te permite hacer reflexiones inmediatas, muy fluidas y libres, complejas acerca de un tema en específico, sin necesidad de construir una narrativa solamente. A partir de las líneas, los puntos, las manchas, ensuciar papel, puedes ir construyendo una serie de palabras que comuniquen algo en específico de manera muy directa; es una forma de descargar ideas de manera muy rápida en papel a partir del dibujo, por eso lo veo como una serie de ensayos. Pensar el dibujo no como un monólogo sino como una conversación con el propio dibujo, de reflexiones, donde siempre surgirán ideas nuevas y nuevos elementos para utilizar en piezas más elaboradas, más pensadas. No sé si a los demás les van a servir para que mis obras se vuelvan obras de arte, obras maestras.
Y en el terreno literario, ¿qué literatura ha permeado en tu proceso creativo?
De manera directa, ninguna obra literaria ha permeado mi trabajo. Seguramente sí hay obras que han afectado de manera fuerte mi subconsciente, pero no se me ocurre ninguna hasta la fecha. Tiene mucho tiempo que no leo literatura, novelas, sino que ensayo o, yo le llamo, ‘literatura informativa’, como historia del arte, historia universal, cosas de ese tipo, que son los temas que a mí me interesan, pero casi no leo literatura.
Uno de los libros que tal vez me influenció con esta sensación, que luego le imprimo a mis imágenes, tiene que ver con lo que yo lo llamo ‘el lado oscuro de la luna’, por decirlo de alguna forma, son libros como El extranjero, de Camus; El lobo estepario, de Herman Hesse, o Metamorfosis, de Franz Kafka. Son libros que me dejaron vulnerado de alguna manera, que creo que esa atmósfera trato de imprimírsela a mi obra. Por ahora no recuerdo otras novelas, o literatura, que hayan influenciado de manera fuerte mi trabajo. Es algo que debería tratar de ejercitar. Buscar de qué forma podría influenciar de manera directa la literatura en la construcción de mis imágenes.
Ahora mismo estoy tratando de construir imágenes de manera distinta, que no la permea porque en este momento lo que me interesa es hacer una representación no directa del otro, sino a través de mi inconsciente. Son representaciones o retratos subjetivos, construcciones mentales sin tener ningún tipo de referente solamente tratando de hacer un retrato de mi psique o la psique del otro también, tratar de representar su dolor y cómo percibo yo el dolor.
He estado muy clavado conmigo mismo y con temas tal vez ontológicos que tengan que ver las preguntas básicas del ser, de qué somos y por qué estamos aquí, etc. Entonces, les estoy tratando de dar respuesta desde ese punto. Estoy en otro proceso ahora, tratando de construir mis imágenes de otra forma. Creo que será bastante útil empezar a leer para que haya elementos de lo que estoy viviendo al momento y de lo que me estoy nutriendo, y que esos símbolos, ideas, imágenes, pictogramas, etc., estén de manera directa. Estoy en esa búsqueda.
E. M. Cioran dice que ‘todo escritor se reconoce si los pensamientos que lo ocupan son diurnos o nocturnos’. ¿Te alimentas del desaliento y el pesimismo más que de la melancolía?
De hecho, Emil Cioran es uno de mis principales referentes como escritor. Leo muchísimo a Cioran porque mi obra trata sobre el dolor, tiene ese sentimiento de melancolía, de una tristeza sosegada y permanente de la sociedad; lo que veo en el mundo es angustia, veo una sociedad angustiada por cumplir expectativas del otro siempre; angustiada del vacío, de no saber quién es y a qué pertenecer, sin importar la nacionalidad, la geografía. La sociedad está asentada sobre bases de sufrimiento.
Una de nuestras características más fuertes como seres es el sufrimiento; no podríamos distinguir la felicidad sin el sufrimiento, están ahí para completarse, pero los momentos de felicidad siempre son menores que los momentos de dolor, a menos que sea mi perspectiva.
No quisiera definirme como un pesimista, creo que hay una forma de que esto mejore, estoy tratando de aportar lo mío desde mi obra para hacer una reflexión o un cuestionamiento del porqué somos seres dolientes. En este caso sí soy un artista que se nutre del pesimismo del desaliento, de la melancolía y, principalmente, el dolor; me interesa muchísimo el dolor y hacer un retrato del dolor, por eso no son retratos de personas en específico, son retratos de la psique, que tienen que ver con el dolor y el sufrimiento.
Trato de hacer una representación de ello desde diferentes perspectivas, de diferentes ángulos, puntos de vista, abordar el dolor desde lo que yo sé hacer, que es el dibujo.
Como humanos, nos motiva la violencia, nos excita. En estos momentos Michoacán es una cocina de jornadas sangrientas, ¿qué escenario juega el estado en aspecto dentro de tu trabajo?
En algún momento era muy importante para mí el entorno violento de manera directa. Sí abordaba el tema de la violencia social; sí permeaba la situación social en mi obra. Incluso los proyectos tenían que ver directamente con la violencia que se genera en el estado e influenciaba mi trabajo. Ahora mismo no es de forma directa, sin embargo, termina influenciando inconscientemente, no la violencia en específico, tal vez el sufrimiento que ocasiona, pero no estoy concentrado en la violencia; no es un tema que ahora sea el motor de mi producción artística. La angustia es más importante todavía, la angustia que genera vivir en un país tan inestable como es México, que es consecuencia de la violencia.
Me parece más grave la falta de futuro, por ejemplo, que los individuos vivan con la incertidumbre de saber si se va a comer mañana, si podrán conseguir trabajo, si verán a su familia o si van, incluso, a seguir viviendo. La angustia de sentirse vulnerable es mucho más importante para mí, más allá de las balaceras, que al final de cuentas es esa la razón por la cual sienten esa angustia. La angustia que generan las diferentes circunstancias en el individuo contemporáneo es más importante en mi trabajo.
De acuerdo con Dostoievski, la civilización se limita a desarrollar en el hombre la variedad de las sensaciones. ¿Ese gusto por las sensaciones variadas no hará que el hombre encuentre placer en la efusión de sangre?
Es un atractivo para la humanidad buscar el estímulo de sensaciones constantemente. Todo el tiempo estamos buscando estimular nuestro cuerpo para tener diferentes sensaciones, incluso, la falta de algunas nos puede llegar a enfermar. En el libro de Un mundo feliz era obligatorio para la población tener una dosis de adrenalina, que era un medicamento que les pre-recetaban, porque si no, la gente empezaba a enloquecer. Tenían el deseo de matar o asesinar o de ser asesinados y de provocar peleas, y para mantener una armonía les daban este medicamento, así los mantenían tranquilos y en calma.
El deseo y búsqueda del miedo, de la angustia, del deseo por lo violento, por esa adrenalina de experiencia peligrosa, sentir el peligro, de provocarlo, es completamente natural, deseable. Es una situación instintiva que no se puede evitar: no ser seres violentos.
Con todo y la situación del país, ¿hacia dónde camina el arte nacional?
Es difícil llamar un ‘arte nacional’, porque hay muchos contextos y ya no hay un solo discurso como en otras épocas, y con el Internet, pues menos. Hay un montón de discursos, un montón de verdades, cada quien tiene su verdad. Esta ‘onda’ que llaman la ‘pos-verdad’. Cada quien tiene su propia identidad, sus propias circunstancias y contextos. Puedes elegir, incluso, tus contextos, y no me refiero a lo geográfico, sino con el Internet los contextos que eliges, qué horizonte cultural te construyes.
A partir de eso construyes tus discursos. Pero ya no hay un discurso nacional, eso quedó en el pasado. Lo que me intriga es saber cómo se va a contar esta diversidad. Hay mucha gente haciendo cosas interesantísimas en diferentes latitudes y que tienen relación con otras cosas que están haciendo en diferentes partes del mundo. No importa si vives en Chiapas, en Sonora, Cuernavaca, en Michoacán, Tabasco, puedes ir a Japón, Francia, Estados Unidos, Sudamérica.
La gente tiene coincidencias hoy día porque hay unas preocupaciones universales, como lo son la angustia y la incertidumbre. Además, todo se está estandarizando, los algoritmos van diciendo qué es lo que te gusta, eligen tus gustos, te los definen por la observación, es un discurso que te crea el algoritmo para que tú lo veas; es una verdad. Dentro de eso está inmerso México que le entró a la guerra globalizada. Ya no hay un discurso nacional que se pretenda ‘exportar’, más bien se apuesta por la diversidad, por la inclusión para generar propuestas vastas.
En México hay una cantidad impresionante de artistas, y artistas de buena calidad también. No sé qué vaya a suceder, me cuesta trabajo trazar alguna dirección, lo tendrán que hacer algunos historiadores del arte, pero en veinte años adelante.
¿Cómo se encuentra Michoacán ahora en ese rubro?
Michoacán no se diferencia mucho. De repente las cosas llegaban un poco atrasadas, pero a pesar de ello, hay personas en los pueblos ya con la información, gracias a las redes sociales. Pienso en el caso de Cherán; tengo amigos ahí, puedo observar sus procesos, he estado muy cerca y conozco sus obras, y cómo las han construido a partir de su propia identidad y del trabajo de lucha que están haciendo con el bosque, por ejemplo. Sí sacan algunos referentes visuales de Internet, pero es más fuerte el peso de identidad colectiva a nivel pueblo.
Eso sucede con algunos, no dudo que otros chavos estén empezando a dibujar, y estén haciendo con manga, y que quieran hacer manga o comic, y que tenga que ver con otros intereses que son más globales, de masas. Luego pensamos en Michoacán; por ejemplo, la gente que está en Morelia, dice ‘los artistas michoacanos’, y solamente hay artistas de Morelia. Los artistas de las comunidades quedan un poco en el olvido, luego empiezan a gritar como los de Cherán, y ellos sí que están presentes en el panorama artístico michoacano.
Pasa con la gente de Maravatío, de Tierra Caliente, de Zamora y de los pueblos que están antes, de Jiquilpan, claro que hay artistas para esos rumbos. ¿Dónde están? ¿Por qué no figuran en el mapa de los artistas michoacanos? Los artistas michoacanos quedan en Morelia, donde hay una diversidad de intereses particulares donde no existe una línea a exportar, a diferencia de los oaxaqueños. Hay una línea estilística, pero hay diversidad de formas.
En Michoacán se hace muchísima gráfica de muy buena calidad, hay talleres de buena calidad. Pátzcuaro, por ejemplo, podría ser nuestra meca de la gráfica si nos lo propusiéramos. Tenemos un ejemplo muy cercano que es Cherán; ellos trabajan en colectividad de forma muy cercana con sus tradiciones, con lo que ellos son, y los que estamos en Morelia no hacemos ni representamos esa colectividad, no hemos hecho el esfuerzo.
¿Qué significa Uruapan para ti y tu obra?
Uruapan para mí es un lugar idílico porque siempre lo imagino mejor de lo que es. Sé que influyó muchísimo en mi obra al principio porque empecé trabajando sobre el narcotráfico y la violencia, que era lo que sucedía en la ciudad cuando era adolescente, nada que no fuera ajeno de la situación en Morelia. Pero en Uruapan siempre fue muy constante.
No es mi origen, porque mi familia es de diferentes partes de la Meseta. Mi papá es de Paracho; mi mamá, de Aranza; la mamá de mi papá es del pueblo que se quemó, San Juan viejo. Mi origen y con lo que yo me identifico es con los purépechas; me autodefino como indígena. Uruapan ha sido solamente un lugar de tránsito. Crecí ahí, pero también crecí en la Meseta; pasé muchos de mis fines de semana en Aranza y Paracho, jugando de diferente forma, en el bosque, y con las tradiciones, las fiestas. En Uruapan fue donde me formé, porque ahí estuve en las escuelas, crecí y jugué, y eso ha sido.
Me es un poco conflictivo identificarme con Uruapan, cada vez más. Pero claro que me siento uruapense, pero de pronto sí me conflictúa un poco porque también quiero identificarme con mi origen y mis raíces, mis lazos de la tradición, lazos familiares en el pueblo. De pronto Uruapan podría estorbar en ese sentido. Creo que ha ido cambiando mucho y ya no es lo que a mí me gustaba que era: ese lugar idílico, que estaba lleno de fruta, muchas áreas verdes, los pantanos cerca del aeropuerto que ahora son fraccionamientos, canales, huertas con árboles de nísperos, guayabas, rosas, mandarinas, vainas. Jugábamos futbol y cortando fruta y comiendo fruta. Ese Uruapan idílico que me gustaba y el que recuerdo, pero ya no existe. Lo que hay es violencia y narcotráfico, pero tampoco es algo que le sea ajeno a otros espacios geográficos del país: es una realidad nacional.
¿Dónde te encuentras situado y hacia dónde apuntas?
No sé hacia dónde camino, hace mucho que no lo tengo claro. Lo único que sé es que me gusta mucho mi trabajo, que disfruto mucho dibujar, me gusta mucho pensar y pensar a través del dibujo, y eso algo que voy a seguir haciendo por muchos años más o hasta que muera. Me encuentro en el dibujo y seguiré en el dibujo. Hago experimentaciones con pintura y escultura de pronto, pero siempre vuelvo al dibujo, apunto hacia el dibujo.
No estoy buscando una perfección, a lo que socialmente se considera perfecto; estoy buscando un análisis de lo que soy, una autoexploración, a partir del dibujo, una reflexión de mi día a día a partir del dibujo. Sé que no he logrado muchas cosas de lo que me he propuesto, tal vez en algún momento me sienta satisfecho con mi obra, aún no, todavía puede ser mejor y quiero que sea mejor. No sé cuántos años pasen, tal vez 50, para que la obra tenga el nivel que me gustaría ver en ella.
¿Se abona a la reconstrucción del tejido social a través del arte?
Es a lo único que le tengo esperanza, a la cultura. La cultura es parte importante de la educación para sensibilizar a las personas y tener un mundo más empático. Es importante la reconstrucción del tejido social a partir de la educación y de la cultura.
¿Podrías mencionar propuestas que te resulten interesantes?
De los artistas destacados hay una diversidad enorme, creo que en este momento es más difícil hacer una lista de quiénes son los buenos o destacados. En Michoacán hay una gran cantidad de personas haciendo incidencia en diferentes espacios y desde diferentes frentes, ya sea montando talleres independientes o en talleres del estado, como el Centro Cultural Antiguo Colegio Jesuita en Pátzcuaro, que a cargo de Raúl Calderón ha levantado bastante su nivel y organización; también veo publicaciones de revistas como la ‘FANG’ que es una iniciativa desde Uruapan y es un ‘boom’, además del montón de esfuerzos hechos por la banda’ fanzinera’.
De nuevo, repito, creo que sería difícil y hasta injusto mencionar nombres porque cada día hay más gente joven y no tan joven proponiendo en la cultura a un gran nivel, lo que sigue inconsciente o incluso nulo, es el mercado y eso orilla a muchos a desistir en sus proyectos. Pero yo me mantengo optimista por la calidad de los proyectos y la persistencia.
¿En qué proyecto estás trabajando ahora?
Estoy cerrando un proyecto de dibujo; hice 120 dibujos para una exposición en la Ciudad de México. Estoy haciendo unos proyectos de litografía en el exColegio Jesuita, en Pátzcuaro, y resolviendo algunas problemáticas que hay en el taller para que todo quede funcionando bien, eso a nivel técnico. Estamos trabajando ahí en el Jesuita, yo lo estoy coordinando, sobre el 77 aniversario del volcán Paricutín y parece que se va a hacer con artistas de todo el país. Queremos que sea con artistas consagrados y con artistas jóvenes, es la intención.
Estoy preparando una exposición que tengo en la ciudad de Morelia, que tengo muchos años que no expongo ahí, pero tengo el interés de volver a exhibir ahí, pero todavía no está claro, y en octubre tengo una exposición en el Cervantino, voy a inaugurarlo en la galería de la ciudad. Tengo otras propuestas que aún no concreto y estoy trabajando en unas obras de gran formato para mis exposiciones del 2020.
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